Margarita Garcia

Originaria de San Martín de Loba, Martina Camargo es heredera de una antigua tradición folclórica que defiende a capa y espada. Foto: David Lara Ramos.

A Martina Camargo la noticia de su nominación al Grammy Latino por su álbum Canto y río la cogió pelando una papaya. “Canto para conjurar mis pesares”, afirma la cantadora.

En 1988, Martina Camargo se subió por primera vez a una tarima. Cantó el tema ‘Las olas de la mar’, de la autoría de su padre, Cayetano. Así comenzó, de manera pública, su vida como cantadora, pero desde niña estuvo rodeada de familiares y amigos que organizaban ruedas de tambora, chandé, guacherna y berroche en la calle El Carmen, en San Martín de Loba, al sur del departamento de Bolívar, donde ella nació el 11 de marzo de 1960.

Sus cantos narran la vida del río Magdalena; de playones plagados de mariposas, de canales llenos de barbudos y arencas en los bajos de la Depresión Momposina. Describe espacios de minas de oro, con sus dolores y miserias. Recibió de su padre Cayetano y de su madre Ubaldina valores como el respeto y cuidado por la naturaleza, la dignidad del trabajo bien hecho y el amparo de una tradición que ella ha continuado y enriquecido.       

En mayo 31 de 2024, presentó su quinto álbum como solista, titulado Canto y río. Doce temas, de los cuales 9 son de su autoría (música y letra), uno de su padre (‘La muletilla’), y uno de Adrián Chantré (‘Linda nuestra tierra’), compositor invitado.  

Desde 2018, la música de Martina Camargo ha venido ganando popularidad en redes sociales. Temas como ‘Paisaje divino’, ‘Águilas del monte’, ‘Me robaste el sueño’ o ‘Guataquí’ se han viralizado, bien por las colaboraciones realizadas con algunos DJ o por las versiones originales compartidas en canales como Instagram, YouTube, Facebook o Tik Tok.

El 17 de septiembre de 2024, Canto y río recibió la nominación en la categoría de Mejor Álbum Folclórico del Grammy Latino, un reconocimiento a su trabajo y trayectoria, pero sobre todo a su coherencia como cantadora que asumió con insistencia y entrega su arte desde que se subió por primera vez a una tarima.

Este reconocimiento para Martina Camargo es también para la música de tambora, que por primera vez alcanza tales honores. Ella, por supuesto, ríe de dicha. Es la representante de una tradición que ha mantenido como la serenidad de las corrientes de ese Magdalena.

Conversamos con Martina sobre esta nominación y sobre este momento de su vida musical:

David Lara Ramos: ¿A qué hora se enteró de su nominación al Grammy Latino?

Martina Camargo: Gracias. Soy una mujer madrugadora, tengo mis rituales cada mañana, hago mis ejercicios, medito, la preparación de mi desayuno sigue después, y bueno, yo estaba picando una papaya cuando me entró al celular un mensaje que decía “Lo logramos” y un cartel del Grammy Latino que decía “Nominados mejor Álbum Folclórico” y ahí estaba Canto y río. Me sentí llena de dicha, yo estaba sola en mi casa, porque mi hija Daniela se había ido para Medellín y ustedes saben que mi compañero, Mané, murió en la pandemia. Mi hija Natalí me llamó enseguida también para felicitarme, y ya después no pude ni desayunar bien, fue una llamada tras otra de gente felicitándome, los periodistas y bueno… Sigo aquí atendiendo llamadas.

D.L.R.: Momentos como este siempre generan una reflexión sobre su vida, su música, su región. ¿Qué piensa de esta noticia de gran importancia para su vida y su carrera como cantadora?

