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Con el cierre de la frontera en 2015 proliferaron las trochas ilegales. Su uso ha generado una crisis humanitaria y de seguridad que espera conjurarse con la reapertura. Foto: Nueva Sociedad.

La reapertura de la frontera colombo-venezolana, ¿mejores tiempos para dos países hermanos?

por | Ago 29, 2022

Por Laura Pulido Patrón

A las consecuencias económicas del cierre fronterizo entre ambos países, se suman la proliferación del contrabando, el narcotráfico y la trata de personas. Contexto dialogó con expertos y autoridades en Cúcuta para conocer la situación actual y los retos de esta reapertura fronteriza.

El puente de Tienditas, que conecta a la población de Tienditas en Venezuela con el anillo vial de Cúcuta, está sin estrenar, pese haber sido concluido en 2016 y de haber contado con una inversión de 119.369 millones de pesos por parte de ambos países.

Con la rotación de la política exterior de la presidencia de Gustavo Petro se esperaría que esa infraestructura de transporte binacional comience pronto a funcionar, como resultado de la reapertura gradual de la frontera con el vecino país, tras una recomposición de las relaciones comerciales y políticas deterioradas por las tensiones de los últimos 7 años.

Al cierre de la frontera y la deportación de miles de colombianos que ordenó Nicolás Maduro en 2015 –luego de un ataque a uniformados venezolanos que el mandatario atribuyó a paramilitares–, le siguió el anuncio del rompimiento de relaciones diplomáticas en 2019, en medio del impulso del presidente Iván Duque al cerco diplomático y el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.

En consecuencia, de 2015 a 2016 las exportaciones de Colombia con destino al vecino país pasaron de 1.060 millones de dólares a 614 millones de dólares, una caída del 42.1 %. Entre 2019 y 2020 se mantuvieron en 196 millones de dólares, y presentaron un crecimiento de 69 % en 2021, cuando sumaron 331 millones de dólares, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).

Con respecto al intercambio comercial entre los dos países (la suma de las exportaciones y las importaciones), se destaca el valor alcanzado en 2008 de más de 7 mil millones dólares. Sin embargo, desde 2015, no ha sobrepasado los mil millones de dólares. En un tuit, el nuevo embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, afirmó que sorprendería al presidente Petro “cuando lleguemos a 10 mil millones de dólares en intercambio comercial”.

El intercambio comercial entre los dos países en 2008 fue de más de 7 mil millones dólares. Sin embargo, desde 2015, no ha sobrepasado los mil millones de dólares.

Una frontera capturada por la ilegalidad

La zona de frontera fue la más afectada por la determinación tomada en su momento desde Bogotá y Caracas, le dijo a Contexto el alcalde de Cúcuta, Jairo Tomás Yáñez: “el desempleo fue uno de los efectos más notables de esta decisión, ya que no menos de 3 mil o 4 mil personas enfrentaron una incertidumbre laboral debido al cese de las relaciones comerciales”. Esos empleos tienen relación con los ámbitos de agencias aduaneras, logística, servicios, transporte e intermediaciones bancarias que por el cierre de frontera quedaron suspendidos.

Además, con los cierres intermitentes de los puentes, proliferaron las trochas ilegales a través de las cuales se realizó, y se realiza aún, toda la oferta y demanda de bienes y servicios hacia y desde Venezuela. Ese escenario de irregularidad fortaleció el accionar de los grupos ilegales que se dedican al narcotráfico, debido a la presencia de toda la zona cocalera del Catatumbo y de las rutas del narcotráfico hacia el Venezuela.

El coordinador del programa Cúcuta cómo vamos, Mario Zambrano, precisa que las trochas son aprovechadas por grupos al margen de la ley para capturar rentas y controlar esos territorios a través de la movilidad de migrantes, la trata de personas, y el contrabando de gasolina y medicamentos, “bajo lógicas propias de las estructuras criminales, lo que genera no solamente un problema de carácter económico, sino humanitario”.

Agrega el alcalde de Cúcuta que se evidencia un crecimiento en las actividades ilegales que se realizan sobre las trochas, en los no menos de 55 puntos identificados sobre el río Táchira, los cuales son aprovechados por delincuentes para cometer todo tipo de delitos que inciden en la seguridad de toda la ciudad.

Colombia comparte con Venezuela una frontera de más de 2.219 kilómetros y cuentan con tres puentes binacionales (Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y Tienditas) de interés estratégico para las comunidades transfronterizas. Estos fueron inspeccionados recientemente y se conoció que necesitan mantenimiento y repotenciación “con el fin de habilitar el tránsito normal en todos sus carriles y así normalizar la operación vehicular que pueda darse en la apertura de frontera”, manifestó el director general del Invías, Guillermo Toro Acuña, en un comunicado.

