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Rudolf Hommes, exministro de Hacienda y agudo analista de la vida nacional. Foto: Semana.

“Petro busca una utopía sin crecimiento económico y somete todo a la igualdad y al medio ambiente”: Rudolf Hommes

por | Ene 24, 2023

Un diálogo con el exministro de Hacienda en el que le toma el pulso a las movidas políticas y económicas del nuevo gobierno.

A propósito de la actual coyuntura política y económica del país, Contexto dialogó con el exministro de Hacienda Rudolf Hommes, quien nos entrega su diagnóstico personal sobre el gobierno del presidente Gustavo Petro, a cinco meses de estar en el poder. Paz total, populismo, economía, educación, cambio climático y transición energética son algunos de los temas que descollan en esta entrevista exclusiva para nuestros lectores.

Redacción Contexto: Usted votó por Petro. Aunque sólo lleva cinco meses como Presidente, es suficiente para identificar el talante de su gobierno. ¿Cómo lo ve?

Rudolf Hommes: Desde que la clase dirigente colombiana escogió a Duque desdeñando a otros candidatos mucho mejor preparados para hacer un buen gobierno percibí que el sistema tradicional de selección de candidatos no es el que más conviene. Es excesivamente elitista y le arrebata al pueblo desde un comienzo el derecho a escoger. En 2022, viendo que íbamos por el mismo camino, resolví declarar públicamente que votaría a favor de la candidatura de Gustavo Petro. Su victoria en esas elecciones ofrecía una posibilidad de avanzar hacia una Colombia más dinámica, con un gobierno socialdemócrata, gente nueva y relativa libertad de acción. Cinco meses después de esa elección creo que esa oportunidad no se ha perdido, pero temo que la agenda de cambio del Presidente busca una utopía que prescinde del crecimiento y subordina todo a la igualdad y a la situación ambiental. Son objetivos difícilmente cuestionables pero se prestan como pretextos morales para obligarnos a “vivir bien” y a un futuro que quizás no compartimos. No veo a Petro interesado en crecimiento o progreso económico. Por el contrario, es posible que se oponga a ellos y a la vida urbana. Petro se aproxima más a populistas como Perón o Getulio Vargas, que a un Felipe González o al mismo Lula que son socialdemócratas. Puedo estar equivocado y por eso considero que debemos suspender por unos pocos meses más la incredulidad. Pero ese tiempo y el que ya ha transcurrido del gobierno pueden ser perdidos. Duque también llegó a imponer sus caprichos y dejó perder el primer año de gobierno sin conseguirlo. 

R.C.: Un grave problema del país es la violencia. La paz total es una versión maximalista de la paz y al ser muy difícil de alcanzar puede traer más frustración. El delegado de Human Rights Watch dijo que hasta ahora no se ve método ni política de seguridad para reducir la violencia. ¿Está de acuerdo?

R.H.: La experiencia adquirida con el Acuerdo de Paz con las Farc lo lleva a uno a pensar que la única forma de ponerle fin a la violencia en Colombia es que todos los protagonistas finalmente sean derrotados por el gobierno o se convenzan de que tienen que renunciar a la violencia. La paz total podría tener este objetivo, pero no parece que va a alcanzarlo. Haber dado por hecho que para obtener acuerdos bilaterales de cese al fuego con todos los grupos armados era suficiente que el gobierno los decretara ha demostrado ser un error inexplicable. Ahora tiene que rogarles a algunos de ellos que cesen el fuego, como está sucediendo con el ELN. No hay forma de asegurar que algunos de esos grupos cumplan con el cese al fuego y no lo utilicen para avanzar en sus objetivos ilícitos. Y se está observando un mayor desgobierno en los territorios donde ellos operan. No parece posible tener al mismo tiempo un cese al fuego con un grupo criminal y conservar la capacidad de controlar sus actividades. criminales. Además, habilitar negociadores de los grupos criminales ha tropezado con obstáculos legales que pueden ser insalvables. 

La agenda del gobierno parece concentrada en la paz total y el cambio climático. ¿Cómo analiza el abordaje que el Gobierno le da a este último tema?

El cambio climático es un problema real y no se puede desconocer que el gobierno está obligado a tomar medidas para contribuir a la solución. Pero lo que Colombia puede aportar tomando decisiones ejemplares no va a tener un impacto mundial significativo y si puede hacer mucho daño si se procede como se está anunciando, sin tener sustitutos para el petróleo ni soluciones sociales para la población afectada. La suspensión de la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas no tiene sentido si no se han encontrado y establecido otras exportaciones y sin contar con energías renovables sustitutivas.  

