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José Matera, rock “Made in la Costa”. En diciembre, junto a Porvenir Paradise, lanzarán la canción ‘Brindo X’.

Tiempo de rock en Contexto: José Matera, una ola negra que no deja de reinventarse.

Su vida ha sido un bucle entre sus rupturas existenciales y su búsqueda interminable del sonido perfecto. Entre la exploración de nuevas sonoridades con sus versos grises, a veces cálidos, a veces solo puentes para sentir, fluir y escupir alguna tristeza, y las reacciones de sus incontables seguidores que aún sienten, sufren y recuerdan con nostalgia las canciones del pasado.

Hoy José Roberto Matera Carvajal o ‘Jose’, a secas, sigue igual de roto que cuando empezó a escribir sus canciones a los 15 años. Grabó en 1999 y con Los de Adentro conquistó a un país que siempre ha cantado y bailado entre alegrías, balas y todas las formas poéticas de resistir. Cuatro discos grabados con ‘LDA’, junto con los cofundadores Johan Dacarett y Eliuth Martínez, dos Discos de Platino y uno de Oro en una época en que la radio dominaba y las redes sociales eran apenas bosquejos en algún papel, así lo confirman.

Hoy la impronta de este cantante caribe nacido en Montería pero ensamblado en Barranquilla, sigue intacta. Convive musicalmente desde 2020 con los jóvenes y talentosos de Porvenir Paradise: Javier Criollo y Daniel Freyle, con quienes la ola que reventó hace casi tres décadas sigue hoy su curso entre la oscuridad y la luz en la que deambula José.

Óscar López Lobo: Desde la pandemia hasta hoy has estado moviéndote, tocas casi todos los fines de semana, tus seguidores de siempre te acompañan y aparecen nuevos ¿Qué tan especial es para ti cantar una y otra vez las mismas canciones?

José Matera: Depende, ‘Una canción’ o ‘Nubes negras’, o las que sonaron en la radio tienen un “feeling diferente”. Cada vez que canto las conocidas en vivo suenan mejor, pero me gusta mucho cantar las que no son populares. Es un privilegio tener ese espacio frente a la gente porque cada vez que las tocas nunca suenan igual. Lo que siente el público, lo que te transmiten y cómo interpretan los temas. Me llama la atención cómo hay canciones que escribí en mi adolescencia encerrado en un baño, vuelto nada, y cómo la gente les da otro significado y la sienten diferente. Eso es especial, los que se enamoraron con tal tema, o aprendieron a cantar o tocar escuchándome, son experiencias lindas.

O.L.L.: ¿Reinventarte, sonar diferente, fluir, es esa tú eterna búsqueda como músico?

J.M.: Lo más interesante para mí es hacer versiones de mis canciones. Otra opción, otra puerta, otro universo sonoro para meter a la gente. Por ejemplo, hacer una versión desde el reggae, el vallenato, el porro o el blues, lo que puedas imaginar… esa es mi meta.

¿Cuánto tiempo llevas reinventando tus canciones?

Me voy a morir así. Encontrarle nuevas notas, nuevos sentimientos, nuevas formas de interpretarla, es como leer un cuento nuevo, con otras emociones, con otros finales, otros clímax. No hay mejor droga que el aplauso de la gente. Que una canción tuya haya ayudado a alguna persona en un momento duro de su vida es para mí hermoso.

¿Qué tan roto está José y qué tanto te sirve para crear?

Estoy constantemente roto, soy una obra en constante trabajo, construyéndome, es lo que alimenta mi inspiración para escribir. El dolor, sufrir, pasar por ese estado de emociones y luego escribir. Sí, estoy un poco roto, aunque no creo que haya que estarlo siempre para crear, pero así estoy.

Estuviste doce años sin escribir, o por lo menos sin crear algo satisfactorio. ¿Cómo fue ese despertar de esa cuasi tumba?

De pandemia para acá tuve que lidiar con una separación, lidiar con doce años en los que no pude escribir nada porque solo recibía críticas destructivas, el ambiente no era sano, vivía un infierno, me echaron. Hasta que me encontré a Javi y luego a Dani y todo empezó a fluir hasta hoy.

Javier Criollo, vocalista y Daniel Freyle, guitarrista de Porvenir Paradise…

Sí, desde octubre de 2020 en Barranquilla me encuentro con Porvenir Paradise y empezamos una relación donde estamos componiendo lo que queremos, y otra vez estoy empezando a caminar. Gracias a estos manes, gracias a este man específicamente, a ‘Javo’, quien es amigo de mi hermana. Ella me decía que tenía un amigo que cantaba y que debería escucharlo, pasó el tiempo y en el cumpleaños de mi hermana en Santa Marta él se me acercó, me cogió a cuello corto y me hizo escuchar una canción que venía trabajando.

