La inteligencia artificial, el aprendizaje con videojuegos y la realidad virtual se pueden utilizar como herramientas de apoyo para mejorar el proceso aprendizaje – enseñanza.

El mundo cambia, los desafíos económicos, sociales y ambientales son cada vez más complejos e impredecibles y la sociedad necesita aprender más y mejor. El problema, entonces, es cómo hacer que la educación escolar contribuya de verdad con el desarrollo de la capacidad de aprendizaje humana.

La respuesta la podemos encontrar en una serie de desarrollos promisorios que se están dando actualmente en el ámbito educativo. Me refiero a nuevos conocimientos sobre el aprendizaje y un sinnúmero de herramientas potentes y versátiles que permiten afirmar que estamos dando un salto en ese sentido.

Esta es precisamente la razón por la que considero que la educación escolar va a experimentar notables transformaciones a corto plazo y será muy diferente a la que actualmente conocemos. La pregunta natural es: ¿cuáles serán los elementos nuevos que revitalizarán a la vieja educación escolar?

A mí me parece que la educación escolar se ha visto enriquecida de en tres ámbitos: la estructura funcional, el enfoque educativo o la teoría del aprendizaje y las mediaciones pedagógicas. Miremos a continuación brevemente cada uno de esos elementos para conocer su aporte al proceso educativo.

Al examinar el funcionamiento de la educación escolar tradicional vemos que está atrapada en su propia lógica, con el aprendizaje restringido al colegio y un esquema de acción centralizado, monolítico y paquidérmico, desconectado de otros subsistemas y actores sociales transmisores de la cultura.

Esta situación está cambiando pues los sistemas escolares son más sensibles al cambio; lo que da paso a estructuras funcionales más flexibles, que cuentan con el apoyo de la tecnología digital y la participación de otros subsistemas. Esto significa aprender más allá de la escuela y en cualquier momento.

Por otro lado, sabemos que la educación se alimenta de los desarrollos científicos y tecnológicos que se producen en las ciencias de la educación y en otros saberes. Estos conocimientos han venido mejorando los procesos educativos, al ser el faro de luz que ilumina la práctica educativa del maestro.

Los sistemas escolares son más sensibles al cambio, lo que da paso a estructuras funcionales más flexibles, que cuentan con el apoyo de la tecnología digital.

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Foto: stem.T4L. Unsplash.

Hoy esa luz resplandece con la neurociencia aplicada a la educación, porque ofrece una mejor perspectiva de cómo funciona y cómo aprende el cerebro. Ahora, la tarea es seguirla desarrollando y utilizando de la mano de las ciencias de la educación para mejorar la capacidad de aprendizaje del alumnado.

Finalmente, en el ámbito de las mediaciones pedagógicas, están una serie de tecnologías y programas informáticos que se pueden utilizar como herramientas de apoyo para mejorar el proceso aprendizaje – enseñanza, pues son una fuente eficaz de cambios en la actividad cerebral del aprendiz.

Dentro del catálogo de opciones destacan: la inteligencia artificial, el aprendizaje con videojuegos y la realidad virtual. La primera, apoya al maestro en el proceso de acompañamiento; la segunda, mejora la memoria, la lógica y la concentración, y la tercera, favorece un aprendizaje más atractivo e interactivo.

Personalmente creo que todos estos desarrollos nos dan motivos para pensar que la vieja educación escolar evidencia progresos significativos en algunas cuestiones concretas. Pero, todavía hay que hacer mucho más para que la educación escolar pueda formar personas críticas, solidarias y creativas.

De ahí la importancia de la iniciativa “Los futuros de la educación” que desarrolla la UNESCO, en la que se plantea un debate global sobre sobre cómo hay que replantear el conocimiento, la educación y el aprendizaje en el futuro. Con sus resultados podremos escribir el próximo capítulo de este importante tema.

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Julio Antonio Martín Gallego

Magíster en educación, especialista en filosofía contemporánea e ingeniero mecánico de la Universidad del Norte. Investigador y consultor especializado en procesos de cambio educativo y aprendizaje organizacional.