Otros efectos del deterioro del cierre de la frontera son el crecimiento de los casos de violencia intrafamiliar, homicidios, robos callejeros e informalidad. Además, ha ocasionado un efecto negativo sobre la economía y sobre la asignación de recursos de Cúcuta, dada la ocupación ilegal de territorios. “Cerca de 135 mil personas migrantes han invadido predios que no cuentan con servicios básicos y esto complica la asistencia humanitaria que se pueda ofrecer”, puntualiza Yáñez.

En este sentido, los primeros pasos dados por el nuevo Gobierno son vistos como una gran oportunidad para la frontera. También para los 2.5 millones de venezolanos que, según cifras de Migración Colombia con corte a febrero de este año, se han desplazado hasta el país buscando mejores condiciones de vida. En 2015, ascendían a más de 31 mil.

Con los cierres intermitentes de los puentes, proliferaron las trochas ilegales. Ese escenario de irregularidad fortaleció el accionar de los grupos ilegales que se dedican al narcotráfico.

En 2008, el intercambio comercial entre Colombia y Venezuela fue de 7 mil millones de dólares. En 2021 fue de tan solo 331 millones de dólares. Foto: Juan Pablo Cohen. La Opinión.

¿Es la normalización de las relaciones suficiente?

Pese a las expectativas positivas de una reactivación económica y de acuerdos para mejorar la seguridad en la frontera con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, es claro que la reapertura de la frontera no es una respuesta automática a las diversas problemáticas de ese espacio.

El coordinador de Cúcuta cómo vamos explica que existen oportunidades del lado venezolano, pues en el vecino país hay limitaciones para producir bienes y servicios de los sectores alimentos y medicamentos, debido a la crisis que han atravesado, así como en la demanda de gasolina. Sin embargo, para Zambrano “hay a veces un poco una visión cortoplacista, una pérdida de la memoria, como si cuando teníamos la frontera abierta hubiésemos sido una especie de Suiza”. Antes del cierre, la economía de Cúcuta se concentraba en comercio, hoteles y restaurantes, y una dinámica muy fuerte del contrabando de la gasolina. Además, los indicadores mostraban altas tasas de desempleo, informalidad y pobreza.

En ese sentido, el académico considera que la única forma de aterrizar esas posibilidades es a través de “apuestas estratégicas de corto y largo plazo entre actores del territorio, pero bajo unos arreglos institucionales transfronterizos, normas que permitan que ese desarrollo se dé. Sino podríamos estar viviendo una especie de espejismo, creyendo que esa situación pasada, antes del cierre de la frontera, era de alguna manera idílica”.

El cierre de frontera habría profundizado los problemas que ya tenía la ciudad, partiendo de una estructura económica débil y un tejido empresarial constituido en cerca de un 98 % por microempresas con baja productividad en su fuerza laboral, con problemas de asociación y de acceso al crédito y una cultura de la informalidad.

Cúcuta como cordón umbilical de la recuperación económica

Al considerarse un territorio estratégico para la atracción de empresas de representación y de producción de todo tipo de bienes y servicios, necesarios en el vecino país, Cúcuta pretende convertirse en un actor fundamental gracias a la reapertura fronteriza.

De la misma manera, a raíz del deterioro de su situación interna y del aparato productivo del hermano país, se identifica una oportunidad en la atracción de empresarios venezolanos que puedan desarrollar estrategias de inversión en la ciudad de Cúcuta, transformando materias primas importadas desde Venezuela para reexportarlas.

“Cúcuta aspira a convertirse en el cordón umbilical de la recuperación de Venezuela. Necesitamos sensibilizar al Gobierno Nacional para lograr una inversión en infraestructura logística, a través de proyectos de gran envergadura”, afirma el alcalde de Cúcuta.

Entre esos proyectos se encuentra la construcción del sistema férreo Cúcuta-Tibú-Convención-Gamarra, que enlazaría al municipio y la región con el río Magdalena, con conexión directa por vía férrea a Santa Marta o cabotaje a través de Barranquilla y Cartagena.

Finalmente, el nuevo Gobierno deberá poner reglas de juego claras para que haya una coordinación de políticas concretas entre ambos países frente al tema migratorio, la seguridad, la recuperación de la operación comercial, entre otras prioridades.

También hay expectativas sobre el efecto que tendría en el mercado de divisas y la inflación la posible dolarización de la economía venezolana –que hasta el momento atraviesa una dolarización “de facto” para aliviar la devaluación del bolívar–, así como de que el Gobierno colombiano defina la recepción libre de divisas extranjeras en el comercio de Cúcuta, o su cambio, a través de las casas de cambio o de las entidades financieras.

El sector empresarial se encuentra a la espera de que el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Hacienda colombianos regulen y determinen los términos de referencia para los procesos de exportación y de cierre de exportaciones, que a través de transferencias permitan cerrar los documentos de exportación en cada uno de los casos.

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Laura Pulido Patrón

Profesional en Relaciones Internacionales, con énfasis en Economía Internacional de la Universidad del Norte. Magíster en Análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia. En el campo del periodismo económico ha trabajado para los diarios El Heraldo, de Barranquilla, El Colombiano y Valora Analitik.

 

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