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La escritora canaria Andrea Abreu (Tenerife, 1995), nos trae una refrescante novela en la que conviven la sexualidad, la exploración de la vida y los juegos del lenguaje. 

Abreu, autora de la aclamada novela “Panza de burro”, fue destacada por la revista británica “Granta” como una de las 25 mejores escritoras de su generación. Contexto dialogó con la joven escritora española.

El título Panza de burro puede sonar peculiar, pero en realidad es una expresión que hace referencia a un “fenómeno meteorológico que consiste en la acumulación de nubes de baja altura que actúan como pantalla solar, provocando una sensación térmica de refresco, característico del norte de casi todas las islas Canarias (sobre todo en Las Palmas de Gran Canaria y en el Valle de La Orotava durante los meses de julio y agosto)”, período y lugar donde transcurre esta historia. Panza de burro narra la amistad entre dos niñas preadolescentes que viven en la pobreza en un pueblito montañoso al norte de las islas canarias, en la ladera del volcán Teide. Una narradora/protagonista sin nombre, a la que el otro personaje central, Isora, se refiere siempre como Shit. Ambas pasan el verano entre el aburrimiento, buscando alguien que las lleve a la playa y tratando de saciar y comprender el naciente deseo que las sacude y arremete constantemente. Un detalle que sorprende y deleita (o molesta, dependiendo del lector) es que la novela está escrita en un estilo que transgrede las normas gramaticales básicas ya que su intención es transmitir el habla canaria de las islas de Tenerife, de la cual rescata expresiones y cadencias, siendo muchos capítulos un torrente que fluye sin nada que lo detenga y en el que hay que sumergirse sin pensarlo dos veces. Un ejemplo: “Isora tenía los ojos verdes como un verdino verde como una mosca en agosto sobre el bocadillo de salpicón de atún en la playa de teno como una botella de vino vacía la abuela de Isora se enfadaba y le decía te vacio por dentro te vacio hoy bebo sangre tuya cachoputa…”

Y: “Desde chiquitas nos gustaba estregarnos. En verano, como había poquitas cosas que hacer, nos estregábamos todavía más, más veces, más a menudo. Usábamos las trabas de la ropa pa frotarnos por encima del chándal recortado por los muslos que llevábamos puesto en verano. Cuando hacíamos dibujos, los creyones nos los metíamos por debajo de las bragas y cuando jugábamos con los beibiborn nos los metíamos por debajo también”.

Esa fuerza y vitalidad de Panza de burro logra que el lector avance rápidamente por sus páginas como si se hubiera contagiado de una fiebre que solo puede curarse terminando el texto. Esa potencia es reflejada en los dos personajes principales y en lo que les pasa a medida que la historia avanza: el descubrimiento de la sexualidad, de la tristeza y las decepciones; ambas viven en un mundo plagado de las supersticiones de las abuelas y la precariedad económica y es poco lo que pueden hacer aparte de matar el aburrimiento jugando con sus muñecas, aprendiéndose las letras de las canciones de Aventura y explorando sus cuerpos y el entorno donde viven.

Panza de burro es la primera novela de Andrea Abreu (Tenerife, 1995), autora de los poemarios Mujer sin párpados (Versátiles Editorial, 2017) y Primavera que sangra (2017). Abreu fue incluida en la última lista Granta, que se dio a conocer en abril de 2021 en Madrid. Esta selección se publica cada diez años y “propone los nombres de los autores jóvenes que se revelarán como principales voces de su tiempo”. En dicha antología aparece su cuento “Mi nuevo yo”.

Esa fuerza y vitalidad de “Panza de burro” logra que el lector avance rápidamente por sus páginas como si se hubiera contagiado de una fiebre que solo puede curarse terminando el texto.

A continuación, una charla que tuvimos con la escritora acerca de su novela.

Pablo Concha: La editora Sabina Urraca dice en el prólogo de Panza de burro que fue “una novela escrita a-pesar-de, en-contra-de, e inevitablemente atravesada por la precariedad y la urgencia”. ¿Cuánto tiempo tomó desde que tuviste la idea inicial hasta tener el manuscrito terminado?