Hablamos de ‘Mar negro’, la canción con video que recientemente lanzaron en plataformas musicales…

La misma, sí. Javo me mostró un blues llamado ‘Mar negro’. Tenía 1 minuto y 40 segundos de canción cuando la escuché. Le dije que yo tenía lo que hacía falta y cogí mis cuadernos, recopilando frases de uno y otro y salió la primera canción de la que me siento orgulloso, la que acabó con mi “Writer’s Block”.

Tres de la mañana y no dejo de pensar
En lo que se esconde en la cortina de aquel Bar
Son tragos tan amargos, tal como su amar
Al final solo vuelan, las cenizas…
Es un bucle sin salida, una cuerda infinita
Alrededor del cuello, agujero negro
Que me traga entero…

Óscar López Lobo: Cuéntanos Javier, ¿cómo se fue dando esa sincronía entre ustedes?

Javier Criollo: Yo desde 2014 venía con Daniel haciendo música, tocábamos en bares, éramos una banda de covers. Pasaron unos años y por impresionar a una chica le dije que le haría un tema, me inspiré y empecé a darle reflexionando sobre el amor que sentía. Con Daniel cuadramos unos acordes en guitarra ante los dos versos que tenía y se la mostramos a José. Ahí empezó nuestro romance musical, creamos ‘Mar negro’ y otras tres más, y desde ahí seguimos creando la música que queremos.

En la industria no hay amigos, no tengo ni un solo amigo. Es una batalla campal, volátil, perro come perro, el talento no tiene nada que ver sino que le caes bien a tal empresario.

Óscar López Lobo: José, tu tatuaje, ‘1991’, en los dedos de tu mano izquierda, un año duro, luego una canción…

José Matera: Así es. Ese año mataron a mi papá, pienso en él todos los días. Soy una víctima de lo que nos pasa en Colombia. Lo amenazaron y nunca he sabido por qué, de pronto lo confundieron, no sé. Era ganadero, lo amenazaron, nos tuvimos que ir a Estados Unidos, al regresar lo mataron, cuando tenía 34 años. Tiempo después estaba con Los de Adentro en una gira en Cúcuta y me entero que mataron a Jaime Garzón, me impactó y ese día salieron las notas de ‘Seguiremos muriendo’, en homenaje a Garzón y a mi papá. Es la canción más política sin serlo, fue pasional. ¿Cómo van a matar a un comediante en esta mondá hey?

Un suspiro por los que no están
 y me persigno, porque según tradición
si abres la boca te matan
y la verdad no hay nada que ocultar
aqui todos saben todo
pero nadie se atreve a decir nada
que en este País no puedes vivir
no puedes soñar, no puedes reír
y no vales nada aquí, el precio lo tiene tu cabeza
y puedes llorar y puedes fingir y puedes hablar mal de mí
por escupirte todo lo que es cierto por quedarte sentado.
Y seguiremos muriendo
porque la vida es suficientemente cruel
y seguiremos muriendo.

O.L.L.: ¿Hay amigos en la industria musical?, ¿te arrepientes de algo?

J.M.: En la industria… y no por montársela a la gente de Bogotá, pero mi base artística adulta fue allá un buen tiempo. En la industria no hay amigos, no tengo ni un solo amigo. Es una batalla campal, volátil, perro come perro, el talento no tiene nada que ver sino que le caes bien a tal empresario. Suena demasiado cliché pero no me arrepiento de nada, o de algo pero no recuerdo ahora… (risas). Ahora los errores y las bendiciones lo hacen a uno.

Entre el José de 18 años y el José de dentro de diez años, ¿qué tan roto estarás y cómo te imaginas?

Trajinado, pero saber la verdad es lo que te trajina, después estarás lleno de mierda, oxidado, eso es saber la verdad. En diez años, a los 53, te diré que los 53 son los nuevos 23: “¡Rikiti paquiti, rikiti paquti ay ay ay!”, así lo cantaremos cuando nos veamos (risas).

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Óscar López Lobo

Barranquillero, periodista, escritor y gestor cultural de la Autónoma del Caribe. Corresponsal durante 3 años en Buenos Aires, Argentina, para El Heraldo, donde realizó estudios de Maestría en Documental Periodístico. Su libro Bitácoras Anónimas y otras Sobredosis ganó el Portafolio Distrital (2018). Con el colectivo Casa Morón, dirige la tertulia ‘El Patio de los Vientos Perdidos’.