Margarita Garcia

Para Jorge Carrión, escritor y crítico literario español, el futuro va a ser una suma de utopías y distopías que se inauguró con la pandemia del Covid-19. Foto: Tim Langlotz.

Jorge Carrión: “Decir que la Inteligencia Artificial nunca va a escribir literatura me parece muy ingenuo”

por | Abr 17, 2024

Por Juan Camilo Rincón

 

Para el escritor y crítico literario español, el futuro luce complejo y contradictorio. Entrevista a uno de los invitados a la FILBo 2024, a propósito de  su libro Los campos electromagnéticos.

Un artefacto de escritura automática. Eso fue el libro Los campos magnéticos que escribieron los surrealistas franceses André Breton y Philippe Soupault en 1919. Más de cien años después, el escritor y crítico literario español Jorge Carrión retoma la idea, ahora en forma de escritura automatizada, con Los campos electromagnéticos (Caja Negra, 2023), un libro impreso −valga decirlo− creado en conjunto con los ingenieros y artistas de Taller Estampa y la labor de Chat GPT-2 y GPT-3. 

Contexto conversó con Carrión, uno de los invitados especiales de la FILBo 2024 antes de su visita a Colombia.

Juan Camilo Rincón: ¿Cómo fue la escritura y construcción de este libro entre humanos y máquinas?

Jorge Carrión: Yo creo que Los campos electromagnéticos es sobre todo un ejercicio de literatura conceptual. Lo que más importa es la idea que hay en su núcleo: escribir junto con redes neuronales de aprendizaje profundo un libro que de algún modo yo concebí como un contrapeso, un antídoto de la distopía Membrana, una novela que también es muy conceptual, oscura, como si fuera el catálogo del museo del siglo XXI. Es una especie de alternativa utópica mediante este ejercicio de literatura conceptual, que nació de un modo y derivó hacia otro. Surgió a partir de la idea de entrenar a ChatGPT 2.0 para que escribiera como yo, pero en ese camino nació el GPT 3.0. Dado que estamos en el centenario del surrealismo y que el GPT 2.0 escribía de un modo muy surreal, se me ocurrió una vuelta de tuerca: hacer el remake de un libro emblemático de la escritura automática como es Los campos magnéticos. A esa idea inicial se le suma otra noción, también propia del arte conceptual, que es la del remake y hacer una reescritura automatizada del primer libro de la escritura automática. Yo estoy al principio del proyecto, en la idea, en el diseño, y estoy al final del proyecto como editor, arquitecto, DJ que remezcla, decide dónde va cada cosa, corrige, etc., pero no añadí palabras o textos que ellos no hubieran escrito, y sí que añadí dos ensayos que de algún modo hacen que el artefacto funcione.

J.C.R.: Usted dice que en Los campos magnéticos fue más importante la forma que el fondo. ¿Se planteó lo mismo cuando pensó este libro? 

J.C.: Yo diría que con la escritura automática Breton y Soupault descubren un mecanismo y una vía de libertad creativa. No es tanto el resultado del proceso ni el hallazgo de algún tipo de verso, metáfora, etcétera, sino lo que en ese camino puedes ir descubriendo mientras lo transitas. Me parece que el surrealismo evidentemente encuentra, no solo busca. Algunos de los grandes hallazgos del surrealismo son muy posteriores y tienen que ver con el cine de animación japonés o con el realismo mágico de Gabriel García Márquez. Es decir, pone en marcha una máquina cuyas consecuencias van a recorrer todo el siglo XX y todavía son fértiles en el siglo XXI.

Usted siempre está analizando las nuevas formas de la cultura. ¿Cómo asume la presencia de ChatGPT en ese proceso que inicia con las librerías antiguas, luego el libro físico y ahora las creaciones en formatos digitales?

Diría que todos mis proyectos parten de la literatura. Yo me siento escritor desde muy joven y ha sido desde la escritura como un concepto amplio que me he ido moviendo hacia otros ámbitos, otros lenguajes como el cómic o el podcast, y otras disciplinas como las ciencias o las tecnologías. Claramente hay un ciclo que cierra Los campos electromagnéticos, que empiezo inesperadamente con Membrana y sigue con Solaris, Todos los museos son obras de ciencia ficción y Los campos electromagnéticos, que es mi pequeña aportación desde la literatura al ámbito de la ciencia ficción sobre inteligencia artificial. 

Portada del libro del experimental libro de Carrión, publicado por editorial Caja Negra.

Desde Contra Amazon ya había algo de eso…

Claro, porque al fijarme en Amazon me estoy fijando en cómo gestionar la cultura y el conocimiento en las plataformas a través de inteligencia artificial. De algún modo ya llevo diez años desde Librerías escribiendo sobre las arquitecturas del saber, cómo se organiza el saber y sobre la transformación de la obra en contenido. Yo vengo de las humanidades, vengo del siglo XX, de pensar que una película, una novela, una serie de televisión, un cuadro es una obra y las plataformas las han convertido en contenidos. Si vemos lo que ha ocurrido desde Librerías hasta Los campos electromagnéticos, entendemos que se ha ido digitalizando mi materia prima y el ChatGPT se entrena con libros, con textos. Desde mi interés por las librerías y las bibliotecas hasta mi interés por el GPT 3.0 hay una especie de coherencia que tiene que ver con pensar la escritura como una combinatoria de textos y lecturas previas.