Andrea Abreu: La idea la llevaba arrastrando muchos años, pero la primera imagen me vino en semana santa del 2018. Yo estaba en Alicante, sentada en el suelo de una tienda que pertenece a una cadena de librerías muy conocida en la Península Ibérica. La imagen era de una niña de diez años arrojando en la taza del váter. A la niña le estaba colgando la cadena de la Virgen de Candelaria arriba del agua y la mejor amiga la estaba viendo toda asustada, sin moverse, sin hacer nada por ella. Saqué una libretita que tenía en el bolso y escribí un poema de cuatro o cinco versos, muy chiquito. Cuando volví a Madrid, que era donde estaba viviendo en ese momento, seguí escribiendo algunos poemas más que, poco a poco se fueron convirtiendo en fragmentos de prosa poética y, después, en capítulos breves. Saqué quince páginas de una misma vez y lo dejé guardado en una gaveta. En enero de 2019, me regalaron un curso con Sabina Urraca y ahí leí esos fragmentos. En ese momento volví a retomar la escritura y saqué más cuerpo del texto. Parecía que el libro estaba cogiendo forma, aunque no estaba nada contenta con lo que estaba haciendo. Luego, al final del curso, Sabina me ofreció publicar la novela a través de Barrett y me dio un plazo de seis meses para acabarlo. Entregué el primer borrador en octubre de 2019. En ese tiempo encontré la manera de contar lo que quería contar.

P.C.: Al no contar con un glosario, puede que muchas palabras o términos sean incomprensibles para un lector hispanohablante de otras latitudes. ¿Te preocupó en algún momento que alguien pudiera abandonar el libro por no entenderlo o juzgarlo difícil?

A.A.: En verdad yo partía de la idea de que me iba a leer un fisquito de gente y más nada. Entonces no tenía miedo, porque me imaginaba que no lo iba a entender casi nadie, pero no fue así.

 

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De la mano de Rey Naranjo Editores llega a Colombia la aclamada primera novela de la joven autora Andrea Abreu.

La novela está organizada en capítulos con un título, algunos de los cuales dan la impresión de que podrían leerse de forma independiente y sin orden, casi como cuentos o poemas en prosa. ¿Es correcta esta interpretación?

Sí, es supercorrecta. Cuando yo me enfrenté a la escritura de la novela no sabía escribir novela. La forma de estructurar un libro que yo conocía era la de la poesía, la de un poemario. Eso se nota en el libro y me alegro. Me interesa la hibridación. Yo he bebido mucho del periodismo literario y creo que, entre otras cosas, gracias a él y a autoras como Leila Guerriero o Gabriela Wiener le he perdido el miedo a jugar con los límites de los géneros.

¿Hubo alguna obra que te sirviera de inspiración o que crees que puede estar en comunión con Panza de burro?

En lo que tiene que ver con la forma de la novela, a nivel de andamio, de estructura, aprendí mucho de La perra de Pilar Quintana.

¿Cómo puede desarrollar un escritor un buen oído que le permita plasmar en el papel el habla autóctona de un lugar? Así como hiciste tú en Panza de burro. ¿Qué consejos podrías darles a los autores más jóvenes?

Creo que lo hago de forma muy intuitiva. El único consejo que creo que les podría dar es que escuchen mucho, muy fuerte, todo el rato, hasta que se cansen de escuchar tan fuerte todo el rato. Yo siempre tengo las notas del móvil readis para apuntar conversaciones o expresiones que me gustan y que me regala la gente de la calle o la gente de mi entorno. Tengo cientos de apuntes y cada cierto tiempo los meto en una libreta que utilizo como glosario. Luego creo que es muy importante jugar. A veces me planteo juegos en los que tengo que hacer una frase o un poema o un párrafo utilizando X palabras o X ideas y ahí salen cosas horrendas, pero también salen cosas divertidas y bonitas que puedo aprovechar.

¿Cuáles son las escritoras/es que más han influenciado tu narrativa?

Muchas. Puedo estar mucho rato diciéndolas. Algunas de ellas son Selva Almada, Fernanda Melchor, Rita Indiana, María Fernanda Ampuero, Pilar Quintana, Sabina Urraca, Elisa Victoria, Sara Mesa, Alejandro Zambra, Toni Morrison, Clarice Lispector…

¿Qué puedes contarnos sobre tus próximos proyectos?

El próximo libro que estoy escribiendo es una novela. El libro participa del mismo universo narrativo que Panza de burro, pero es un poquito anterior en el tiempo y aparecen otros personajes con otras problemáticas diferentes: son principalmente un padre y una hija adolescente.

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Pablo Concha

Escritor colombiano. Autor de los libros de cuentos Otra Luz y La piel de las pesadillas. Colaborador literario en varios medios culturales.

 

 

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