No se le oye al gobierno hablar de crecimiento de la economía cuando este es un factor determinante para bajar la pobreza que es un problema muy serio. ¿Por qué?

A mí me parece extraño que al comenzar un año en el que se anuncia que la tasa de crecimiento de la economía pasa de 8 a 1.3 %, o menos, el gobierno no parezca preocupado por las consecuencias de esa desaceleración brutal. En un país pobre no crecer durante un año y crecer modestamente en los años siguientes puede causarle un daño permanente a la población de menores ingresos y a la economía. ¿Cómo va a manejar el gobierno el desempleo, la informalidad, el desencanto y el descontento que esto provoca? 

El cambio climático es un problema real y no se puede desconocer que el gobierno está obligado a tomar medidas para contribuir a la solución. Pero lo que Colombia puede aportar tomando decisiones ejemplares no va a tener un impacto mundial significativo y si puede hacer mucho daño.

El capitalismo parece haber triunfado, pero para que no se desboque hay que regularlo con tino. Si la izquierda lo ha entendido, es debatible. Mientras, se sigue culpando al “neoliberalismo” de todo lo malo que pasa en el mundo, pero no plantean opciones que funcionen. Todo lo que se le ha opuesto al capitalismo ha fracasado y lo del “Socialismo del siglo XXI” es un  experimento totalmente fallido. ¿Qué decirles a quienes siguen anclados en el pasado ideológico?

El capitalismo no ha triunfado y donde ha tenido éxito sostenible no lo ha hecho a solas, Los gobiernos se han visto obligados a crear instituciones socialdemocráticas que han servido para amortiguar los efectos de las “correcciones” que impone el mercado. Esta convivencia entre capitalismo y socialdemocracia ha permitido que la riqueza y el bienestar hayan aumentado en muchos países durante períodos bastante extensos. Pero esas condiciones favorables se  han venido extinguiendo en las últimas décadas porque las poblaciones han perdido de vista su importancia y sus beneficios. Desde la derecha les atribuyen a los aspectos socialdemócratas de las políticas económicas la responsabilidad por la desaceleración de las economías y buscan desmontar las políticas de protección social. Desde la izquierda se pretende estatizar actividades privadas o ponerlas bajo administración oficial. Ambas corrientes son culpables de hacer que la gallina de los huevos de oro deje de ponerlos. Así se ha venido menoscabando lo que hizo posible el mayor salto adelante prolongado de la economía mundial en la historia  

Los anuncios del gobierno de trenes elevados, de que las vías 4G son sólo para ricos y otros del mismo estilo, ¿son parte de un  plan deliberado para generar discusiones o es que el Presidente improvisa y no hay un plan de gobierno preciso, a pesar de su largo recorrido político?

Yo no le he encontrado una explicación satisfactoria a esta manera de proceder. Sí percibo que genera incertidumbre y desconfianza, le resta seriedad al gobierno, e indudablemente ha contribuido a una aceleración de la devaluación. Pero sigo con la sensación de que lo que está detrás es ir creando respaldo para meter a la sociedad colombiana en un “meta mundo” que hoy existe en la cabeza de nuestro Presidente y que no necesariamente nos agradará. 

Expertos como Sebastián Mazzucca y Carlos Scartascini afirman que los Estados en América Latina son muy poco efectivos y no tienen capacidad de ejecutar adecuadamente las políticas públicas. En el caso colombiano es evidente: no tenemos control total del territorio. Somos buenos para pasar leyes y hacer Conpes, pero somos muy flojos para cumplir y para ejecutar. ¿Por dónde empezamos a construir un Estado más efectivo?

Desde hace algunos años he estado convencido de que uno de los principales obstáculos al desarrollo en Colombia es la forma deficiente como operan el Estado y su sistema político. La semana pasada leí en El Tiempo un artículo de Carlos Caballero Argáez que señalaba que uno de los grandes problemas que enfrentan los pequeños productores rurales de la zona andina es el mal estado de los caminos vecinales. Caballero piensa que ese problema no se puede resolver como se hizo durante el gobierno de Carlos Lleras con el Fondo de Caminos Vecinales. Con el estado actual del sistema político “hoy quedaría en manos de la clase política profesional” con el riesgo de que buena parte de los recursos tomen otros caminos. Analizando la necesidad de organizar un sistema de extensión agropecuaria que complemente a un programa de reforma agraria tropezamos con el mismo problema. El ICBF tampoco se les puede entregar a los políticos tradicionales, ni cualquier otra de las instituciones del Estado. El clientelismo es tóxico. Entonces, lo primero que se tendría que hacer seria acabar con el clientelismo. Y esto es lo último que parece que va a hacer Petro, y se va a perder de nuevo la posibilidad de acabar con la corrupción y el desperdicio vergonzoso que ella induce. 

