La periodista bogotana María Elvira Samper hace en su nuevo libro una revisión de cuatro décadas de lucha contra las drogas en nuestro país.
“¿Podrá el nuevo gobierno desmarcarse de la política antidrogas de los Estados Unidos?”: María Elvira Samper
Contexto dialogó con la experimentada periodista bogotana a propósito de la presentación de su libro: “Extradición. De Lehder y Los Rodríguez a Otoniel. Cuarenta años de ‘guerra contra las drogas’”.
La “guerra contra las drogas” impulsada por Estados Unidos desde 1971 ha dejado consecuencias nefastas para Colombia: magnicidios, sangre a borbotones, corrupción en todos los niveles, surgimiento de la “cultura mafiosa”. El tráfico ilegal de drogas es combatido por distintos mecanismos, como la extradición, que sigue generando agudas polémicas. La periodista María Elvira Samper hace un exhaustivo recorrido por el tema en su último libro, publicado por Editorial Planeta y prologado por la académica Sandra Borda, que va desde la puesta en funcionamiento de la medida, hasta la discutida extradición de alias Otoniel, líder del criminal Clan del Golfo.
El punto de quiebre en esta política fue el asesinato de Rodrigo Lara en 1984. Había una negociación por debajo de la mesa entre Belisario Betancur y el Cartel de Medellín. Pero el asesinato del Ministro, autoría de Pablo Escobar, hizo inviable cualquier acuerdo. La extradición se puso en marcha y en los años siguientes la violencia aumentó: los atentados, secuestros, asesinatos de líderes, fueron pan de cada día.
Entrado el nuevo siglo, los jefes paramilitares, después de su desmovilización, se sintieron traicionados por Álvaro Uribe, quien ordenó su extradición. Juan Manuel Santos le garantizó a las Farc, después de firmado el Acuerdo de Paz, que no los extraditaría. La “exportación” de alias Otoniel generó serios cuestionamientos en la opinión pública, ¿qué verdades se fueron con él? Todo esto y mucho más nos lo relata María Elvira Samper en su libro, y lo hace con maestría narrativa y periodística: la amarga historia de Colombia que cuenta nos atrapa desde el principio.
Juan Sebastián Lozano: ¿Cómo ve el sometimiento de nuestra política sobre las drogas a la de los Estados Unidos?
María Elvira Samper: El problema son las relaciones asimétricas con los Estados Unidos. Nosotros hemos sido siempre los aliados estratégicos, especiales; por ejemplo, cuando hubo la primera oleada de gobiernos de izquierda en América Latina, fuimos sus aliados y nos inscribimos en el paradigma de la política prohibicionista del país del norte. Se asumieron sus convenciones antidrogas desde 1971. En la de 1998 ya se habló del lavado de activos. En la de 2006 ya se habló del daño de la salud pública, pero estamos siempre dentro de ese paradigma de ellos. Entonces, salirnos de él… pues el presidente Petro dice que hay que salirse. La pregunta es, ¿podemos solos?
J.S.L.: ¿Qué balance hace de la extradición en Colombia?
M.E.S.: El día de la presentación de mi libro, el general Naranjo dijo que la extradición en algunos casos ha servido para obtener valiosas verdades. A Estados Unidos lo que le importa es el narcotráfico, pero con los sistemas de colaboración se han obtenido verdades. La pregunta es qué se hace aquí con ellas. Él dice que están más seguros allá para hablar, se rompen las cadenas de mando. También por la corrupción del Inpec, por la posibilidad de que desde aquí sigan delinquiendo. Pienso que no hay verdades absolutas alrededor de la figura, que hay que mirarla en sus contextos. Creo también que, por ejemplo, en el caso de las Farc, hay que garantizar los derechos de las víctimas, pero simultáneamente hay que garantizar la seguridad jurídica de los jefes del secretariado que están pedidos en extradición, porque no se desmovilizaron para terminar en una cárcel de Estados Unidos.
Estoy de acuerdo, la extradición ha dejado un reguero de muertos, toda la oleada de violencia desatada por el cartel de Medellín para tratar de arrodillar al Estado y a la sociedad. Los secuestros, las bombas, la más escandalosa, la del avión de Avianca. Hay que mirar la figura de la extradición con beneficio de inventario, depende del contexto en cada gobierno.
La extradición, que fue concebida como un mecanismo de colaboración judicial, se ha convertido más bien en un mecanismo de carácter político, desde las distintas esquinas.
¿Álvaro Uribe traicionó a los paramilitares al extraditarlos?
