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Luis Eduardo Nieto Arteta, abogado, filosofo e historiador. Foto: Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta. Foto: Clena.

A 110 años del natalicio del abogado e intelectual barranquillero, sería oportuna una revisión al pensamiento de este hombre sintonizado con las ideas de la primera mitad del siglo XX.

Luis Eduardo Nieto Arteta nació en Barranquilla el 9 de junio de 1913 y a pocos días de cumplir 43 años se quitó la vida el 10 de abril de 1956. El trabajo intelectual que desarrolló este insigne barranquillero como abogado, pensador y escritor de temas históricos y filosóficos, con un énfasis en las ideas que tuvo sobre la ciudad de su nacimiento, es invaluable.  

Con apenas 28 años, publicó su libro Economía y cultura en la historia de Colombia, en Bogotá, el cual es reconocido como uno de los más importantes libros colombianos del siglo XX. Antes de esta publicación ya había escrito varios artículos en revistas de la capital sobre diversos temas históricos y filosóficos que inquietaban a los intelectuales latinoamericanos y colombianos de esos años, conocidos como la República Liberal, en la década de los años treinta.   

A fines del siglo XX surge en Barranquilla un grupo de jóvenes profesionales universitarios, quienes comienzan a pensar en la ciudad para buscarle una salida a sus urgentes problemas: los servicios públicos que solo cubrían el 50 %, un decaimiento de la industria, y un puerto con dificultades técnicas y la disminución de su movimiento de carga. En esta década se inició el interés por la historia de Barranquilla, por lo que la obra de Luis E. Nieto fue leída y admirada por los jóvenes intelectuales, docentes universitarios, políticos, entre otros. Gustavo Bell Lemus, uno de estos jóvenes historiadores, fue elegido gobernador y asumió el cargo en enero de 1992; desde esta posición fundó una nueva biblioteca pública en el complejo cultural conocido como La Aduana, un edificio entonces abandonado en el corazón de la ciudad. Esta iniciativa contó con la colaboración de la Cámara de Comercio y el Banco de la República, y se logró el objetivo de recuperar el edificio y fundar la Corporación Cultural Luis Eduardo Nieto Arteta en honor al gran pensador costeño. Este magnífico proyecto ofrece desde 1994 una biblioteca pública, una galería de arte, un museo virtual sobre Barranquilla, un salón para eventos y el Archivo Histórico del Atlántico.

Sobre la vida y la obra de Nieto Arteta hay varios trabajos, entre ellos una tesis doctoral de Gonzalo Cataño y varios artículos sobre su vida y obra. Después de creada la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta, se han realizado eventos académicos en su nombre. En marzo de 1997 se presentaron dos conferencias, una del actual rector de la Universidad del Norte y la otra del filósofo Eduardo Bermúdez. Luego, en 2006, se hizo un ciclo de conferencias en con ponencias de varios intelectuales.

El interés por la historia que tuvo Nieto Arteta, como queda consignado en su libro Economía y cultura en la historia de Colombia, abarca desde la época colonial hasta el gobierno de Rafael Núñez con su movimiento político conocido como Regeneración. Sus ensayos y artículos se refieren, en su mayoría, a aspectos teóricos y filosóficos que llamaban la atención de pensadores del siglo XX; entre estos temas se destaca el pensamiento de Karl Marx como historiador y filósofo. Estos valiosos artículos muestran a Nieto Arteta vinculado a las discusiones teóricas de su época, tanto en Europa como en América Latina, quizás impresionado por los acontecimientos ocurridos en España durante la Guerra Civil, evento histórico que impactó a los intelectuales latinoamericanos. Estos artículos fueron editados por Gonzalo Cataño en 1978 con el auspicio del Instituto Colombiano de Cultura. 

Sus textos evidencian que estaba en contacto con las teorías del Derecho, las visiones históricas y los ensayos sociológicos europeos y americanos relevantes hasta la Segunda Guerra Mundial. Los pensadores de la segunda mitad del siglo XX que fueron leídos y discutidos en los ámbitos intelectuales, no pudieron ser leídos por Nieto Arteta debido a su repentina muerte, así como la obra del historiador francés Fernand Braudel, el pensador alemán Martín Heidegger, o la filosofía francesa de Sartre y Camus. Lo importante es que estudió a Colombia en su desarrollo económico y cultural con base en las teorías vigentes hasta la primera mitad del siglo XX.  