Hay muchas oportunidades de inversión en el llamado Near Shoring pero parece que los empresarios creen que al gobierno le falta ser más amistoso con la inversión privada. ¿Qué necesitan escuchar para invertir con tranquilidad en el país? 

Lo que los inversionistas valoran es confianza. Confianza de que no los vayan a expropiar, que no les cambien abruptamente las condiciones que los motivan a invertir. Esperan que los tribunales sean rectos y en alguna medida predecibles, que el gobierno también lo sea y no actúe sin control. Requieren estabilidad económica, política y social. 

No se ha conocido un plan concreto para aumentar la muy baja cobertura de protección de la Primera Infancia, cuyas tasas de retornos son las más altas de cualquier inversión social. Parece dársele prioridad a la cobertura en educación superior sin importar mucho la calidad. ¿Cree que es así?

A mí me ha extrañado que el Ministro de Educación esté excesivamente enfocado a reformar o a fortalecer la educación post bachillerato. En lo referente a la protección y educación en la Primera Infancia no he oído qué va a hacer y desconozco sus planes para primaria y bachillerato. Creo que también le corresponde al Ministerio de Salud ocuparse de los aspectos de salud de la Primera Infancia. No sé cuáles serán sus acciones en este campo. Posiblemente la Ministra no ha tenido tiempo de preocuparse por la salud infantil enfocada como está en cambiar el sistema de salud.  

A mí me parece extraño que al comenzar un año en el que se anuncia que la tasa de crecimiento de la economía pasa de 8 a 1.3 %, o menos, el gobierno no parezca preocupado por las consecuencias de esa desaceleración brutal.

Se habla mucho de desigualdad. Hay ahora un Ministerio de la Igualdad. ¿Sería bueno, como decía Amartya Sen, precisar igualdad de qué? No podemos ser iguales en todo, ¿cree que sería necesario empezar por la igualdad de oportunidades? 

Yo he estado muy influenciado por un artículo de John Tobin sobre el socialismo que leí hace muchos años, en el que el autor hacía referencia a que la social democracia se esforzaba en ofrecer una cancha nivelada que no estuviera a favor de uno u otro equipo. Cuando se habla de igualdad pienso que lo primero que se debería buscar es la igualdad de oportunidades, que nadie tenga desventajas para educarse, trabajar, progresar o participar por su origen, raza, grupo étnico, género, clase social, nivel de ingreso, preferencias religiosas políticas, sexuales, o su localización, entre otras. Hay otro concepto de igualdad que proviene del filósofo John Rawls: una sociedad es igualitaria y justa el día que uno pueda cambiar de lugar con cualquier otro miembro sin temor… y sin perjuicio. Esa igualdad es más difícil de alcanzar sin incurrir en esquemas de suma cero o negativa.

En un régimen presidencial el Congreso actúa como contrapeso. Cuando el Ejecutivo tiene control del Legislativo, ¿cómo se ejerce el contrapeso? ¿Cómo se hace para que escuchen a quienes disienten? ¿Con los organismos de vigilancia y control? ¿Con columnas de opinión? ¿Considera que hace falta una sociedad civil más empoderada que tenga posibilidades ciertas de adelantar acciones colectivas?

Si el Congreso está cooptado por el Ejecutivo, todavía podemos acudir a los tribunales para protección y para promover acciones colectivas o para detener acciones inconstitucionales del gobierno y el Congreso. Se puede contar con los medios, con las redes sociales y la libertad de opinión. Si esto deja de operar, ya no tendríamos opciones institucionales. 

¿Se conoce algún programa para reducir nuestra altísima informalidad? Uruguay, guardando todas las proporciones, ha logrado resultados notables en el tema. ¿Por qué iniciativas como estas no son emuladas desde el Ministerio del Trabajo?

Entre los técnicos colombianos hay un grupo que le atribuye parte del problema a la financiación de la seguridad social y de la salud con impuestos a la nómina que la encarecen. Si estos gastos se financian con impuestos generales sin atar su financiación al costo laboral, esperarían que la informalidad fuera menor. En el gobierno anterior trajeron a un mexicano, Santiago Levy, para liderar la misión laboral y una de sus recomendaciones fue ofrecer un único sistema de seguridad social financiado con impuestos generales que solamente pagaría una pensión básica igual para todo el mundo. Levy creía que esto haría menos atractiva la informalidad. Este concepto me atrae adicionalmente porque cubriría las pensiones de los adultos mayores que no las tienen. Adicionalmente, si la economía creciera en promedio al 5 % anual y no por debajo del 3 %, la informalidad sería mucho menor. Finalmente, es inconcebible que una sociedad que no tiene cómo emplear formalmente a más del 50 % de la fuerza laboral deje que los afectados sean los que tengan que rebuscar soluciones individuales, legales o ilegales, en lugar de promover soluciones colectivas y organizadas por los gobiernos locales. 

