John Sudarsky. Foto: El Universal.
Reforma política, gobernabilidad y educación, en la entrevista de Contexto.
Para John Sudarsky, ex senador y miembro del Partido Verde, la reforma política en Colombia es una necesidad inaplazable. En entrevista con este medio digital, Sudarsky, afirma que el actual sistema político “está diseñado para lograr gobernabilidad a través del clientelismo y la corrupción”.
Contexto dialogó con el empresario, docente e investigador social, PhD en educación de la Universidad de Harvard, sobre temáticas como gobernabilidad, educación y capital social en Colombia.
Redacción Contexto: A veces se tiene la impresión de que el país se la pasa de reforma en reforma y estas consumen energías que se podrían dedicar a resolver nuestros problemas. ¿Sí es necesaria una reforma política en Colombia?
John Sudarsky: Sí se necesita una reforma política en Colombia. La estructura actual esta diseñada para lograr gobernabilidad a través del clientelismo y la corrupción. La lealtad que el clientelismo suscitaba a través de generar solidaridad vertical a punta de favores y palancas, ya no tiene ese efecto. Queda tan solo la corrupción, institucionalizada por el reparto de ministerios, puestos y de ahí contratos, etc. El sistema político no incorpora a la sociedad, la cual queda al garete. La pregunta es cómo reemplazar ese sistema político por uno en el cual los ciudadanos sepan quién los representa colectivamente y con ello poderlos llamar a cuentas, la accountability, cuya carencia es común a los regímenes políticos latinoamericanos, con excepción hecha de Bolivia.
R.C.: Usted ha venido pregonando la necesidad de que en Colombia se establezca un sistema electoral mixto y descentralizado. ¿Puede explicarle a nuestros lectores en qué consiste su propuesta y cuáles serían sus ventajas?
J.S.: El sistema mixto consta de dos tramos: uno elegido por Distritos Electorales Uninominales (DUN), territorios continuos dentro de departamentos o ciudades grandes; por ejemplo, Antioquia Sur Oriental, Ciudad Bolívar Occidental, Nariño Pacífico, etc., donde cada partido inscribe un solo candidato (uninominal). Para la mitad de las curules se vota sobre un tarjetón donde va la foto y nombre de cada candidato. Sale elegido el que tenga mas votos y él o ella representa colectivamente a la totalidad de los habitantes de este territorio. Este último debe tener un tamaño de, para dar una cifra, 300.000 habitantes, donde los ciudadanos comprendan mas cercanamente su territorio. De esta manera los ciudadanos saben colectivamente quién es su representante y a quién llamar a cuentas. Pero los regímenes basados únicamente en los DUN terminan castigando a los partidos minoritarios, puesto que los votos de los perdedores en cada DUN se pierden y dejan de contarse a nivel nacional. Por ello es necesario restituir la proporcionalidad entre votos y curules eligiendo la otra mitad por medio de la lista cerrada y ordenada. Esta se aplica en territorios mas grandes, digamos por departamento a Cámara y Asamblea. Desaparece la lista abierta por donde se cuela mucha corrupción.
¿En un futuro cercano será posible fortalecer los partidos, o dependemos de que aparezcan líderes carismáticos, serios, que rescaten la credibilidad en la política?
Uno de los beneficios colaterales del sistema mixto es que forza a los partidos a escoger candidatos, no simplemente repartir avales donde los candidatos tienen que hacer campañas individuales y a menudo quedar endeudados para siempre. Aquí el partido tiene que escoger cuidadosamente su único candidato en cada DUN que además represente la posición ideológica del partido, fortaleciendo así la identidad de este según se expresaría programáticamente en el territorio. Partidos fuertes, con identidad ideológica y programática con expresión concreta en un territorio, escogiendo los mejores candidatos que los votantes saben quienes son, no paracaidistas anónimos que consiguen unos votos y desaparecen, hasta la próxima elección.
Pasando a otro tema, usted tiene un doctorado en educación. ¿Cuál ha sido su propuesta mas relevante en esta materia?
