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La parranda vallenata es un ritual de amistad y un convite aderezado por música, comida y anécdotas. Desde 2016 existe un concurso que premia a la mejor parranda. Foto: El Pilón.

De parrandas, Old Parr, gallos, Reyes y dinastías en el Festival Vallenato.

‘Ausencia sentimental’, canción escrita por Rafael Manjarrez, retrata como ninguna la atmósfera del Festival Vallenato. Es el himno por excelencia que nos transporta a ese ambiente de celebración, amistad, poesía y anécdotas que bajo una gran base mitológica le dan un peso específico a esta literatura” cantada. 

El centro del universo vallenato es la parranda, y el personaje principal, su majestad, el acordeón. En la parranda el círculo de amigos se va integrando en torno a los músicos  y  mientras pasan de mano en mano el Old Parr, la atención se centra en la digitación del acordeonero, el canto, la conversación, la historia detrás de cada canción, las décimas y el humor. Las notas suenan bajo el palo de mango y se calienta el anafe con las arepas, se sirve el friche y el chicharrón con bollo limpio. La parranda puede durar todo un día sin que nadie se percate del paso de las horas y solo se hacen pausas para saborear el sancocho y su bastimento presentado sobre hojas de bijao. El acordeonero, cajero y guacharaquero van complaciendo a su íntimo público tocando las canciones favoritas que narran anécdotas e historias de la región. La experiencia se vive en un espacio y tiempo sagrado que no se vuelve a repetir.

En otros tiempos, la parranda no admitía ni baile, ni mujeres, ni niños, a pesar de que gran cantidad de sus canciones evocan la belleza femenina y el amor romántico. Hasta los años cincuenta del siglo pasado, estuvo prohibida la presencia de grupos vallenatos en el afamado Club Valledupar. No era bien visto que un hijo de familia pudiente tocara el acordeón o escogiera ser cantante, como el caso de Iván Villazón, quien abandonó su hogar al tomar ese camino.  Cuando el acordeón llegó al Valle, muchos de los músicos eran campesinos iletrados y tocaban vallenato con la gaita o flauta de caña. El acordeón tornillo de máquina” fue el primero usado por los juglares y contaba con unos tornillos o émbolos que permitían cambiar el color del sonido del más agudo al grave. Dice la mitología vallenata que con un acordeón así enfrentó Francisco ‘El Hombre’ al diablo, venciéndolo en  épica batalla.  Con el paso del tiempo la música vallenata se graba y difunde en las fiestas, clubes y otros escenarios alternos a la tradicional parranda. Hoy los niños y las mujeres cuentan con escuelas de música vallenata, algunas de estas reconocidas mundialmente1. Ahora son protagonistas del género vallenato, compiten por una corona en su categoría  y muchos impulsan a sus hijos e hijas a incursionar en la maestría de este instrumento alemán que llegó al Valle para transformar la música autóctona para siempre.  La historia cuenta que fue Chico Bolaños quien con sus bajos marcó la diferencia de los cuatro aires” que conforman la música vallenata: el son, el merengue, el paseo y finalmente la puya, con la cual todo acordeonero busca lucirse para demostrar su maestría. En la tierra del Cacique Upar, son considerados Reyes vallenatos no los que cantan o componen, sino los que demuestran su pericia con el acordeón. Cada año, en franca lid, se enfrentan los mejores acordeoneros en busca de la codiciada corona en las distintas categorías: infantil, juvenil, aficionado y profesional. 

Los juglares participan en festivales que tienen lugar en Villanueva, Riohacha, Fonseca, Maicao, Hatonuevo y San Juan del Cesar, todos escenarios preparatorios para la prueba final en el Templo del vallenato,  el Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar. El evento, creado por Rafael Escalona, Consuelo Araújo y el expresidente Alfonso López, cumple 57 años coronando reyes y reinas bajo el más exigente jurado.

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Hugo, Carlos, Adelmo, Almes, Juan José y Ovidio, integrantes de la Dinastía vallenata Granados. Foto: Guajira News.