Los gobiernos utilizan también la extradición por conveniencia, para exportar verdades incómodas. Cuando lo extraditaron, a Jorge 40 se le oyó decir que los traicionaron, ese ha sido el discurso de todos ellos: que cuando iban a empezar a destapar todas esas relaciones de los aliados de Uribe, de empresarios, de miembros de la fuerza pública, los “exportaron”. El gobierno decía que hay mecanismos de colaboración y se garantizarían. Esos mecanismos de colaboración quedaron un poco en el papel. Acuérdese que mientras estaban presos, Mancuso y Don Berna dijeron, en un momento dado, que suspendían su participación en las audiencias porque no tenían tiempo. Que ellos tenían más o menos una hora a la semana y que lo que les interesaba era reunirse con sus abogados de defensa. Eso es cierto, pero de todas maneras el general Naranjo dice que dijeron verdades, la pregunta es qué se hizo con esas verdades en Colombia y si las investigaciones siguieron o los procesos se frenaron. Algo dijeron, no se dijo toda la verdad, pero se dijo mucho. Ahora bien, ellos se sintieron traicionados, y a través de la lectura de todo lo que encontré, de lo que se cuadró por debajo de la mesa, hay razones para creerles.
¿Y el asunto de Duque y Otoniel?
Otoniel también empieza a declarar y ahí compromete a miembros de la fuerza pública. Deja una lista como de sesenta y tres personas, de funcionarios, exfuncionarios, generales, etc. Lo extraditaron con la teoría de que garantizan que allá dirá sus verdades, vaya uno a saber si esos mecanismos de colaboración se van a mantener o no, y si van a servir para algo. También uno se pregunta si Otoniel en una cárcel colombiana tendría garantías jurídicas, y garantías de que no lo maten. Los cómplices de él, algunos de ellos en la cárcel, es posible que planearan matarlo, y con el asesinato de los capos se van muchas cosas. Entonces, por eso digo que creo que no hay verdades rotundas alrededor de esto. Eso sí, la extradición que fue concebida como un mecanismo de colaboración judicial se ha convertido más bien en un mecanismo de carácter político, desde las distintas esquinas.
¿Cree que la política antidrogas de Estados Unidos tiene más motivaciones morales o económicas?
Inicialmente, usted lo ve por el lado de Nixon cuando la declara, hay una moralina detrás de eso. También hay racismo. Hoy en día las cárceles están llenas de hispanos y afroamericanos. Pero hay algo de moralina en todo esto, acuérdese lo que fue el prohibicionismo del alcohol y la violencia que desató. Cómo vamos a salir de eso, yo no sé, porque no es lo mismo la marihuana que la cocaína y la heroína. El presidente Petro quiere plantear un nuevo enfoque. Hubo presidentes que después de sus gobiernos hablaron del tema. Gaviria y Santos, están en la pedaleada de que hay que mirar el problema con un punto de vista más amplio e integral: de que el consumo problemático es asunto de salud pública y hay un consumo recreativo, que no hace a la persona disfuncional.
Yo creo que aquí nos hemos enfocado básicamente en los cultivadores que son el eslabón más débil, pero la interdicción de insumos, la inteligencia financiera, esos son los eslabones más fuertes que hay que atacar. Ahora bien, que nosotros podamos dar pasos hacia la regularización o la legalización de la cocaína sí me parece más voluntarismo que otra cosa, es imposible que podamos hacerlo solos.
Portada del libro de Samper, publicado por Planeta.
El presidente Gustavo Petro propuso cambios en el tema de la extradición. No “exportaría” a los narcotraficantes que se entreguen a la justicia y no reincidan. ¿Qué piensa del tema?
Me parece que está bien enfocado. Aquí a todo el mundo se le paran los pelos, pero pues vimos en la negociación con las autodefensas que el garrote y zanahoria era la extradición. En la negociación con las Farc, el garrote y zanahoria para llegar a la firma del acuerdo era la extradición. En la del M19 no. Inclusive en la de las autodefensas nunca se pidió que dijeran dónde estaban las rutas, les pidieron que dijeran la verdad y confesaran los delitos, pero no lo del narcotráfico. En cambio, a las Farc sí les dijeron tienen que entregar rutas y demás, aunque ellos nunca aceptaron ser narcotraficantes y ser tratados como cartel. Ellos dijeron que el narcotráfico había sido funcional a la lucha, más o menos, y el gobierno aceptó que sea un delito conexo. Después Duque no. El conflicto armado se degradó, se aceleró y se prolongó por el narcotráfico, sin eso no hubiera sido posible; los paramilitares traficaron, en las Farc había frentes claramente narcotraficantes, y en el ELN también los hay. Entonces yo creo que en la propuesta de Petro no hay nada nuevo, pero tal como está, esto es apenas el comienzo. Me parece que hay mucho de voluntarismo, que faltan hervores y que faltan concretar muchas cosas todavía.
Querido lector: nuestros contenidos son gratuitos, libres de publicidad y cookies. ¿Te gusta lo que lees? Apoya a Contexto y compártelos en redes sociales.
Juan Sebastián Lozano
Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.