Hace 50 años fue asesinado Rafael Leonidas Trujillo, el dictador del Caribe más cruel en el siglo XX.

En la historia del Caribe, durante el siglo XX tuvieron lugar varias dictaduras. Obras literarias emblemáticas como Tirano Banderas, de Ramón del Valle Inclán; El Señor Presidente, de Miguel Ángel Asturias, El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, El recurso del método, del cubano Alejo Carpentier, y La fiesta del chivo, del peruano Mario Vargas Llosa, se han dedicado al tema.

Una de las tiranías más recordadas por su crueldad fue la de Rafael Leonidas Trujillo en República Dominicana, la cual se prolongó entre 1930 y 1961.

Para mantenerse en el poder durante varias décadas, Trujillo se convirtió en protector y garante de las inversiones norteamericanas en el país. En la mayor parte de sus empresas trabajaban soldados, marinos, funcionarios pagados por el Estado y presidiarios, por lo cual podía competir en el extranjero con muy bajos precios. Para 1950, Trujillo era dueño de una de las fortunas más grandes del Hemisferio a costa de saquear las riquezas de su país. En 1961, el 51 % de la producción industrial en República Dominicana era de la familia de Trujillo, el 42 % de extranjeros y solo el 7 % de inversionistas nacionales.*

En 1936, Santo Domingo fue rebautizada “Ciudad Trujillo”, al igual que el pico más alto de República Dominicana. Pueblos y calles recibían el nombre del dictador o su familia. El tirano era adulado como el primer médico, trabajador, abogado, intelectual, periodista, el Gran Benefactor y Padre de la Patria, el generalísimo, el Libertador, el Restaurador y a partir de 1940, en todo documento oficial debía colocarse, después de la fecha, “Era de Trujillo”.

Por cierto, la canción Santo Domingo, compuesta por la barranquillera Estercita Forero en 1950, ocasionó el disgusto de Trujillo, pues no respetaba el nuevo nombre colocado por el dictador a la capital.

En 1936, Santo Domingo fue rebautizada “Ciudad Trujillo”, al igual que el pico más alto de República Dominicana. Pueblos y calles recibían el nombre del dictador o su familia. El tirano era adulado como el primer médico, trabajador, abogado, intelectual, periodista, el Gran Benefactor y Padre de la Patria.

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El dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo inspiró el best seller literario “La fiesta del chivo”, de Mario Vargas Llosa.

En 1937, motivado por la entrada masiva de haitianos para trabajar como braceros en la cosecha azucarera, Trujillo desató una brutal masacre denominada “reconquista de la frontera” en la que murieron a machetazos varios miles de haitianos. En contraste, estimuló la migración española para “blanquear la población” y facilitar el ingreso al país de republicanos que huían del régimen de Franco en España. Dos de estos republicanos, Jesús de Galindez y José Almoina, quienes inicialmente fueron sus asesores, se convertirían después, estando fuera de la isla, en férreos críticos de su régimen y pagaron con su vida tal osadía.

Otro caso doloroso de violencia oficial lo constituye el asesinato de las tres hermanas Mirabal, ocurrido en noviembre de 1960. Ellas habían liderado durante 10 años la oposición al régimen. Incluso la Iglesia católica se pronunció contra la sistemática represión y en pro de cambios democráticos. Ante la negativa de Trujillo a dejar el poder pacíficamente, Estados Unidos buscó a toda costa impedir que en la República Dominicana estallara otra revolución popular como la de Cuba. Por ello organizó a través de la CIA el asesinato del dictador.

Con la canción Mataron al chivo el pueblo dominicano celebra el asesinato del tirano, ocurrido el 30 de mayo de 1961, Día de la libertad. Sus restos yacen en el cementerio de Mingorrubio, en España, justo el mismo lugar donde reubicaron los del dictador Francisco Franco en 2019.

 

*Esta columna se basa en el libro Dictaduras del Caribe. Guerra Vilaboy, Sergio y González Arana, Roberto, Ediciones Uninorte, 2017.

**José Israel Cuello, Roberto Cassá y Rubén Silié: 50 años de historia dominicana, en Pablo González Casanova (compilador): América Latina: historia de medio siglo, México, Siglo XXI, 1977, t.2, p. 479.

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Roberto González Arana

Ph.D en Historia del Instituto de Historia Universal, Academia de Ciencias de Rusia. Profesor Titular del Departamento de Historia y Ciencias Sociales, Universidad del Norte.