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Petro, Fajardo, y Fico, los ganadores de sus respectivas consultas se enfrentarán ahora en la primera vuelta presidencial del 29 de mayo.

Pasada la consulta del 13M –y el pulso preliminar que supuso–, los candidatos presidenciales afinan estrategias de cara a las presidenciales del 29M.

La política nunca es juego de suma cero. Dicho de otro modo: cuando se gana, también se pierde algo. Por eso, más allá de la euforia de los candidatos y sus seguidores, vale la pena intentar hacer un balance matizado de los principales resultados de las consultas presidenciales del 13 de marzo, mostrando su ambigüedad y con ello, su carácter impredecible de cara al 29 de mayo. Al fin y al cabo, así son las democracias –aún las defectuosas como la colombiana–: nunca se sabe con certeza qué va a suceder, siempre hay un sin embargo.

Fico, a “atajar” con el miedo

La cara de Federico Gutiérrez la noche del domingo lo decía todo: con 2.160.329 votos se había convertido en el candidato del Equipo por Colombia, es decir, en el candidato único de la derecha, un electorado que se movilizó porque volvió a sentir lo mismo que lo ha movilizado una y otra vez durante en estas dos décadas: miedo. Miedo a que una fuerza extraña al cuerpo social se apodere del país. En su narrativa, desde 2018 Gustavo Petro ocupó el lugar que antes tenían las Farc y el inminente “castrochavismo” del acuerdo de paz de 2016. Por lo tanto, el domingo se trataba de elegir a alguien que pudiera “atajarlo”. Y lo cierto es que, en parte lo lograron.

Sin embargo, ido Álvaro Uribe del escenario electoral, el uribismo quedó reducido a sus reales proporciones: el Centro Democrático perdió 5 sillas en el Senado, y aunque la candidatura de Fico triunfó, la derecha tendrá que esforzarse mucho para disputar la primera vuelta, pues entre Fico, Char, Barguil, Lizarazo y Peñalosa sacaron menos que Petro: 4.142.937 votos. Acrecentar el miedo y matizar los desaciertos de un gobierno cada vez más impopular se asoman como las fórmulas para lograrlo.

¿Ganará Petro en primera vuelta?

Por el flanco izquierdo, Gustavo Petro movilizó a sus seguidores para hacer una demostración de fuerza y lo logró. Numéricamente, su votación fue contundente: 4.487.551. Desde entonces parece haberse acrecentado su triunfalismo.

Sin embargo, estuvo a 1.5 de los seis millones que esperaba sacar. Luego, no parece viable que pueda ganar en primera vuelta. Para empezar, necesitaría casi doblar la votación que obtuvieron todos los candidatos del Pacto Histórico: 5.806.278.

Ido Álvaro Uribe del escenario electoral, el uribismo quedó reducido a sus reales proporciones: el Centro Democrático perdió 5 sillas en el Senado, y aunque la candidatura de Fico triunfó, la derecha tendrá que esforzarse mucho para disputar la primera vuelta.

Por lo tanto, la pregunta que se irá dilucidando de acá al 29 de mayo es si pesará más el antipetrismo y el temor que genera, o muchos indecisos verán en él las únicas posibilidades de un cambio real y se le unirán, incluso con reservas. Es probable que no pocos electores del centro lo hagan, y no hay que descartar que otros tantos salgan de la abstención movidos por un discurso que insiste en una palabra que pone en blanco y negro el tamaño de la crisis social que vivimos: hambre.

Fajardo podría tener un as bajo la manga

De otro lado, la coalición verde que prometió Esperanza generó una decepción mayúscula. Y en no pocos, resignación, ante el efecto de “caballo ganador” que produjeron Petro y Fico. Matemáticamente, esto vuelve casi inviable la candidatura de Sergio Fajardo, quien solo obtuvo 723.084 votos, y tendría poco que ofrecer en una alianza con otros sectores políticos. Y si a esto se le suma su inveterada desconfianza hacia los partidos tradicionales, el Liberal y Cambio Radical –los otros dos fieles de la balanza– podrían estar ya enfilándose hacia el Pacto Histórico.

Sin embargo, dos meses y medio es mucho tiempo para declarar terminada una campaña. El centro tiene dos opciones: diluirse hacia los extremos o consolidar una opción de gobierno responsable que sea alternativa ante un electorado que no quiere escoger ni el abismo populista ni la mediocracia inmovilista. Cuál de las dos sea dependerá mucho de qué tanto meterán el hombro los coequiperos de la coalición: Galán, Gaviria –el bueno–, Amaya y Robledo. Y si la campaña se polariza aún más –como es previsible– y con más de garra, Fajardo & Cía aún pueden dar la sorpresa.

El fenómeno Francia

Finalmente, Francia Márquez fue el fenómeno electoral de la jornada. Su votación –783.160– constituye un llamado fuerte y elocuente de las minorías afro, indígenas y alternativas por ser tenidos en cuenta. El amplio apoyo que recibió entre estudiantes universitarios, mujeres y jóvenes presagia que los valores políticos que ella representa se desplegarán en propuestas, ya no solo en reclamos. Y aunque su idea de igualdad pueda estar saturada de lugares comunes –“Hasta que la dignidad se haga costumbre”, “Soy porque somos”–, las élites del país cometerían un gran error histórico si la desechan por esa razón.

El mensaje de su inédita votación es el gran sin embargo de las elecciones del domingo.

Iván Garzón Vallejo

Profesor investigador senior, Universidad Autónoma de Chile. Su próximo libro es: “El pasado entrometido. La memoria histórica como campo de batalla” (Crítica, 2022). @igarzonvallejo