M.C.: Creo que aquí lo más importante ha sido insistir con mi música y la forma como yo la siento. Es decir, a mí me han dicho que cambie, que por qué no uso llamador, que le meta las maracas, que use un pito, que cambie la forma de los coros, que meta un bajo eléctrico, pero esto es un legado, una herencia, eso es de respeto, esto es una responsabilidad con una tradición que viene desde mis abuelos y mucho más atrás. La región de las Lobas, La Mojana, toda la Depresión Momposina está hoy con los cantos de tambora que bajan y suben por las cuencas del César, del Magdalena, del Cauca. Hoy realmente debo agradecer a Dios, a mis padres, abuelos, a mis tías, tíos, a mis hermanas y hermanos, a mis tres hijas, Dani, Nati y Daily, a los amigos, a mi equipo de trabajo de Canto y río, porque esto se logra si se hace un equipo que crea como yo en mis cantos del río, porque todos ellos han creído en una música que la gente la ve sencilla. A veces llego a hacer prueba de sonido, o ensayar con músicos que llaman académicos, me dicen: “¿Y eso es todo?”. Sí, solo eso, un tambor currulao y la tambora, pero cuando suenan, escuchan mi voz y los coros, se sorprenden, porque estas músicas cargan la fuerza de nuestros muertos que también la interpretaron con brío, porque fueron ellos también coherentes con esa tradición. Eso es lo más importante para mí en este momento, toda esa gratitud se la debo a los músicos y cantadoras que sembraron y recogieron antes que yo. 

Este trabajo se presentó hace unos cuatro meses, ¿cómo se siente al publicar este que es su quinto álbum como solista?

Es una gran felicidad, me siento dichosa. No todas las cantadoras alcanzan una quinta producción en su vida y eso me hace afortunada. Ha sido un trabajo de más de dos años, cuidando cada detalle, dándole forma a cada canción y buscando siempre ese sonido tradicional que fue algo que mi padre siempre me inculcó. Ahora que estuve en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, invitada por el Ministerio de las Culturas, la gente se sorprendía de esta música tan potente, que cautivó a un auditorio que por primera vez escuchaba la tambora de Colombia. En esa sencillez está la clave de un sonido auténtico.

A veces llego a hacer prueba de sonido, o ensayar con músicos que llaman académicos, me dicen: “¿Y eso es todo?”. Sí, solo eso, un tambor currulao y la tambora, pero cuando suenan, escuchan mi voz y los coros, se sorprenden, porque estas músicas cargan la fuerza de nuestros muertos que también la interpretaron con brío, porque fueron ellos también coherentes con esa tradición.

Maestra, al hablar de esa tradición, ¿cómo entender la viralización de temas como ‘Me robaste el sueño’, ‘Guataquí’ o ‘Paisaje divino’?

Eso ha sido un camino largo, realmente no es que pueda explicar qué pasó. Lo primero, fueron unas colaboraciones que se hicieron con algunos DJ, eso abrió el camino a otros públicos, claro. Luego la gente comenzó a buscar las versiones originales. A mí me escribían amigos de España, México, Italia, contándome que ‘Me robaste el sueño’, por ejemplo, estaba por todos lados. Ese es un tema de un compositor de San Martín de Loba, que se llama Alberto González Arzuzar, su mamá era cantadora también, se llamaba Bernabela, su papá, Marquito, era también cantador, verseador, así que las letras, los cantos, las voces son de la tradición de la tambora. Alberto dirige hoy un semillero de niños y jóvenes allá en San Martín de Loba que lleva mi nombre.

¿Qué novedades trae el nuevo álbum Canto y río?

Es un álbum que conserva las cadencias de la tradición: chandé, berroche y tambora, con cortes que le dan dinamismo a la composición, a la estructura. Se grabó una muestra sonora de mi tierra: pájaros, ranas y sonidos onomatopéyicos. Este álbum se iba llamar Resistencia por todo lo que hemos resistido en una zona donde los actores armados eran la ley. Antes de grabar, yo cantaba ‘Me echaron del monte’, que cuenta la historia de mi hermano Álvaro. Los paramilitares lo andaban buscando y tuvo que refugiarse en el pueblo y abandonar una tierra que nos dejó mi papá. Así que comencé a ver las situaciones difíciles por las que pasamos en esas riberas del Magdalena. Hay mucho dolor, muchas muertes inocentes, sin embargo, yo sigo cantando y riendo, entonces canto y río es un juego de palabras también. Estoy diciendo que a pesar de tanta violencia, pesares, sigo luchando. Mira, David, en enero de 2021, en plena pandemia de Covid, murió mi compañero Mané, y en febrero me vine a cantar y a reír en La noche del río, uno de los eventos más importantes de la música tradicional del Caribe, previo al Carnaval de Barranquilla. Este año estuve en la coronación de la reina, y el sábado lideré una carroza en la Batalla de flores y canté mis canciones en el recorrido. La gente me pedía ‘Me robaste el sueño’, así que los dolores se cargan, pero uno no se rinde. Seguiré cantándole al río y riéndome con mis pesares.  

