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Pasado y presente de ‘La Napolitana’, edificación construida en los años 20 del siglo pasado en la calle 35 con carrera 41 del centro de Barranquilla.

El festival, que este año llegó a su quinta versión, busca salvaguardar el patrimonio material e inmaterial de la ciudad con actividades virtuales que van hasta el 30 de septiembre.

Preservar el patrimonio y la memoria cultural, visibilizar lo que pareciera estar oculto y dejar una huella positiva en la ciudadanía barranquillera es lo que busca el festival ‘No conocí el Palma’, el primer evento de su tipo dedicado a la conservación de la riqueza material e inmaterial de la ciudad.

El evento, creado por el colectivo Todomono en 2016, nace de la necesidad de que existieran espacios en Barranquilla en los que se tomara en serio la preservación de obras icónicas de la arquitectura local, muchas veces echadas al olvido por las autoridades y los mismos ciudadanos.

Johnny Insignares, director del festival, asegura que hoy en día no se valora el patrimonio arquitectónico de la ciudad y se sigue perdiendo la huella histórica que esta ha dejado en una urbe caribeña como Barranquilla. “Si bien el festival aborda una temática que algunas personas podrían considerar aburrida, hemos querido desde el diseño y la creatividad darle una imagen diferente, de manera que el público joven le preste atención a estos temas que constituyen la identidad y la historia de la ciudad”, afirma.

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El edificio Palma, desaparecido ícono de la arquitectura barranquillera y en cuyo lugar en el Paseo Bolivar hoy queda la Torre Manzur.

Insignares evoca que el nombre del festival nació cuando conocieron los libros del historiador Alfredo de la Espriella, en el que se encuentran consignados textos e ilustraciones de una Barranquilla nostálgica. Uno de esos íconos era el edificio Palma, un hito de la arquitectura construido a principios del siglo pasado y demolido en 1955 para ampliar el Paseo Bolívar y donde se construyó el Edificio Caja Agraria, hoy conocido como la Torre Manzur.

“A partir de la pérdida del edificio Palma nos damos cuenta de lo que tenemos, de lo que tuvimos y de lo que seguimos perdiendo. Todavía hoy en día vamos al centro y la gente sigue tumbando construcciones históricas por falta de políticas claras. A diferencia de otras ciudades, Barranquilla sufre de un constante deterioro de su patrimonio histórico y arquitectónico”, expresa Insignares.

El director del festival asegura que el objetivo final y más importante es la conservación de la arquitectura histórica que tiene Barranquilla y cómo esa arquitectura nos muestra una historia o un momento de la ciudad.

Este 2020 el festival ‘No conocí el Palma’, que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Patrimonio y Turismo del Distrito, llega a su quinta edición y desde la virtualidad desarrollará toda una agenda durante el mes de septiembre que va desde recorridos virtuales, hasta charlas con invitados locales, nacionales e internacionales.

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Fernando Vengoechea y Johnny Insignares, del colectivo Todomono, acompañados por un grupo de entusiastas del festival. Foto: Secretaría de Cultura Distrital.

“A partir de la pérdida del edificio Palma nos damos cuenta de lo que tenemos, de lo que tuvimos y de lo que seguimos perdiendo. Todavía hoy en día vamos al centro y la gente sigue tumbando construcciones históricas por falta de políticas claras. A diferencia de otras ciudades Barranquilla sufre de un constante deterioro de su patrimonio histórico y arquitectónico”, expresa Insignares.

Para esta edición el edificio protagonista es ‘La Napolitana’, un complejo ubicado en la calle San Blas (calle 35), en la esquina con la carrera Progreso (carrera 41) del Centro Histórico de la ciudad.

Esta edificación fue construida por la firma T.J Butler & Company Ingenieros y Constructores en los años 20 del siglo pasado y es considerado uno de los edificios más significativos de los construidos en esa década, debido a su fachada elaborada y a la máquina de ascensor a la vista que todavía está instalada en lo que queda del edificio, única construcción declarada Bien de Interés Cultural.

