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Foto: Recha Oktaviani. Unsplash.

Con frecuencia los alcaldes y gobernadores exigen más transferencias del Gobierno nacional para poder adelantar sus proyectos, pero lo más usual es que estos entes tengan dineros sin ejecutar, no recauden el potencial tributario que poseen o no exploten adecuadamente su capacidad de endeudamiento.

Uno de los problemas permanente de las entidades territoriales es la escasez de recursos para realizar sus labores. Con frecuencia los alcaldes y gobernadores exigen más transferencias del Gobierno nacional para poder adelantar sus proyectos. La paradoja surge porque, en muchas ocasiones, estos entes tienen dineros sin ejecutar, no recaudan el potencial tributario que poseen o no explotan adecuadamente su capacidad de endeudamiento.

El primer hecho para tener en cuenta es que muchos gobiernos locales tienen recursos sin ejecución. Esos fondos pueden provenir de recursos propios, transferencias o regalías. Por ejemplo, los indicadores del Sistema General de Regalías (SGR) muestran que el porcentaje de ejecución promedio anual ronda el 65%. Esto implica que cerca de un tercio de las regalías no se invierten cada año. Igual sucede con algunos rubros provenientes de los recursos propios o las transferencias del Sistema General de Participaciones (SGP). En cada ejercicio presupuestal quedan fondos excedentes que son trasladados a la siguiente vigencia.

En el caso de la deuda, las reglas fiscales establecen unos límites al endeudamiento en función del ahorro corriente de cada entidad territorial. Cuando se revisan los saldos de deuda existentes, son pocos los gobiernos locales que explotan la capacidad que tienen disponible. Las cifras que registra la Contraloría General de la República sobre el endeudamiento de municipios y departamentos indican que solamente Barranquilla ha utilizado activamente su cupo de endeudamiento en los últimos años.

Cuando se revisan los saldos de deuda existentes, son pocos los gobiernos locales que explotan la capacidad que tienen disponible. Solamente Barranquilla ha utilizado activamente su cupo de endeudamiento en los últimos años.

Otro tema es el potencial de recaudo, en especial en los municipios capitales. En un estudio que realizamos en el Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER) encontramos que la eficiencia recaudatoria promedio de los municipios era del 40%, lo que indica nuevamente que hay mucho espacio para mejorar en ingresos propios. Una experiencia positiva en este frente se registra en aquellas entidades territoriales que entran en un acuerdo de pago de pasivos. Bajo estas circunstancias se ven en la obligación de recaudar los ingresos para afrontar las deudas. Así se ven mejoras importantes en la recaudación que, desafortunadamente, se diluyen cuando se acaba el acuerdo.

La gestión de un gobernante local exige contar con recursos y ejecutarlos adecuadamente para alcanzar un impacto en el bienestar de los ciudadanos. Antes de andar de oficina en oficina en Bogotá buscando fondos del Gobierno nacional, muchos alcaldes y gobernadores podrían concentrarse en invertir los recursos disponibles, en explotar adecuadamente sus bases tributarias y no tributarias, y en utilizar responsablemente la capacidad de endeudamiento permitida por ley. Seguramente esta estrategia les permitiría entregar mejores resultados al final de su administración.

 

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Jaime Bonet

Economista de la Universidad de los Andes con una maestría en Economía y un doctorado en Planeación Regional de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. Desde 2013 se desempeña como gerente de la sucursal de Cartagena del Banco de la República, en donde ejerce como director del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER).