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Países como Australia han legalizado el uso de sustancias psicodélicas para tratar la depresión y el trastorno postraumático. Canada, Estados Unidos, e Israel también han comenzado a realizar ensayos clínicos con alucinógenos. Foto: Marco Allegretti. Unsplash. 

La psilocibina, el extasis y el LSD muestran resultados prometedores para el tratamiento de síntomas y patologías relacionadas con la salud mental, pero su uso en Colombia aún debe enfrentar el tabú.

Diez años después de que Albert Hofmann descubriera el LSD, surgió el pico de la investigación de las sustancias psicodélicas. Entre los años 1950 y 1965, la droga llamada coloquialmente “ácido”, y denominada “el próximo gran avance” en psiquiatría, se le prescribió a más de 40 mil personas con trastornos, desde depresión hasta niños con autismo. 

La investigación se detuvo abruptamente alrededor de 1960. Pero para entonces, el uso de la sustancia se había extendido de las universidades a la calle, donde varios pioneros del ácido lisérgico o LSD, como el doctor Timothy Leary, difundían la noticia y alentaban su consumo a la contracultura hippie. La sustancia se convirtió en la droga recreativa de moda y sinónimo de actividades contraculturales y abuso de sustancias, manchando la imagen “terapéutica” de estas.

Gracias al ascenso de Richard Nixon en 1969 y el comienzo de la “guerra contra las drogas”, las sustancias psicodélicas se convirtieron en ilícitas. Sin embargo, en los últimos años, han tenido un renacimiento médico y cultural, pasando de liderar las listas de sustancias ilegales de la mayoría de los países del mundo a revolucionar la neurociencia.

Parece ser que no solo las leyes y la ciencia están intentando cambiar su enfoque alrededor de los psicodélicos, sino la cultura misma; la cual se está alejando del estigma de las drogas y transita hacia un reconocimiento del potencial que pueden llegar a tener para el tratamiento de síntomas y trastornos mentales como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.

Para Paula Bustamante, médica psiquiatra de la ciudad de Medellín, quien se ha dedicado a estudiar alucinógenos y hace poco terminó un diplomado en salud mental y psicodélicos con la Universidad de Antioquia y la Fundación Conciencia Viva, a pesar de tener muchos adelantos a nivel farmacológico, “nos estamos quedando cortos para resolver muchas situaciones y patologías a nivel de salud mental. Además, existe un gran número de personas que no responden a los tratamientos convencionales, lo que conlleva a la necesidad de buscar diferentes alternativas”.

El psicólogo y autor norteamericano Timothy Leary fue un activista del uso de sustancias psicodélicas. A pesar de sus muchas batallas legales llegó a ser reconocido como un “Héroe de la conciencia estadounidense”. Foto: Reality Sandwich.

La psiquiatra afirma que hay estudios muy prometedores respecto al tratamiento de la adicción al tabaco y el alcohol, la depresión, el trastorno depresivo resistente al tratamiento farmacológico convencional y el trastorno de estrés postraumático utilizando sustancias como el LSD, MDMA, psilocibina e incluso la ketamina. Sin embargo, los estudios con psilocibina han avanzado mucho más rápido que los de otras sustancias.

La psilocibina es una sustancia química con propiedades alucinógenas que se encuentra en ciertos tipos de hongos. Al consumirse, puede causar cambios intensos en el estado de ánimo, alucinaciones visuales y auditivas y una gran distorsión del tiempo que puede durar hasta 8 horas. 

Roland Griffiths, profesor del Departamento de Psiquiatría y Neurociencias de la escuela de medicina de la Universidad de Johns Hopkins, es uno de los pioneros del estudio de psicodélicos en dosis altas. Griffiths comenzó a trabajar en el año 2000, y tras casi 20 años de investigación, ha logrado comprobar que la psilocibina alivia los síntomas del trastorno depresivo en adultos durante al menos un año. El estudio es uno de los miles que se han realizado a nivel mundial, con reportes de más de 27.000 artículos científicos sobre los alucinógenos y casi 2.000 enfocados solamente en la psilocibina. 

