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El problema del espacio público en el Centro Histórico de Cartagena parece no tener salida. Foto: El Tiempo.

La invasión del espacio público en el Centro Histórico cartagenero toma ya visos de rapiña y amenaza la convivencia y el derecho a la libre movilidad de propios y turistas.

Desde hace un año el Centro Histórico de Cartagena vive un nuevo problema: la invasión del espacio público por cuenta del alquiler de patinetas eléctricas. Fenómeno viejo a la vez. Ya las bicicletas y motos eléctricas usurpan el espacio que es de todos para generar riqueza a unos cuantos. Los atrios de las iglesias son las vitrinas de estos negocios.

Caminar es cada vez más difícil. El espacio público está saturado de actividades económicas dirigidas al turismo, que incluso ponen en riesgo la seguridad de peatones, como las patinetas. Los residentes denunciamos muchos accidentes por estos dispositivos. Van en contravía por todas las calles, a toda velocidad por las plazas, niños las manejan, los clientes no usan casco.

Como si fuera poco, ahora ese espacio público gratuito se volvió motivo de ‘disputa con cuchillo’. Para entender esta economía hay que aclarar que existen dos tipos de ocupación. Por un lado, está la población vulnerable, tal vez perteneciente a ese 40 % de los cartageneros que viven en pobreza monetaria. Además, las ventas en calles y plazas han sido una tradición desde la misma fundación de la ciudad. Los relatos de la época colonial y Gabo dan cuenta de esto. Hoy tenemos varias manifestaciones del patrimonio inmaterial que deberían ser motivo de protección. Las carretas de frutas, los bollos de maíz en la Román y Picón, los zapateros, los raspados, y las palenqueras le dan vida al Centro Histórico.

Por otro lado, están las empresas que se enriquecen a costa de ese espacio público gratuito. Restaurantes con mesas en plazas, venta de licor en cavas, coches, bicicletas, vestidos, sombreros chinos y ahora patinetas.

Cada vez son más comunes las disputas con cuchillo, los rentistas pelean por el territorio. La noticia de los Michael Jackson le dio la vuelta al mundo y en estos días el turno fue para la guerra entre patinetas y cocheros por la Plaza de la Aduana.

Un Estado al servicio de los intereses particulares

La policía, desbordada, cierra calles intentando apagar el incendio. ¿Y cuál es la respuesta de la alcaldía?: legalizar la privatización del espacio público e incrementar la saturación. Privilegiar el negocio de unos cuantos por encima de la seguridad vial de peatones. En un espacio de 11 kilómetros cuadrados, con calles estrechas y con altísima circulación vehicular. Los usurpadores se forran y los ciudadanos debemos vivir acorralados.

Pretenden cobrarles, ya no será gratuito, dicen. Además, establecer cupos. ¿Pero cómo cobrar si las patinetas son como el ganado? ¿Quién cuenta las reses?, ¿quién va a contar las patinetas? En toda la ciudad hay 162 agentes de tránsito y en el Centro Histórico menos de 30 policías que tienen que resolver los problemas de la saturación y la economía ilegal.¿Cómo van a hacer ahora para controlar una actividad más?

Necesitamos un Estado al servicio del bienestar colectivo, que busque generar más espacio público, que oriente al mercado y que promueva una economía que funcione para todos.

Es insostenible. Y no es solo un problema de gratuidad del espacio público. Tampoco es nuevo que el Estado favorezca a particulares por encima de los derechos colectivos. Siempre los ciudadanos teniendo que defendernos del Estado, cuando se supone que debería ser al contrario. He ahí el origen del caos en el Centro Histórico.

Necesitamos un Estado al servicio del bienestar colectivo, que busque generar más espacio público, que oriente al mercado y que promueva una economía que funcione para todos. Queda claro que permitir que el mercado sea quien decida el rumbo es perjudicial incluso para el mismo destino turístico.

¿Y qué turismo queremos? No todo cabe, el patrimonio cultural es frágil. Necesitamos un Estado que mitigue los impactos negativos del turismo, y un turismo que contribuya económicamente; y con esa contribución invertir en el mantenimiento del Centro Histórico, en su administración y en programas de desarrollo social que permitan a la población ser partícipe de la riqueza que genera nuestro patrimonio.

Detrás de las patinetas viene el negocio del mapping en las fachadas de las iglesias. ¿Qué más vendrá?

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Isabela Restrepo

Directora Ejecutiva de la Fundación Centro Histórico de Cartagena de Indias.

 

 

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