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A propósito de reformistas y reformas exitosas.
El pasado 6 de febrero fue concedido el Premio Juan Luis Londoño, el cual fue creado hace veinte años para honrar la memoria y mantener vigente el legado de un prestigioso economista y reformador exitoso. Es una ceremonia de consagración de la tecnocracia colombiana, cuyo prestigio internacional enalteció Londoño con su trayectoria profesional.
Ese legado adquiere actualidad con motivo del debate que se inicia alrededor de la iniciativa gubernamental de desmantelar el sistema nacional de salud, una de las significativas reformas que Juan Luis impulsó, y que le ha servido bien al país. Un principio fundamental de la medicina es Primum non nocere, (Lo primero es no hacer daño). Una propuesta de cambiar el sistema de salud que parte de un diagnóstico equivocado puede hacer un daño grave.
La propuesta de estatizar el régimen vigente parte de la premisa de que Colombia tiene el peor sistema de salud del mundo, una de las enormidades por parte de funcionarios públicos a las cuales se está teniendo que acostumbrar la opinión nacional. La interpretación mas benévola que puede hacerse de esa afirmación es que se trata de un caso de ignorancia invencible o que es el producto de una mentalidad obnubilada por la ideología. Quien crea eso, puede creer cualquier cosa.
La tasa de mortalidad infantil, definida como el número de defunciones por cada mil nacidos vivos, ha descendido de 26 en 1990 a 10 en la actualidad.
Una manera de evaluar la calidad del sistema de salud colombiano es midiendo el comportamiento de ciertos indicadores claves tales como la tasa de mortalidad infantil y la tasa de mortalidad materna. Estos indicadores tienen la ventaja de no estar distorsionados por las diferencias entre los sectores de altos ingresos y el resto de la población. Para que registren una mejoría debe ser como resultado de una mejoría generalizada. Los datos acerca del comportamiento de esos indicadores en las décadas recientes son contundentes. La tasa de mortalidad infantil, definida como el número de defunciones por cada mil nacidos vivos, ha descendido de 26 en 1990 a 10 en la actualidad. La tasa de mortalidad materna, definida como el número de defunciones por cada cien mil nacidos vivos, ha pasado de 60 en 1990 a 25 en la actualidad. La expectativa de vida al nacer de los colombianos ha pasado de 57 años en 1960 a 75 años en la actualidad. La cobertura de seguros de salud pasó del 29 % en 1965 a 97 % de la población en 2017.
La calidad del sistema de salud colombiano ha sido reconocida por los organismos internacionales. Cuenta con la aprobación de la mayoría de los usuarios. El hecho de que incluya la participación del sector privado permite ofrecerle alternativas a la población. A diferencia de lo que ocurriría con un monopolio estatal de salud, hay con quien quejarse en caso de que se presentasen deficiencias en el servicio. Es susceptible de perfeccionarse. Pero una cosa es mejorar lo que está funcionando, y otra cosa es destruirlo.
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Rodrigo Botero Montoya
Exministro de Hacienda y Crédito Público.