La universalización del bachillerato en todas sus modalidades, incluida la técnica media; asegurarse de que todos los jóvenes lo alcanzan. En Colombia tenemos 20 millones de colombianos mayores de veinte años sin bachillerato completo. Un número que no ha variado significativamente desde el 2010. Esto se alimenta de la deserción que se da en 5º de primaria al pasar a bachillerato y es ocho veces peor en el campo. Bachillerato completo es el umbral de la movilización cognitiva requerida para ejercer bien la ciudadanía. La oferta de educación técnica en el campo ayudaría a solucionar esto en algo, al modernizarlo. A la velocidad que vamos terminaremos con 5 % de la gente viviendo en el campo así se les reparta tierra. Los hijos no se quedan. Hay que construir colegios, no escuelitas.
En Colombia tenemos 20 millones de colombianos mayores de veinte años sin bachillerato completo. Un número que no ha variado significativamente desde el 2010.
También son muy conocidos sus estudios sobre capital social. ¿De manera pedagógica y breve nos puede contar que es el capital social, por qué importa tanto y cómo estamos en Colombia en esta materia?
El capital social es el que tenemos en las relaciones. Uno puede llamar a un viejo amigo para que lo ayude en algo muchos años después de haber forjado esa relación. Obviamente es un tema multidimensional pues incluye la confianza en las instituciones y la confianza generalizada, confiar en extraños. Inclusive uno podría suponer que hay capital social en las palancas que, como se vio, ya no existe. Se ha demostrado que la abundancia de capital social acelera el crecimiento económico y la efectividad institucional. Podemos saber cómo estamos en Colombia pues aplicamos desde 1997 el Barómetro del Capital Social (Barcas). La medición de 2017 muestra una fuerte caída de la solidaridad y el aumento del oportunismo… la anomia, como la llamó Durkheim, una enorme perdida de confianza institucional especialmente en las instituciones políticas, la mas baja del mundo, y en las instituciones que articulan verticalmente la sociedad. Se pudo trazar que la anomia la generaba la atomización de la sociedad, principalmente porque la gente no recordaba, un 88 %, siquiera por quien había votado en ninguna de las elecciones legislativas, desde las Jales hasta el Senado, evidencia de la crisis del sistema representativo. Esta anomia, con la imposibilidad de una gobernabilidad democrática y el caos que conlleva, permitió predecir el estallido social.
El único resultado positivo de esta medición fue que los colombianos ya no comen cuento, que se midió como Fe en Fuentes de Información no Validadas socialmente (Fenoval), elemento que se identificó desde antes de que se pusieran de moda las Fake News. Pero, si no comen cuento, ¿Qué comen? Esto pone de relieve la importancia de recibir y procesar información válida que podría darse en los procesos de planeación participativa y de construir una arquitectura institucional donde existieran ámbitos de acumulación de capital social, es decir, espacios sociales donde uno pudiera acumular confianza. Y aquí se cierra el circulo: precisamente la propuesta del sistema mixto permitiría que los DUNs fueran los ámbitos de acumulación de capital social, donde se generen los procesos de aprendizaje de la ciudadanía sobre lo público y se dispare el circulo virtuoso que, mediante el control social, cambie la institucionalidad: la soberanía del Pueblo.
Usted ha sido uno de los abanderados del Partido Verde. ¿Sigue siendo miembro activo? ¿Porque se retiró del Congreso?
No hay nada mas difícil de crear que un partido, especialmente dentro del esquema de incentivos perversos de nuestro sistema político. Yo persisto en el Verde y soy miembro de su Dirección Nacional. Es un partido que ahora gobierna en varias ciudades con resultados muy diversos, algunos como en Cali, muy malos. Es parte de la coalición del gobierno Petro y presentará candidatos en las próximas elecciones. A su interior hay varias tendencias que deberían sumar. Tiene un Comité Ejecutivo que tiene enormes responsabilidades, entre otros temas, para no caer en la oligarquía de partido. Su bancada ejerce liderazgo, es fuerte y crítica y no traga entero. No creo que pudiera estar en otro partido.
Ahora, ¿por qué me retiré del Senado? Es un trabajo intenso y duro, difícil de seguir si se ha de ser responsable. Y no necesariamente fructífero. Muy a menudo con pésimas compañías. Recuerdo estar rodeado en la Comisión Sexta por verdaderos delincuentes, de una irresponsabilidad criminal. Y si bien se lograron sacar varias leyes importantes, conocí personas excepcionales y le tomé respeto a sus reglas y procedimientos, me preguntaba cómo podía contribuir de mejor manera al progreso de Colombia. Pensé que como científico social. No volvería al Congreso, pero admiro sinceramente a muchos que van a él a hacer esa ardua tarea.
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