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El golfista barranquillero Ricardo Celia en el campo del Royal Saint George’s. Lo acompaña el golfista estadounidense Bryson DeChambeau. Foto: Golf Magazine Media.

¿Cómo es participar en The Open? En primera persona, el golfista barranquillero Ricardo Celia nos cuenta su reciente experiencia en uno de los torneos de golf más importantes del mundo.

Asistir al Abierto Británico de Golf –The Open Championship–, uno de los torneos mas importantes del golf mundial, genera toda clase de sentimientos. Es una mezcla de ansiedad, expectativa, ilusión, curiosidad y, ¿por qué no decirlo?, un cierto temor ante la perspectiva de competir con los mejores jugadores del mundo.

Participar en el Abierto Británico, uno de los cuatro torneos mayores de la PGA y el más antiguo de mundo, es un enorme privilegio reservado solo para la élite  del golf mundial.

En esta oportunidad la versión 149 se celebró en el campo Royal Saint George, ubicado en Sandwich, una pequeña ciudad costera en el condado de Kent, en el sureste de Inglaterra, a 105 kms de Londres. Una ciudad medieval de cinco mil habitantes que en 1894 organizó el primer Abierto Británico fuera de Escocia.

Por motivos de la pandemia el viaje era un poco complicado, pues debíamos permanecer los 10 días previos a la llegada a Londres en un país de color “naranja” –en este caso Estados Unidos–, ya que Colombia es considerado de color “rojo”, lo cual nos hubiera obligado a un aislamiento de 14 días en Londres.

A nuestra llegada a Londres al aeropuerto de Gatwick, después de superar toda clase de preguntas, requerimientos y permisos por parte de los oficiales migratorios, nos esperaba un muchacho joven muy bien uniformado con el atuendo de una prestigiosa marca de uno de los patrocinadores del torneo. Una vez nos identificamos procedimos a abordar el lujoso vehículo dedicado exclusivamente a nuestro transporte, pintado de un color negro brillante con el nombre del torneo: The Open. Nuestro destino inmediato era Canterbury, lugar donde nos hospedamos, a media hora de Sandwich.

El joven conductor nos contaba que él era miembro de la Armada Inglesa y que trabajaba el fin de semana para tener ingresos extras. Así como él, cientos de personas hacían parte del grupo de apoyo del Torneo; la mayoría personas ya jubiladas e interesadas en tener ingresos adicionales, y otras en el rol de voluntarios que apoyaban sin ningún interés económico distintas labores del torneo, como marcadores de pelotas en el campo, directores de tráfico en calles aledañas, acceso al club y otras labores. Muchos voluntarios viajan desde ciudades y pueblos cercanos solo para asistir y colaborar en este evento que copa la atención mundial.

 

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La pandemia obligó a controlar el aforo del Royal Saint George’s Club. No obstante, hasta 30 mil personas por día asistieron para ver buen golf en The Open.

Canterbury, “burbuja golf”

Al llegar a Canterbury procedimos a registrarnos en el hotel, el cual era uno de los alojamientos oficiales del evento y estaba destinado única y exclusivamente a jugadores, caddies, managers y personas vinculadas de manera directa al torneo, a quienes nos denominaban como la “burbuja”.

La primera noche, al intentar salir a comprar algo al supermercado cercano, el portero del hotel me advirtió que no se nos permitía dejar el hotel debido a que no podíamos tener contacto con personas que no estuvieran dentro de nuestra “burbuja”. De igual manera, en el campo de golf no se permitía cruzar las cuerdas que nos separaban del público.

Para comprar los souvenirs deportivos en el almacén se nos limitaba a horarios muy rígidos en las primeras horas de la mañana, esto con el fin de evitar el contacto con el publico y así garantizar la salud e integridad de los jugadores y el resto de la “burbuja”. Los cuidados, más que justificados, eran extremos para evitar contagios.

El día lunes era la primera ronda de práctica  y estábamos agendados para jugar a las 7:15 a.m. con el australiano Jason Day, pero por cosas que solo Dios sabe, amaneció lloviendo y el encargado de las salidas nos avisó que el tee time estaba cancelado pero que había otra posibilidad para jugar con Phil Mickelson, sin duda el jugador más querido del PGA Tour, y Bryson DeChambeau, el jugador show del Tour por su larguísima pegada.