Cada cinco años, tenemos a los mejores gallos, los Reyes vallenatos compitiendo por ser Rey de Reyes, la cúspide de sus carreras. Debido a la íntima relación de las peleas de gallos que se realizan al tiempo con el festival y su símil con la piqueria vallenata, es común encontrar canciones sobre gallos famosos, como el tema ‘El gallo y el pollo’, en el que Diomedes le canta al Cocha Molina y lo compara con un pollo, ejemplo de una cuerda muy fina”; o se escucha llamar a los músicos con apodos como ‘El pollo vallenato’ (Luis Enrique Martinez), ‘El pollo Irra’ (Israel Romero) , o ‘El pollito Herrera’. El Beto Zabaleta, afamado gallero, a su antiguo acordeonero, ‘El pangue’ Maestre, lo animaba diciéndole ¡Pica Canagüey!”, y al que más recientemente lo acompaña, Dani Maestre, ‘El Jabao’, ambos colores característicos de los gallos de pelea. Pero pocos Gallos como el último Rey de Reyes, Almes Granados, originario de Mariangola y miembro de la conocida Dinastía Granados.

Almes nos explica que la dinastía Granados tiene vínculos muy cercanos a otras dos dinastías y tal vez esa es la razón de su preponderancia:Mi abuela paterna, Angela Ochoa, era prima hermana de Calixto Ochoa. Y mi abuela materna, Camila Duran, era prima de Alejo Durán, originario de El Paso. Mi abuelo, Juancito Granados, el popular ‘Gallo de Camperucho’, fue un juglar que tal vez no tuvo el brillo de Toño Salas, Lorenzo Morales o el viejo Emiliano, pero fue un juglar que dejó muchas enseñanzas. Mi hermano mayor, Ovidio, nació escuchando las rutinas del ‘Gallo’ y  todo lo que hizo Calixto Ochoa. Luego vinimos Hugo Carlos, Juan José y mi persona. En la familia somos cajeros, guacharaqueros, técnicos de acordeones, Reyes y Rey de Reyes. Si hemos sacado varios Reyes es porque hemos tenido mucho cuidado de prepararnos bien para ese Festival tan importante. Ovidio, Luis Enrique y Calixto Ochoa, junto con Colacho Mendoza y Emiliano son los juglares que más me gustan porque tienen música melodiosa en el acordeón y en el canto. Son mis  preferidos y esa es la música que me mueve el piso”, afirma el Rey de Reyes de la Dinastía Granados.

La historia de Almes Granados demuestra que la persistencia hace al maestro: se presentó cuatro veces a la competencia y logró ser coronado  como Rey vallenato en 2011. Para consagrarse Rey de Reyes se presentó dos veces y ganó el duelo en 2022. Y es que todo cuenta en el momento del enfrentamiento, el desempeño del cajero, la destreza del guacharaquero, y el canto, suman o restan para lograr la victoria. Se puede haber preparado durante meses pero todo se define en un instante, como lo ilustra el músico: 

Me preparé escuchando las canciones de la Dinastía como el paseo de Ovidio, ‘El pobrecito’ y ‘El vicio’”, confiesa Almes. Eso es lo que nos identifica a la Dinastía Granados de Mariangola. Me esmero por interpretar bien cada aire. Me gustan mucho las canciones de Ovidio, mi hermano, y las de Calixto Ochoa y Luis Enrique Martinez para lucirme en las presentaciones. Son canciones que me han dado el triunfo porque son de ejecución y cortas de letra, las que se necesitan para que uno se pueda lucir y extender más en el acordeón”.

Quien no haya vivido las experiencia de un Festival Vallenato, debe reservar sin falta la fecha para conocer al próximo miembro de nuestra realeza folclórica, experimentar la belleza de esta poesía cantada que es parte de nuestro patrimonio inmaterial y de paso disfrutar la maravillosa hospitalidad de la tierra de Pedro Castro.

Referencias
1 (La escuela Rafael Escalona de la Fundación Leyenda Vallenata y la Escuela Los Niños del Vallenato del Turco Gil)

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Beatriz Toro P.

Antropóloga de la Universidad de los Andes. Magíster en Desarrollo Social de la Universidad del Norte.

 

 

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