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Paulina Mallarino, la identidad colombiana como motivo artesanal. Foto: Revista Axxis.

Evocación de una mujer cuya sensible mirada revolucionó el diseño artesanal contemporáneo en Colombia.

Conocí a Poli en París hace casi 30 años gracias a un amigo en común, Dicky O’Connell. Yo estaba empezando a trabajar en la ciudad luz y ella la visitaba con frecuencia. París era para Poli una segunda casa que disfrutaba a plenitud en su lindísimo apartamento en el Marais. 

Hicimos click de inmediato. Cuando venía a Colombia de visita a Barranquilla o Bogotá, yo hacía todo lo posible por verla, su compañía me daba muchísima satisfacción. Era mayor que yo, pero eran tan potentes nuestras afinidades que era como si fuéramos contemporáneas. Poli era colombiana hasta la médula, entusiasta, defensora de nuestras raíces, de nuestro potencial como país diverso, de nuestras artes y cultura, pero también podía confundirse con una parisina en París por su estilo minimalista y muy natural.

Al tiempo que empecé a trabajar en la casa Dior en el año 2000, Poli inició el proyecto de la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, una escuela que forma artesanos en oficios tradicionales, para la producción de objetos de alta calidad.

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La arquitecta y diseñadora francesa Charlotte Perriand (1903-1996) trabajó junto a Le Corbusier, Jean Prouve y otros genios del diseño industrial del siglo XX. Es la creadora muebles únicos como la Chaise longue (en la foto) y la librería nuage.

El proyecto, que contó con el generoso auspicio de la Fundación Santo Domingo, tuvo como objeto darle valor, calidad y orgullo a los artículos de los artesanos colombianos. Allí se pulieron y crecieron formidables artesanos de todas nuestras regiones. La escuela era en esa época una casa muy pequeña en el centro de Bogotá; la última vez que la visité era ya un conjunto de casas que abarca toda la cuadra y alberga todo tipo de labores. Una fantástica iniciativa de Poli, a quien cuando visitaba me explicaba con paciencia y brillo en los ojos cada especialidad. Para mí fue un aprendizaje incomparable que me ha servido para la vida, me contagió su pasión por la artesanía. Con ella entendí la razón y el origen de muchos de los trabajos de nuestros maestros y artesanos, pero sobre todo, comprendí lo que es el arte de enseñar, de transmitir.  

En el área de la marroquinería conocí a artesanos egresados de la Escuela que tuvieron impensables oportunidades en Europa para trabajar con casas de lujo. 

Poli era la elegancia suprema, su manera de ser, su manera de vestir, su manera de vivir eran inigualables. Qué fortuna la que tuve de haberla conocido por tantos años y qué falta me va a hacer mi querida y admirada amiga grande que entendía, como nadie, el valor de las artesanías colombianas. 

Te llevo en mi corazón siempre..

El legado de una creadora audaz 

Paulina Mallarino, conocida como ‘Poli’, dejó un profundo impacto en el diseño artesanal contemporáneo de Colombia. Su audacia al entablar un diálogo entre la arqueología de los oficios y la funcionalidad del diseño ha dejado un valioso legado. Mallarino lideró proyectos como Deimos Arte y la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo, trabajando incansablemente para preservar el patrimonio artesanal del país. Su partida es lamentada por el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, Deimos Arte y diversas entidades del arte, destacando la importancia de su contribución al enriquecimiento cultural y artístico de Colombia.

Sobre su labor estética, recordaba en vida: “Mirando hacia el pasado pienso que poco se puede planear. Nuestros estudios fueron de diseño interior, sin embargo, una vez fundado Deimos en el año 1973, lentamente nos empezaron a inquietar otros temas: diseño de muebles y objetos e investigación de materiales artesanales. Asimismo, la exploración de toda la riqueza que ofrece nuestro país, que sin desvirtuar lo existente, había que conservarlo. Esto nos abrió la puerta a más posibilidades, otros usos y la opción de brindar más trabajo y sentirnos orgullosos de nuestra mano de obra. Este es, quizás, el legado más importante que deja Deimos. Gracias a todos los artistas que han venido participando en nuestras exposiciones durante todos estos años y a los diseñadores y arquitectos que han confiado en este proyecto”. 

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Carolina Ruiseco

56 años Barranquillera. Ingeniera Industrial, vive en París desde 1992. Trabaja en mercadeo para el sector de lujo y moda con casas como Christian Dior y Loewe, y en la actualidad asesora marcas de Artesanías en el país.