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Abrazo de centro: Antanas Mockus y Sergio Fajardo han construido un ideario que se aleja de la política tradicional y cree en el poder de la cultura ciudadana.

La opción de centro es más pertinente que nunca en Colombia. Basta abrir los ojos para ver que la población está siendo llevada a una situación en la que siente un peligro existencial, que pone a unos a buscar pasaporte y a otros a comprar armas. El centro representa la moderación, la cordura y la continencia verbal en medio de un ambiente azaroso.

Una democracia liberal, preocupada por el bienestar de los más vulnerables, con una economía de mercado inclusiva y respetuosa de la ley, bajo autoridades que promueven la reconciliación y una cultura pacífica y cívica, y unas instituciones públicas al servicio de la ciudadanía (no de los administradores ni de sus jefes políticos). Así definiría yo el programa de las opciones de centro que ha tenido Colombia en este siglo y cuyas principales figuras han sido Antanas Mockus y Sergio Fajardo.

Es un programa conocido en su literalidad, compartido de dientes para fuera por mucha gente y considerado anodino por otros, pero que está lejos de cumplirse en Colombia. Al contrario, la trayectoria reciente del país nos aleja de él. Una cosa que hay que agradecerle a las posturas radicales de las esquinas del espectro político es su franqueza a la hora de criticar al centro. Hay que agradecer a los voceros de la derecha que dicen que la corrupción es inevitable, que la pobreza se debe a la pereza de la gente y que son preferibles los horrores de la guerra a los pecados de la paz. Hay que agradecer a los voceros de la izquierda que piensan que un país puede ser próspero sin capitalistas, que la libertad debe ceder ante la voluntad mayoritaria y que es mejor la reivindicación que la reconciliación.

Me cuentan sobre cadenas de WhatsApp, leo reportes sobre el ambiente preelectoral, escucho opiniones de gente sensata y decente diciendo cosas propias de criminales. Así está la cosa, y no exagero.

La opción de centro es más pertinente que nunca en Colombia. Basta abrir los ojos para ver que la población está siendo llevada a una situación en la que siente un peligro existencial, que pone a unos a buscar pasaporte y a otros a comprar armas. Y sobran los que buscan pasaportes para ellos y armas para que sus subalternos repitan historias como las de hace 25 o 70 años. Me cuentan sobre cadenas de WhatsApp, leo reportes sobre el ambiente preelectoral, escucho opiniones de gente sensata y decente diciendo cosas propias de criminales. Así está la cosa, y no exagero. El centro representa la moderación, la cordura y la continencia verbal en medio de un ambiente azaroso.

La única razón de peso que escucho entre personas con antecedentes democráticos y sensibilidad social para no votar por el centro en las elecciones del 29 de mayo es que no es viable: es decir, que no tiene probabilidades de ganar. Creo que es cierto, tiene pocas probabilidades. Pero el comportamiento personal no se basa en las probabilidades de ganar, se basa en las convicciones; y se trata de tomar las decisiones que más se acercan a nuestras preferencias. Solo actuando así se puede dormir tranquilo.

¿De verdad creen que en el tarjetón hay candidato más honesto, formado o con mayor experiencia administrativa o conocimiento del Estado que Sergio Fajardo? 

*Columna publicada en el diario “El Colombiano”.

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Jorge Giraldo Ramírez

Doctor en Filosofía por la Universidad de Antioquia. Profesor emérito, Universidad Eafit.