En agosto nos vemos, la nueva novela de García Márquez y su exploración del deseo femenino

García Márquez vuelve de entre los muertos con una nueva novela sobre el “adulterio” femenino, sobre la libertad de la mujer, y otra vez explora su querido Caribe. En agosto nos vemos es la obra rescatada por Penguin Random House del cajón de Gabo. Varias versiones del manuscrito estaban en el Harry Ransom Center, museo que hace parte de la Universidad de Texas, donde se encuentran los archivos del autor. El Nobel, en vida, dijo que el texto no estaba para publicarse, sin embargo sus hijos Rodrigo y Gonzalo concluyeron que tenía calidad y había que lanzarlo a la luz y a las fieras.

En la historia una mujer casada, Ana Magdalena Bach, viaja cada agosto a una isla en donde está enterrada su madre. En sus cortas estadías conoce hombres con los que asume distintos roles, en la relación con ellos juega a ser otra persona.

En agosto nos vemos fue editada por Cristóbal Pera, también editor de Vivir para contarla y Memorias de mis putas tristes, los últimos libros de García Márquez. La publicación de la novela ha sido cuestionada por lectores, opinadores, críticos; dice Pilar Reyes, directora editorial de la división literaria de Penguin Random House, en la Revista Lengua: “Tenemos esta novela entre las manos gracias a la decisión de los herederos del autor de publicarla para nosotros, es una decisión feliz en el sentido de que completa una obra, pues vemos en ella no solo un texto absolutamente consistente con el mundo narrativo que García Márquez fue construyendo a través de sus libros, sino el intento de un escritor de escribir contra viento y marea, incluso en las condiciones más adversas, contra sus propias limitaciones”.  

En la rueda de prensa de la presentación de la novela, Reyes anunció que el tiraje sería de 250.000 ejemplares; que se vendería en toda Iberoamérica, menos en México y países cercanos (allí la Editorial Planeta será la encargada). Librerías de más de veinte países del mundo tienen hoy el libro en sus estantes. En el mismo evento, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, hijos del escritor, afirmaron que el libro no estaba finalizado en su corrección por parte del autor, pero que la historia está completa. Que la edición de Pera fue mágica al arreglar algunas inconsistencias, aunque no se le añadieron al texto palabras o frases. “Cuando esté muerto, hagan lo que quieran”, le dijo Gabo a sus hijos. Para Rodrigo esto los absuelve de la publicación de la obra. 

Orlando Riveros, editor de la Fundación Gabo, escribe en un artículo en El Tiempo que agosto fue un mes indispensable para García Márquez. En agosto descubrió a sus amados Franz Kafka, William Faulkner y Jorge Luis Borges, los empezó a leer con pasión. En este mes también conoció a sus colegas Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, amigos que con él hicieron parte del famoso Boom latinoamericano. En agosto de 1966 envió junto a su esposa Mercedes Barcha el manuscrito de Cien años de soledad a Francisco Porrúa, director de la Editorial Suramericana de Argentina. Se sabe que el de Aracataca era supersticioso, jugaba con lo místico; es poético en todo caso que agosto esté en su novela postuma.

Para Pilar Reyes, la novela hace una exploración del deseo femenino, del mundo de las mujeres que tanto encantaba a García Márquez. El Nobel se declaraba feminista, son inolvidables las mujeres fuertes de sus libros como Úrsula Iguarán y Remedios la bella de Cien años de soledad, o la resiliente esposa del coronel en eterna espera de justicia de El coronel no tiene quien le escriba. Él decía que Mercedes Barcha, “La Gaba”, era inspiración para las féminas que sin aspavientos dominaban su universo literario. 

Desde hace días hay polémica en las redes sociales, la caldera del diablo, por la publicación del libro sin el consentimiento del autor. Para Rodrigo García, su padre no tenía, antes de morir, la lucidez necesaria para juzgar la calidad de la historia en la que trabajaba. Algunos escritores y críticos vociferan que es una lástima que el afán comercial prevalezca ante la calidad de una obra que debieron dejar en el cajón; es muy probable que estas plumas aún no hayan leído la novela. Las primeras páginas del libro no tienen el mismo vuelo que lo mejor de García Márquez, sin embargo el talento sigue ahí: las frases mágicas, los símiles ingeniosos, la prosa que nos envuelve, que nos introduce en lo onírico sentados en una nube o en una alfombra de Las mil y una noches.

García Márquez es un genio de la literatura universal y hay que celebrarlo, es un orgullo que sea de la sufrida Colombia; por mi parte le leo hasta la lista del mercado. Un libro mediano suyo es mejor que un buen porcentaje de novedades literarias de la actualidad. Siempre es grato leer a un talentoso puro, a un mago de las palabras como pocos. Independiente de las motivaciones de sus hijos y de la Editorial Penguin, creo que la publicación es incluso generosa, los fanáticos del autor quieren conocer hasta sus borradores. También es interesante leer el trabajo creativo del Gabo otoñal, saber cómo estaba funcionando su mente literaria. El tiempo dirá si el acontecimiento se justificaba o no, para mí es un placer leer algo nuevo de un escritor que está en el Olimpo de los mejores.