Durante el festival se conocerá todo su contexto, la propuesta de restauración desde la empresa privada y sus nuevos usos.

 

EL PATRIMONIO, PRESENTE

Para el arquitecto e historiador Juan Pablo Mestre, espacios como el festival ‘No conocí El Palma’ son vitales para que la ciudadanía se apropie y tenga conocimiento de que el patrimonio existe, está presente y nos pertenece.

“Barranquilla es una ciudad que, desafortunadamente, tiene una cultura depredadora hacia el patrimonio. Paradójicamente es la única ciudad en el país que tiene dos sectores históricos declarados, el Centro y el sector de El Prado”, afirma Mestre.

En ese sentido, el también docente y especialista en restauración del patrimonio asegura que es importante que los ciudadanos tengan un acercamiento hacia los bienes patrimoniales desde lo arquitectónico, pero también un conocimiento sobre los hechos históricos, que es el relato intangible que está presente en las edificaciones.

“Necesitamos concientizar a la ciudadanía, crear una conciencia diferente de los ciudadanos sobre el patrimonio. Uno no cuida lo que no conoce”, asevera Mestre, quien participará en diferentes actividades del festival, entre ellas un recorrido por el Edificio García, joya Art déco de Barranquilla.

Por su parte, Myriam Vides de Oeding, coautora del libro Scadta, una utopía hecha realidad, manifiesta que “la memoria histórica hay que conservarla a como dé lugar”, por lo que considera importante que se sigan difundiendo La historia de los diferentes íconos de la ciudad.

Vides participó en el festival detallando en una charla virtual cómo fue la investigación de 12 años para lograr el libro que escribió con su fallecido esposo, Manfred Oeding Kuethe: “Este libro recopila la historia de los inicios de la aviación en Colombia y América. Esta es nuestra historia y nosotros debemos conocerla, por eso el libro quiere divulgar este hito histórico maravilloso que no puede ser pasado por alto”, afirma la escritora.

 

EL EDIFICIO BARCEL, CRÓNICA DE UNA ÉPOCA*
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Edificio Barcel, acrónimo de sus propietarios, los inmigrantes italianos Barleta y Celia. En su planta baja, al estilo norteamericano, para la hora del “lunch!” funcionaba la Lonchería Americana.

Frente al edificio La Napolitana, en la esquina suroriental de la carrera del Progreso y la calle de San Blas, se ubicaba el edificio Barcel, acrónimo de los apellidos Barletta y Celia, una compañía italiana de calzado que se había instalado en la ciudad a finales de la década del 10 del siglo pasado y cuya fábrica estaba en la zona industrial vecina a la Aduana. De esta manera se demuestra cómo las empresas tenían su sede de operaciones no dentro de sus instalaciones de fábrica, sino que también tenían presencia en el centro de la ciudad, particularmente en vías de importancia como la carrera del Progreso.

El Barcel era uno de los edificios inspirados en la arquitectura expuesta en la feria mundial de Chicago A Century of Progress, en 1934, justo después del fin de la gran depresión. Este edificio contaba con ventanales de aluminio, una innovación particular para los ventanales de hierro o principalmente de madera que se utilizaban en la ciudad antes de la década de los treinta, y estaba hecho a la usanza de los nuevos edificios modernos; sin ningún tipo de elaboración de las fachadas, haciendo prevalecer la pureza de la forma. Estas nuevas tendencias eran supremamente apreciadas para las pretensiones universales que ya tenía la urbe de la tercera década del siglo XX, y eran, por supuesto, una importación de las tendencias contemporáneas de aquel momento, y que para Barranquilla significaba estar al ritmo del mundo que había decidido mirar desde cuarenta y cinco años antes.

*Fragmento tomado de la ponencia ‘La carrera del progreso (1852 – 1938): un laboratorio de modernidad en Barranquilla’. Harold Dede Acosta, Memorias: revista digital de Historia y Arqueología desde el Caribe. Universidad del Norte.

Para consultar la programación del festival No conocí El Palma:
www.noconocielpalma.com

Eduardo Patiño M.

Periodista de las secciones Ciudad y País de Contexto.