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El turismo desbordado en Cartagena tiene serias implicaciones sociales, económicas, y tributarias que inciden en el bienestar de los habitantes de la ciudad. Foto: El Tiempo.

No más cantos de sirena, en Cartagena urge un turismo contributivo que aporte al orden y al sostenimiento del patrimonio.

En el reciente artículo publicado en este medio digital “Las noches de Cartagena: explotación perpetua” hablamos de las causas del desequilibrio en el Centro Histórico. Como lo señala la Unesco, el dominó de incumplimientos inicia con la violación del uso del suelo y el desplazamiento de los residentes, y culmina con la saturación turística que sobrepasa el 44 % del uso económico permitido.

Usemos un ejemplo para comprender cómo ese ‘dominó de incumplimientos’ genera impactos negativos que no tienen una compensación económica para mitigarlos.

El caso de las “full house”

Un ejemplo de una “full house” sería una casa alta de cinco habitaciones, uso del suelo residencial, con una familia de 6 miembros que se transforma en casa de alquiler turístico y desplaza a los residentes para reemplazarlos por turistas.

¿Qué impacto tiene esta modificación en la infraestructura de servicios públicos? Siendo moderados, en cada habitación ponen 3 camas. La capacidad pasa de 6 a 15 personas, una sobrecarga de más del doble para servicios como aseo, acueducto, alcantarillado y energía. Más la piscina nueva que desagua en el alcantarillado. La casa continúa pagando servicios públicos para tarifa residencial y tampoco hay cobro por valorización. El resultado: una sobrecarga de la infraestructura sin aporte correlativo para invertir en el aumento de la capacidad, y una tarifa de servicios reducida que no corresponde al uso que se le da al inmueble.

¿Y el impacto social? Se pierden los residentes con su vida de barrio, la esencia misma del Centro Histórico, los dolientes y guardianes del respeto y el equilibrio. Los turistas comienzan a hacer fiestas. Los niños van al colegio con sueño y baja su rendimiento escolar. Los adultos trabajan cansados y con su sistema nervioso afectado. Empeora la salud de los adultos mayores. Con las fiestas llegan otros ingredientes: prostitución, explotación sexual y microtráfico. El deterioro social entró el día que se incumplió el uso del suelo y se desplazó a los residentes.

Ocupación y deterioro del espacio público, limitaciones en la movilidad, y ruido, son parte de la cotidianidad que sufren los cartageneros. Fotos: Fundación Centro Histórico de Cartagena.

¿Alcanzará el mismo presupuesto y personal para ofrecerle servicios a una población visitante que triplica o cuatriplica a los ciudadanos contribuyentes? ¿O los visitantes pagan por esos servicios?

¿Y el uso del espacio público? Los turistas necesitan que los dejen y recojan en la puerta de la casa. Los carros de alta gama o las vans deben permanecer parqueadas o ingresar a la hora que ellos lo deseen. Las calles estrechas deben adecuarse porque “esto es turístico”. Los otros carros que necesitan transitar no tienen otra opción que subirse al andén y romper el bordillo. El pequeño camión de basura debe encaramarse por todos los andenes para prestar el servicio. ¿Quién paga por los andenes rotos?, ¿cuánto paga la “full house” por la privatización de la calle?,¿contribuye para que el centro histórico tenga agentes de tránsito que apliquen normas como las que incumple?

¿Y el aspecto tributario? En el predial la casa tiene tarifa residencial. Puede ser que ni siquiera esa tarifa reducida la pague, pues aproximadamente el 58 % de los inmuebles no paga en el centro histórico1. Si tiene Registro Nacional de Turismo paga un impuesto que va a Bogotá. Si factura, cobra el ICA por los alimentos. En el momento el sector turismo no cobra IVA. Pero puede no facturar ni tener cámara de comercio ni RNT.

¿Y qué pasa con los otros servicios? Seguridad, movilidad, espacio público, conservación patrimonial, convivencia, etc. Tenemos una ciudad de un millón de habitantes, donde el 40 % está en pobreza monetaria, el 60 % de los ocupados en la informalidad, y que recibe más de 3 millones de visitantes al año. ¿Quién asume el costo administrativo para brindarle todos los servicios a los visitantes? ¿Alcanzará el mismo presupuesto y personal para ofrecerle servicios a una población visitante que triplica o cuadruplica a los ciudadanos contribuyentes? ¿O los visitantes pagan por esos servicios?

Por un turismo contributivo

El mismo análisis podríamos hacerlo para otras actividades turísticas como bodas, comercios nocturnos, chivas, tours por las calles, etc. En palabras del urbanista Eduardo Rojas, “el modelo de turismo es extractivo, privatiza las utilidades y socializa los costos. Es un ‘canto de sirena’”.

Urge primero frenar y reversar el incumplimiento del uso del suelo. Segundo, turismo sí, pero no así. Necesitamos que contribuya al orden y al sostenimiento del patrimonio. Una parte de sus utilidades deben destinarse para cubrir los costos e impactos negativos que genera, para fines tales como el mantenimiento del centro histórico, de su infraestructura, espacio y servicios públicos, y de la gestión misma. Necesitamos que el uso económico del centro histórico genere bienestar social.

Referencias

1 Javier Pérez y Jaime Bonet, Centro de Estudios Económicos Regionales, Banco de la República – “Cartagena Impuesto predial en Cartagena. 2015”.

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Isabela Restrepo

Directora Ejecutiva de la Fundación Centro Histórico de Cartagena de Indias.

 

 

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