La mañana transcurrió rápidamente en el campo de practica entre gran expectativa y nerviosismo. Nos trasladamos al tee del hoyo No. 1, el tiempo pasaba y solo se hacían presentes DeChambeau y otro jugador ingles debutante en torneo major.

 

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Ricardo Celia, junto a la mirada experta del golfista Phil Mickelson. El golfista colombiano logró clasificar a The Open gracias a la invitación que otorga The R&A al campeón del VISA Open de Argentina.

Mickelson nos dio un ejemplo de humildad, una muestra de cómo una figura de talla mundial interactúa con golfistas jóvenes que recién inician su carrera en el PGA y los trata de manera cercana, con respeto y consideración.

Finalmente, cuando ya pensábamos que Mickelson no llegaría, apareció haciendo que los espectadores que estaban en la tribuna estallaran en vivas y aplausos.

El encuentro con Mickelson fue tan cordial y cálido que parecía una reunión de grandes amigos que se reencontraban después de algún tiempo. El desarrollo de la practica fue muy ameno y cordial. Mickelson, haciendo gala de su carisma y caballerosidad, no se cansaba de hablar y comentar en detalle algunas anécdotas, estrategias y recomendaciones para cada hoyo.

Sin duda, ese día Mickelson nos dio un ejemplo de humildad, una muestra de cómo una figura de talla mundial interactúa con golfistas jóvenes que recién inician su carrera en el PGA y los trata de manera cercana, con respeto y consideración.

Un evento de ensueño

El campo de golf es tipo link, es decir, un campo de golf construido en un gran espacio de terreno abierto, en una zona costera y con muchas dunas de arena.

En la construcción de este tipo de campos se aprovechan las condiciones naturales del terreno, contrario a los campos americanos, que son construidos modificando totalmente la naturaleza, creando lagos artificiales, alineados en sentido de ida y vuelta.

El campo es muy ondulado tanto en los fairways como en los greens, lo que hace que un metro de diferencia en la colocación de una pelota tenga una gran incidencia en su posición final. Asimismo el viento y el rough (hierbas altas) juegan un papel muy importante, dificultando las condiciones de juego.

 

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El Saint George’s Golf Club, en Sandwich, Kent, Inglaterra. Tradición, belleza y técnica.

El Club Royal Saint George es de gran tradición. Fue fundado en 1887 y se transforma para este torneo, ya que su antigua sede no hace parte del desarrollo del evento y solo queda para el ingreso de socios y sus invitados.

Todo el discurrir del evento se da en grandes estructuras que montan para el torneo y en las que funcionan las oficinas, graderías, los vestiers, y zonas para los comedores, y que contrastan la modernidad de las estructuras con la tradición y el estilo clásico de su vieja y tradicional sede.

Este año por la situación de sanidad el aforo de público se redujo a 30 mil personas por día. Normalmente asisten 90 mil personas diarias. El comportamiento y el respeto del público es ejemplar. La logística que despliega el evento es increíble, los jugadores son transportados de manera individual en carros de alta gama a cualquier lugar que lo requieran.

La oferta de comidas es variada, abundante y de excelente calidad, con servicios de buffets abiertos desde muy temprano hasta las horas de la noche, servicio de lavandería; en fin, el torneo se encarga de atender todas las necesidades de los jugadores.

Las grandes marcas de artículos de golf hacen presencia con camiones dotados de toda clase de implementos, prestos a satisfacer sin costo alguno todas las necesidades de los jugadores en ítems como bolas, palos, zapatos, equipos de lluvia y demás implementos.

Asistir a este evento es la máxima experiencia deportiva que pueda tener un golfista. Además de competir con todos los mejores del mundo, el trato, la calidez y la aceptación del público no pudo ser mejor. Cada aplauso era un reconocimiento a nuestro esfuerzo por lograr una buena actuación en tan exigente campo.

Competir en The Open me deja innumerables sensaciones positivas, ademas de una muy importante conclusión: es posible llegar a la élite del golf mundial. Me sirve de motivación saber que mi nivel de juego está a la altura de los buenos jugadores y seguiré trabajando con mucho entusiasmo y dedicación para convertir en realidad este sueño.

Ricardo Celia Trespalacios

Golfista barranquillero, administrador de empresas de Nova Southeastern University.