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Abogado, periodista y melomano, Juan Martín Fierro se ha interesado en indagar por la cultura del Caribe. Foto: El Heraldo.

“Madre Sierra” es la segunda novela del escritor y periodista Juan Martín Fierro. Sus personajes viajan y deambulan por la Sierra Nevada de Santa Marta, escenario privilegiado de sus conflictos personales. Entrevista con el autor.

Jacinto es un campesino que sufre el conflicto armado en la Sierra Nevada y los alrededores, que intenta ser libre, responsable, y fusionarse con la exuberante naturaleza del lugar. Marysa es una holandesa que quiere cumplir la última voluntad de su padre fallecido, Mafred, que solo se sentía pleno en la Sierra y quería que sus cenizas fueran enterradas allí. Marysa busca la guía de Jacinto, y emprenden un camino espiritual que será doloroso, que los llevará a reflexionar, a conocerse mejor y a enfrentar una cruda realidad marcada por la violencia colombiana. Esto sucede en Madre Sierra, la segunda novela del bogotano Juan Martín Fierro, publicada en septiembre por Editorial Planeta.

Además de escritor, Juan Martín Fierro es periodista y abogado. Es autor de la novela La música en mis ojos (1997), y de la biografía Sofronín Martínez: el ángel de Pasacaballos (2015). Colabora en El Tiempo y en El Malpensante, y hace un par de años vive en Santa Marta. Como sus personajes es un enamorado de la Sierra Nevada, geografía que ha estudiado a profundidad.

Juan Sebastián Lozano: ¿Qué significa la Sierra Nevada para ti?

Juan Martín Fierro: La Sierra tiene muchas representaciones y muchos significados. Cada quien llega a ella por un camino, razón o propósito distinto. Es un territorio mágico, ancestral, profundamente herido por la violencia. La Sierra me enseñó a caminar, y a entender esta acción física como una forma de meditación. Porque no es que salgamos a “conectar” con la naturaleza mientras caminamos; es que siempre, en todo momento, somos parte de ella. Lo que pasa es que en el día a día citadino eso se nos olvida. La condición humana es una condición corporal, y por ende natural. Pero hay mucho más: caminar es existir, sobre todo en un territorio en el que los pueblos indígenas tienen la asombrosa capacidad de pasar de las nieves perpetuas al mar en cuestión de horas. Caminar a pie, sobre la tierra, es renacer sin importar qué edad tenemos. Caminar también es, como decía Víctor Hugo, pertenecerse a uno mismo, expandir la mente, acunar la ensoñación.

J.S.L.: Tu obra es una novela, pero también tiene ideas de crecimiento psicológico, ideas místicas para vivir mejor. ¿Querías conjugar la ficción y la autosuperación? ¿Lo planeaste o fue algo espontáneo?

J.M.F.: Creo que los personajes de la novela fueron delimitándose a sí mismos conforme la Sierra ejercía sobre ellos un efecto distinto: en unos asomaban rasgos violentos; en otros, un anhelo de sanación, de reconocimiento interior. Yo mismo me sorprendí al ver cómo esos rasgos iban acentuándose sin necesidad de forzar nada. Cuando te metes a la Sierra tu realidad cambia, uno es el que sube y otro el que baja la montaña. Como dice David Le Breton en su magnífico libro Caminar, elogio de los caminos y de la lentitud, “la caminata es una apertura al mundo que invita a la humildad y a la percepción ávida del instante”. Hay un aparte de la novela en que el narrador dice que más que un territorio o un hogar, la Sierra es un espejo para verse el alma, y que con ella no caben mentiras ni secretos. Me gusta esa idea de la desnudez interior, de la posibilidad de fundirnos en toda nuestra verdad, sea cual sea, con lo natural, de recorrer paso a paso nuestra geografía más íntima. Me gusta la idea de un ser humano en movimiento, siempre cambiante, en evolución.

Caminar es existir, sobre todo en un territorio en el que los pueblos indígenas tienen la asombrosa capacidad de pasar de las nieves perpetuas al mar en cuestión de horas.

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Portada de la novela de Fierro, publicada por Editorial Planeta.

¿Cómo ves el estado actual de la Sierra Nevada de Santa Marta?

Persisten preocupaciones legítimas en torno a problemáticas que vienen de muchos años atrás, relacionadas con el deterioro ambiental, el daño ecológico y las violencias generadas por distintos actores, incluyendo a los pueblos indígenas que la habitan. Por su extensión e incidencia directa en tres departamentos, la Sierra es un territorio complejo, con dinámicas políticas, económicas y sociales cambiantes.

Háblanos de tus influencias literarias.

Si me hubieran hecho esta pregunta cuando tenía 20 años, seguramente me hubiera explayado citando títulos y autores para mostrar cuánto he leído o cuánto admiro a una escritora o escritor. Pero a estas alturas me da pereza y prefiero decir, primero, que no he leído tanto como quisiera; y, segundo, que no reconozco en mi trabajo literario la influencia específica de ningún autor, si bien como lector admiro a muchos. Me gustaría, más bien, aprovechar esta pregunta para reivindicar el oficio más que las influencias, porque aquel da cuenta de una convicción genuina por escribir; mientras que las segundas indagan qué tanto de otros autores se impregna en lo que escribes. Y si uno va a dedicar su vida a intentar algo en la literatura, debería mantener a raya esas influencias por tentadoras que sean. La sola idea de querer parecerme a otro escritor me aterra.

Eres periodista, ¿cómo se relaciona el oficio periodístico y la literatura en tu trabajo como escritor?

Para escribir esta novela tuve que empezar de cero porque no tenía más que mi fascinación por la belleza natural de la Sierra, una belleza que, para mí, y estoy seguro que para muchos, ha sido una puerta de entrada a ese territorio ancestral. Todos idealizamos a la Sierra en algún momento. Pero la historia que quería contar tenía muchos otros elementos que desbordaban esa mirada lúdica y romanticona; y esto fue muy exigente, tanto desde el punto de vista del oficio periodístico como personal. En cuanto a lo primero, tuve que dedicar años a un constante ejercicio de lectura e investigación, con mucho énfasis en antropología, historia, etnobotánica, medicina natural, fauna y etnografía. Todo esto complementado con caminatas, estadías en la Sierra Nevada de Santa Marta y muchas entrevistas a personas que viven allí; personas de distintas nacionalidades, edades y oficios. En cuanto a lo segundo, la novela fue una auténtica prueba de resistencia que incluso pensé en abandonar en algún momento. Me extravié, dudé, maldije, solté. Pero al final siempre volvía a sentarme frente a la pantalla. Yo creo que de alguna forma esa historia me escogió a mí y no tuve más remedio que escribirla a pesar de mí mismo. Fue un viaje largo y extenuante, como una caminata de días por la Sierra.

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Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.