Lo mismo dice el periodista, escritor y profesor de Harvard y Berkeley, Michael Pollan, quien se ha convertido en uno de los principales voceros del uso de los alucinógenos para fines medicinales. El autor relata en un episodio de la National Public Radio de los Estados Unidos (NPR), que su curiosidad hacia las plantas psicoactivas lo llevó a embarcarse en un proceso de investigación de casi dos años donde se sometió a terapias con LSD y psilocibina. Como resultado, público el libro, How to Change your Mind en 2018, en el que recopila su experiencia personal con las drogas y examina la historia de estas sustancias y sus posibles usos terapéuticos en el mundo actual. El libro ha tenido tanta popularidad que se estrenó bajo el formato de una serie de Netflix en 2022. 

El país está bastante atrasado respecto al uso de las drogas alucinógenas en contextos terapéuticos. Existe un prejuicio enorme alrededor de estos.

¿Cómo funcionan las terapias psicodélicas?

La psiquiatra Paula Bustamante explica que antes de realizar una terapia acompañada de estas sustancias, el paciente debe pasar por una fase de preparación en el que acceda a una psicoterapia, se evalúen las herramientas que tenga y se revisen sus antecedentes médicos. Luego el paciente consume la sustancia en un espacio seguro, muchas veces mientras escucha cierto tipo de música y con antifaz, para ayudar a que la experiencia sea totalmente interna. “Las experiencias con psilocibina no son sencillas, y se debe estar en un ambiente seguro y con el acompañamiento de terapeutas”, dice Bustamante. También explica que el beneficio real de estas experiencias va más allá del “viaje” psicodélico. “El proceso posterior de integración es lo que realmente llega a ser terapéutico”, señala. Es en esta etapa donde el paciente es capaz de cuestionarse, evaluar y describir todo lo que vivió durante su experiencia para cambiar patrones emocionales y de comportamiento. 

Gustavo Perdomo, médico psiquiatra y profesor de la Universidad de los Andes, agrega que las terapias con psilocibina no se tratan de algo recreativo ni de distracción. “La idea es que sea un acompañamiento psicoterapéutico con un médico psiquiatra o psicólogo entrenado en terapia con estas sustancias», afirma.

 

Depresión, estrés postraumático y diferentes tipos de adicciones podrían encontrar en el uso de psicodélicos una prometedora alternativa terapéutica. Foto: Engyn Aykurt. Unsplash.

Sustancias en Colombia

A pesar de los avances a nivel mundial, Colombia es un país donde drogas tales como la psilocibina, el MDMA y el LSD son ilegales. “Esto es una barrera grandísima para los académicos que queremos avanzar nuestros estudios con psicodélicos y terapia asistida”, expresa Gustavo Perdomo.

La psicóloga de la Universidad del Bosque, terapeuta de medicina ancestral y fundadora de la ONG Anowuta, Victoria Cubillos, explica que el país está bastante atrasado respecto al posible uso de las drogas alucinógenas en contextos terapéuticos. “Las personas se escandalizan solo al mencionar los psicodélicos, porque existe un prejuicio enorme alrededor de estos”. 

Sustancias como el cannabis fueron reguladas para uso médico y terapéutico hace menos de 10 años, pero no ha sido un proceso fácil. El pasado mes de junio se hundió la reforma que buscaba la legalización del cannabis recreativo y desde ya se advierte que el camino para que estas sustancias se consideren completamente legales en nuestro país será largo. 

Drogas que no son para todos

El interés en estas medicinas alternativas ha crecido exponencialmente. Sin embargo, al ser sustancias que están todavía siendo estudiadas, los expertos recomiendan que se consuman con precaución. Los efectos de la psilocibina varían entre personas de acuerdo a su estado mental y personalidad. Igualmente el entorno donde se encuentren afecta el impacto de la sustancia.

La doctora Bustamante advierte que personas con patologías tales como la psicosis, la esquizofrenia o el trastorno bipolar no deberían someterse a este tipo de medicamentos por ser sustancias “que podrían llegar a despertar síntomas psicóticos”. Además, aconseja que personas con antecedentes o con familiares de primer grado con este tipo de enfermedades mentales deben abstenerse de la terapia con psicodélicos.

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Luisa Maestre

Narradora digital con opción en psicología y periodismo de la Universidad de los Andes.