Foto: Brooke Cagle. Unsplash.
La educación incrementa la productividad de las personas al aumentar sus habilidades y capacidad económicamente productiva. Invertir en educación, clave para la movilidad social.
En el mundo de hoy la competitividad de una economía depende mucho del progreso tecnológico. También sabemos por información y estudios recientes en algunos países, tanto de ingresos altos como de ingresos medios, que la innovación es cada vez más difícil y el ritmo del crecimiento se está desacelerando. En consecuencia, hay un nuevo reto en identificar cuáles son las condiciones que son más efectivas para apoyar la innovación.
Para encontrar tales condiciones creo que hay que mirar la investigación sobre el logro de estatus ocupacional iniciada por sociólogos hace casi un siglo y que sentó las bases para estudiar la movilidad social intergeneracional. Estos estudios analizan cómo los antecedentes familiares de un individuo, incluida la educación de los padres, se relacionan con su nivel educativo y laboral, y sus ingresos. El principal hallazgo muestra que el estatus de un individuo se origina en la educación, la ocupación y los ingresos de sus padres. Al mismo tiempo, el ingreso del individuo también se explica por su propio nivel de educación y estatus ocupacional. Por otro lado, también durante más de ocho décadas, los economistas que estudian la teoría del capital humano enfatizan cómo la educación se correlaciona con los ingresos y concluyen que la educación aumenta la productividad de las personas al aumentar las habilidades de la capacidad humana que es económicamente productiva. Esto se puede lograr invirtiendo en la educación de las personas.
El modelo básico de la investigación sobre el logro del estatus, en esencia, describe el proceso por el cual el estatus familiar y la educación influyen en el estatus ocupacional del individuo y sus ingresos a través del logro educativo. Sistemáticamente los resultados muestran que la educación tiene una influencia positiva significativa en el proceso de obtención del logro ocupacional y de ingresos.
Hoy existe acuerdo en que la educación, independientemente de la habilidad innata, se relaciona con la innovación/tecnología y contribuye a la productividad y al crecimiento económico. Un elemento clave en este proceso es que la educación es importante para adoptar la tecnología que produce innovación. La educación de los padres y la educación de una persona afectan su productividad, directa o indirectamente. En consecuencia, los formuladores de políticas de los países que desean seguir siendo competitivos en la economía globalizada deben asegurarse de que el sistema educativo tenga esto en cuenta y respalden la obtención de indicadores cuantitativos (matrículas) y cualitativos, por ejemplo, el número de doctores (PhD) graduados.
En el caso de Colombia, donde el hecho de que la educación de los padres, la propia educación y la capacidad innata cuenta, pero donde no todas las personas capaces tienen un acceso a la educación, estamos restringiendo las posibilidades de desarrollo del país. Por eso se debe garantizar que todos comiencen con los pasos correctos desde la educación inicial y avancen a través de los ciclos educativos de acuerdo con sus capacidades, independientemente de sus niveles de ingreso. Para hacer esto, se tienen que igualar las oportunidades para que los individuos, sus familias y las comunidades se beneficien. Algunos países lo han hecho. En una generación, pudieron romper el ciclo padre-hijo en términos de acceso a una educación de calidad y acceso a la educación superior.
Hoy existe acuerdo en que la educación, independientemente de la habilidad innata, se relaciona con la innovación/tecnología y contribuye a la productividad y al crecimiento económico.
Estudios indican que los subsidios a la investigación y desarrollo, una política típica de apoyo a la tecnología/innovación, tiene un fuerte impacto en el corto plazo, pero su efecto tiende a disminuir en el largo plazo, mientras que los subsidios a la educación tienen un efecto más fuerte en la tecnología/innovación a largo plazo. Por esto una manera inteligente de contribuir a estos desarrollos, y un desafío real para Colombia, es cómo apoyar a los estudiantes que tendrán una mejor posibilidad de culminar con éxito programas de educación superior, y más específicamente de doctorados (PhD) en el desarrollo de tecnología/innovación. La literatura parece indicar que ampliar el acceso a las habilidades básicas, mejorar la calidad de la educación e invertir en universidades puede ser la solución. Estas políticas ayudan a las personas que de todos modos habrían sido innovadores a tener más éxito, y permite que las personas creativas que de otro modo no se habrían convertido en inventores alcancen su potencial, ampliando la fuente de talento.
Colombia podría contribuir a mejorar la tecnología/innovación de varias maneras: emulando los programas exitosos que aumentan el acceso a la educación superior con proyectos de préstamos para estudiantes de familias de bajos ingresos para que puedan asistir a la educación superior en instituciones certificadas; mejorando la capacidad de investigación a nivel universitario; o invirtiendo en tecnología altamente sofisticada para fortalecer la investigación en las universidades. Ninguna de estas tres políticas parecen ser parte de los proyectos de la Administración del Presidente Petro. Otra pérdida de oportunidad.
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Eduardo Vélez Bustillo
Profesor Visitante en Peking University, en China, y en Kobe University, en Japón.