Los gobiernos de izquierda pueden tomar ciertas decisiones que a la derecha no les resulta fácil. Dos ejemplos: aumentar la base tributaria, esto es que más colombianos paguen impuesto de renta aunque sean montos pequeños, y el otro es establecer un diálogo fructífero con Fecode para mejorar la educación que en gran parte depende de los profesores. No hemos visto ninguna de estas dos acciones. ¿Se podrá hacer algo?

En Estados Unidos decían que “solamente Nixon puede ir a China” cuando se establecieron relaciones con el gobierno de Mao, en referencia a que un presidente Demócrata no hubiera tenido el respaldo político para hacerlo. No es ilógico creer por las mismas razones que solamente Petro puede hacer reformas del impuesto de renta o del IVA que no podría hacer alguien de centro o de derecha. Al parecer lo van a intentar. También se puede esperar que sea el mejor posicionado para sacar a Fecode de su postura estrictamente sindical y construir con ellos un sistema educativo en el cual los jóvenes aprendan lo que necesitan saber y lo comprueben en las pruebas internacionales.  

Nuestro comercio internacional sigue siendo exiguo. ¿Cómo exportamos más?, ¿qué tanto se podrá “reindustrializar”el país?. Nuestra productividad es baja, muchos mercados son ineficientes. ¿Es necesaria una política de desarrollo productiva distinta a la que hay (Conpes 3866, de agosto de 2016), que por cierto, no se ha desarrollado mucho?

Contesto las dos últimas preguntas. Imitemos a los pocos países subdesarrollados que han tenido éxito. Un historiador económico, profesor de UC Berkeley, describe las diferencias entre los países que han crecido exitosamente en el sureste asiático con el apoyo de sus Estados, y que además son de los menos desiguales, y los que han fracasado, especialmente en América del Sur y los de la esfera de la Unión Soviética (J. Bradford DeLong, Slouching Towards Utopía, Basic Books). Él cree que lo que define ese modelo exitoso es un comercio exterior administrado. Devaluaron la moneda local y la mantuvieron establemente subvaluada para exportar bienes y hacerlos competir por precio en los mercados internacionales. Una vez se desarrollan las industrias y sectores exportadores, se subsidian los más exitosos, que son los que han escogido los consumidores extranjeros, y se dejan marchitar los menos exitosos. La financiación con capital paciente de largo plazo es esencial para permitirles a las empresas exitosas adquirir maquinaria con las tecnologías de frontera sin cobrarles aranceles ni IVA. 

DeLong dice que se sesga la economía para abaratar la adquisición de maquinaria, también las de componentes intermedios y servicios de alta tecnología, y se encarece el consumo de bienes de lujo. Todo esto va en contra de lo que se considera ortodoxo en Occidente, pero en opinión de este autor, mientras se generen suficientes divisas para adquirir la maquinaria y el conocimiento necesario para competir en los mercados mundiales y esa maquinaria y conocimiento los manejan empresas eficientes y bien administradas, el país continúa avanzando. Es por eso que se requiere que las empresas exportadoras estén permanentemente sometidas a competencia internacional de libre mercado. La debilidad de este modelo es que debe existir ese mercado. Estados Unidos, la Unión Europea y en alguna medida Japón han absorbido las exportaciones de estos países. Sin esto, el desarrollo que han tenido no hubiera sido posible. Colombia está bien posicionada por haber negociado un número de tratados de libre comercio vigentes que permiten el libre ingreso de exportaciones a esos mercados. Desde que se inició este gobierno se ha devaluado suficientemente el peso para hace atractiva la exportación de otros bienes manufacturados o agroindustriales. Hace falta estrechar relaciones diplomáticas con Estados Unidos y con Europa. La paz total puede ser un impedimento o un facilitador. La exportación de carbón térmico a Alemania nos ha acercado a ese país. Dejar pasar el último tren, sin saber si pasará otro, es perder la posibilidad de conectarnos a las cadenas mundiales de suministro y de valor, en las cuales hemos brillado por nuestra ausencia.