¿Hay dos temas que me gustaría que me hablara de ellos, uno es ‘La raya’ y otro es ‘La pollera’…

Son ambos de mi autoría, letra y música. Voy a comenzar por ‘La pollera’, ese tema está dedicado a todas las mujeres valientes, bailadoras, que les gusta gozarse la vida. Es un homenaje a mis tías, a mis abuelas, a mis tres hijas. ‘La pollera’ representa goce, pero también representa el poder de la mujer. La pollera se lleva a las ruedas de tambora y se luce con elegancia, eso es ser mujer.

El tema ‘La raya’ es un recuerdo que yo he cargado desde que tenía 13 años. Resulta que me fui a bañar al río, pisé una raya y me picó… ¡Carajo, ese es un dolor como de tres partos! (risas) Aquí, además de contar esa historia de mi niñez, también está cuando alguien se pasa de la raya, tiene consecuencias. Es un llamado a respetar al otro, a defender nuestro espacio ante los violentos, como hizo la raya cuando yo la pisé. Son mis historias, mis mensajes. Mi vida y mi discurso están y mis canciones.

Con “Canto y río”, Martina Camargo se mantiene fiel a la tradición de su música ribereña. La nominación al Grammy Latino llega en un momento de madurez musical. Foto: David Lara Ramos.

Incluye en este álbum un tema muy romántico, con visos de despecho, que se titula Kikí, pero al final uno se pregunta ¿qué es un kikí?

Verdad que sí. Mira, me contaba mi papá que es un corocito que se encuentra en los montes, pero es durísimo, más duro que una piedra, la gente trataba de partirlo y no podía, por eso el coro dice: (canta)

Estás aquí / tan fuerte como un kikí / estás aquí/ tan fuerte como un Kiki// Llegaste a mi vida cuando/ estaba sumida en tristeza / tu ternura y tu cariño / me dieron la fortaleza/ Estás aquí / tan fuerte como un kikí.

Es un llamado a echar pa’lante a pesar de las adversidades. Hay otro tema, ‘Al golpe de mi tambora’, aquí juego otra vez con las palabras, son los golpes de la vida, pero también son los golpes de mi tambora que me alegran la existencia. Eso golpes de tambora me permiten volver a enamorarme de la vida, por eso el tema dice: Estoy cansá de tristeza / de tanto llorá y llorá / dale duro a esa tambora / que me haga desmayá.

¿Luego de esta nominación, qué sigue para Martina Camargo?

Bueno, seguir siendo la misma, levantarme temprano, hacer mis ejercicios, a picar mis papayas, mis bananos, bien temprano, a cocinar mis plátanos, mis yucas, para el almuerzo y así (risas). Yo creo que estos premios le dan a uno la visibilidad que quizá no te daban antes, porque así es el mundo del espectáculo, pero la tradición, la cultura, ese goce en las calles de mi pueblo cuando llegaba la Navidad, esa tambora callejera de San Martín no lo cambia nada. Voy a tratar de usar las palabras adecuadas, la dicha y la felicidad que tengo será la misma hoy y mañana, es la alegría de hacer la música de mi región, de cantar, de escribir las letras de mis canciones para seguir con la promesa que le hice a mi padre antes de morir. Él me dijo: “Martina, nunca dejes de cantar”, y ahí voy, firme, cumpliéndole esa promesa.  

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David Lara Ramos

Escritor, periodista y reportero gráfico. Autor de los libros Pasa la voz queda la palabra (entrevistas), El dolor de volver (crónicas) y Decisiones creativas (Antología del taller de escritura creativa Cuento y crónica). Diario del confinamiento (una novela de la urgencia) que será publicada este año. Es docente de narrativas del programa de Comunicación Social de la Universidad de Cartagena. Es administrador de talentos. Abogado, y experto en derechos de autor. david28lara@gmail.com