Sus textos evidencian que Nieto Arteta estaba en contacto con las teorías del Derecho, las visiones históricas y los ensayos sociológicos europeos y americanos relevantes hasta la Segunda Guerra Mundial.

Hoy nos preguntamos sobre el valor de su pensamiento y de sus consideraciones sobre la evolución de Colombia y, sobre todo, los planteamientos e interpretaciones del papel de Barranquilla en la evolución económica de Colombia. El interés de Nieto Arteta fue principalmente la nación colombiana en sus diferentes épocas, desde la Colonia hasta mediados del siglo XX. Durante su estadía en Argentina y Brasil como funcionario del gobierno escribió un libro titulado El café en la sociedad colombiana, publicado después de su muerte en 1958, escrito sin citar libros o fuentes documentales y en un lenguaje claro y de fácil comprensión por el gran público. A menudo se ha dicho que es una obra muy breve, pero al mismo tiempo un gran libro sobre la actualidad colombiana. El tema central es el papel de la economía cafetera en la conformación de la sociedad colombiana y la estructuración del estado nacional. En esta breve obra es interesante destacar las referencias a Barranquilla: el autor afirma que “El destino y el desarrollo local de la ciudad de Barranquilla están vinculados al café, como antes, pero en una escala menor lo estuvieron el tabaco y la quina”.

Los historiadores de barranquilla tomaron atenta nota de esta afirmación y a fines del siglo XX, cuando ya Barranquilla había sido reemplazada por Buenaventura como principal puerto exportador de café, se escribieron varios trabajos sobre la evolución de la economía de esta ciudad que ratifican la sentencia de Nieto Arteta. Cuando Medellín, Cali y Buenaventura constituyeron el eje del comercio exterior colombiano gracias en gran parte a la apertura del canal de Panamá en 1920, más la tenacidad de los departamentos andinos que buscaron su propio interés, la actividad portuaria de Barranquilla en torno al café se esfumó. Este hecho significó para esta ciudad no solo la pérdida de su liderazgo portuario de la economía colombiana, sino que también contribuyó a la decadencia de la industria y del comercio de la llamada Puerta de Oro de Colombia. 

Sería interesante interpretar la evolución de Barranquilla desde la muerte de Nieto Arteta en 1956 y nuestro presente con base en sus postulados. Por ejemplo, analizar la respuesta de la dirigencia de la ciudad ante el desafío de los exportadores de café de reemplazar el puerto local por el eje Cali-Buenaventura. Cuando en 1920 se abrió el Canal de Panamá, cada año que pasaba la conexión ferroviaria con Puerto Colombia movía menos carga. La respuesta de la dirigencia de Barranquilla fue la construcción de un puerto a los pies de la ciudad con los necesarios tajamares que hicieran posible la entrada y salida de los barcos, lo que a su vez significó el abandono de Puerto Colombia y el levantamiento de los 17 kilómetros de vía ferroviaria que comunicaba al legendario puerto fluvial con el muelle en la Bahía de Cupino. Sobre este tema hay muchas opiniones, algunas muy contradictorias. ¿Qué pensaría hoy Nieto Arteta sobre la evolución de la economía colombiana, donde el gran unificador de la nación que fue el café, ha sido reemplazado por el carbón y el petróleo? ¿Qué diría sobre las dificultades de la economía de Barranquilla en el siglo XXI?

Sería oportuno que la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta propiciara una vez más un evento dedicado al agudo y documentado pensamiento de este notable hijo de Barranquilla, cuando en 2024 esta institución cumpla 30 años de haber sido creada para fomentar el estudio de la historia, la economía y la cultura de la ciudad.

 

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Jorge Villalon

Licenciado en Historia y Geografía de la Universidad de Chile y magíster en Historia Contemporánea de la Universidad de Tubinga (Alemania). 

 

 

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