Cuando uno lee el libro percibe que muchos asuntos de las artes ocurren en ciclos que se van repitiendo. ¿Cree que lo digital transformará esos ciclos? 

Hace ya treinta o cuarenta años que se escribe literatura electrónica, literatura digital, literatura hipertextual, pero ninguna obra de ese tipo ha entrado en el canon. Hay un canon particular de ese tipo de literatura, pero el canon literario sigue estando conformado por obras que se han publicado en papel. Entonces la resistencia del papel y de la literatura tradicional son muy fuertes, mucho más de lo que podíamos imaginar. De hecho, aquí tengo La casa de hojas de Danielewski, que está encima del libro de Sergi de Diego, que es una novela muy experimental, muy hipertextual, pero es un libro en papel. Después tiene una expansión en internet y una banda sonora, incluso, pero el libro está diseñado y pensado en papel. No sé hasta qué punto lo que está ocurriendo con la IA y las redes neuronales va a alterar eso o se va a adaptar al formato tradicional que es el libro en papel.

A mí no me gusta hablar del futuro porque siempre te equivocas. Lo que me imagino es que no va a ser tan apocalíptico ni tan radical como acostumbramos a ver en las ficciones.

¿Por qué cree que hay tanta resistencia hacia el realismo que trata de crear la IA?

Creo que es un miedo habitual hacia lo nuevo y lo desconocido. El ser humano es conservador por naturaleza porque evidentemente quiere preservar lo que tiene, no lo quiere perder. Pero si ves con cierta perspectiva la historia de la humanidad o la historia del arte entiendes que siempre lo que se ha considerado que no era arte, al poco tiempo se ha legitimado como tal. Decir que la Inteligencia Artificial nunca va a escribir literatura me parece muy ingenuo porque, primero, ya escriben literatura, si la entendemos como textos que circulan y que son peores que los que escriben ellas; hay autores publicados y famosos que escriben peor que el GPT 4.0. Por otro lado, porque todo depende de la mirada, del contexto, de cómo se lea el objeto cultural, igual que hubo quien dijo que el urinario de Duchamp no era arte, o que los cuadros impresionistas no eran pintura, o que el jazz o el reggaetón o el trap no son música −eso es una música emergente que se ha convertido en música artística−. Cuando algo emerge no tiene forma, es inclasificable, es incómodo y con el tiempo se va consolidando o no, o desaparece. Creo que ahora estamos ante la emergencia de la literatura algorítmica, también de las imágenes algorítmicas que son amorfas, extrañas, inconcretas. Pero bueno, es cuestión de tiempo que se vayan desarrollando y que grandes artistas humanos trabajen con ellas. Es algo que me planteé en Los campos electromagnéticos: reescribir los textos y convertirlos en textos mejores de lo que son. Pero por esto que te digo de la intervención conceptual, lo que me interesaba era más bien el documento, documentar cómo escribían las redes neuronales en 2022, 2023, como si fuera una especie de entomólogo, de recolector de fauna y de flora y embalsamara. Era como una especie de álbum. Creo que esto va a evolucionar tan rápido que dentro de poco ya no podremos recordar cómo fue el Big Bang. Mi interés era dejar un documento, un libro en el cual se vea el gran Big Bang de las redes que escriben textos.

¿Cómo ve la vida cultural dentro de cincuenta años?

A mí no me gusta hablar del futuro porque siempre te equivocas. Lo que me imagino es que no va a ser tan apocalíptico ni tan radical como acostumbramos a ver en las ficciones. Lo que hice en Membrana fue acelerar un escenario de futuro posible que quizá ocurra dentro de cientos de años o en un siglo, y eso es lo que te permite también la literatura: acelerar, condensar, resumir, concentrar. Me parece que la pandemia, que es algo que hemos olvidado y parece muy lejano, aunque pasó hace muy poco, nos dio una gran lección porque nos mostró un apocalipsis, una distopía en la cual la apariencia de la realidad no había cambiado; solo estaba como congelada, distorsionada, pero a grandes rasgos era un hundimiento sin ruinas y sin destrucción aparente. Yo creo que el futuro será así, como el presente: complejo y contradictorio. Ahora habrá zonas de utopía y zonas de distopía, habrá tecnologías nuevas y personas que vivirán en ambientes rurales, selváticos. Creo que no será tan diferente del presente, aunque cuando lo agarremos nos demos cuenta de que sí.

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Juan Camilo Rincón

Periodista, escritor e investigador cultural.