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La escritora argentina Mariana Enríquez escribe de terror. Su obra ha alcanzado el reconocimiento en Iberoamérica donde es a menudo vista como una rockstar. Foto: Andrés D’Elía, El Clarín.

Mariana Enríquez: “Muchos consideran cursi a García Márquez por su éxito y por su posición ideológica”

por | Abr 11, 2024

Por Juan Sebastián Lozano

Un lugar soleado para gente sombría es el reciente libro de cuentos de Mariana Enriquez, publicado por Anagrama. La escritora argentina es reconocida internacionalmente por sus historias de terror,  y como una estrella de rock, tiene fans por doquier. Entrevista de Contexto. 

Con Un lugar soleado para gente sombría, Mariana Enriquez se consolida como “la reina del terror” en Iberoamérica. No solo eso: en los cuentos hay fantasmas, monstruos aterradores, pero también poesía, ternura, y como siempre, una aguda crítica social, un paseo por la injusticia en Argentina, parecida a la de Colombia. Enríquez le sigue apostando al género del terror sin caer en los clichés de este, los cuentos le dan la vuelta a tópicos de la narrativa oscura, en uno hay, por ejemplo, una “psicóloga” de fantasmas. Los espectros de la dictadura militar de los setenta también siguen presentes en sus relatos. 

Otros temas del libro: los miedos sobre nuestro propio cuerpo, a las enfermedades, los cambios de la edad. Los pueblos abandonados por el Estado, en donde pueden reinar fuerzas muy oscuras. La desigualdad social y el arribismo que caracteriza a nuestra región. Pero los monstruos aquí no son metáforas de nada, hacen parte de la realidad. 

Mariana Enríquez nació en Buenos Aires en 1973. Es periodista legendaria del suplemento Radar del diario Página 12. Empezó a escribir muy joven, Bajar es lo peor es su primera novela que se publicó cuando ella tenía veintidós. Después vinieron Cómo desaparecer completamente (2004), Alguien camina sobre tu tumba (2013), La hermana menor (2014), Este es el mar (2017), entre otros libros. Se consolidó en la ficción de terror con Los peligros de fumar en la cama (2009), Las cosas que perdimos en el fuego (2017) y Nuestra parte de noche (2019). Hoy es una de las escritoras más populares y leídas en Latinoamérica, reconocida en el mundo. 

Juan Sebastián Lozano: En este libro está muy presente el terror sobre el propio cuerpo, el denominado body horror. Sin duda el cómo nos vemos, el temor a las enfermedades y los cambios físicos son miedos muy contemporáneos en un mundo en el que también somos mercancías. Háblanos de tu experiencia como mujer en ese sentido. 

Mariana Enríquez: El cuerpo de la mujer tiene un montón de cosas, desde sangrar una vez por mes hasta la metamorfosis que ocurre en nuestro cuerpo. El cuerpo de la mujer es muy observado por todos, tal vez me equivoque, pero el del hombre es más observado por los pares, este asunto de la estética del gimnasio. El de la mujer es el cuerpo central, se le exigen muchas cosas, entre ellas la más importante es ocultar sus humores. Sé que a los hombres también les salen canas, pero el hombre puede ser más un “silver fox”, en cambio la mujer se tapó históricamente las canas. Tengo cincuenta años, mi cuerpo ya no se puede reproducir, mi piel es distinta, mi humor es distinto, toda mi situación hormonal es distinta, todo es distinto físicamente, eso es potencialmente terrorífico. El cuerpo de la mujer es el que puedo trabajar desde mi experiencia. Además, el body horror es una estética que me fascina; me fascinan los libros de anatomía, de medicina, y por supuesto el trabajo del cineasta David Cronenberg y el escritor J.G Ballard que trabajan estos temas.  

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Portada del más reciente libro de cuentos de Enríquez, publicado por Anagrama.

No hay tanta literatura de humor porque quizás a la literatura le cuesta lidiar con el humor, pero cuando funciona es fuego.

J.S.L: En este libro de cuentos, además de terror, hay bastante humor. Las dos cosas suelen estar relacionadas, es notorio en las novelas de Stephen King, pero no en tus anteriores libros.

M.E: Yo creo que el terror y el humor están muy cerca porque ambos géneros se usan muchísimo para hablar de lo que con frecuencia no se puede decir. O sea, el humor es uno de los pocos espacios donde hay exabruptos, insultos, cosas que tienen que ver con lo políticamente incorrecto. El humor es bastante oscuro en muchos casos. No hay tanta literatura de humor porque quizás a la literatura le cuesta lidiar con el humor, pero cuando funciona es fuego. El terror está muy cerca porque el terror, como el humor, habla de cosas que no son tan fáciles de decir; de una extraña manera ambos alivian tabúes. Para mí, son los géneros que mejor se manejan con el tabú. El terror tiene elementos grotescos, es exagerado, maximalista, eso se parece mucho a la comedia, a lo bufo, a lo absurdo. Yo me río mucho, soy una persona con bastante humor, creo. El humor no es tan fácil de hacer en literatura, creo que tiene que ver con cierta experiencia y cierta relajación, con poder darte ese permiso. El  humor siempre es un poco un permiso, me parece. 

Has hablado de tu experiencia de leer terror como inspiración. La primera vez que leíste a Stephen King sentiste miedo, sensaciones físicas que te hicieron querer botar el libro, algo que va más allá de la experiencia literaria común. Bueno, tu libro me hizo sentir eso, miedo, incomodidad, pero un extraño gozo, algo físico que trasciende la experiencia común de lector.

Stephen King siempre dice que para crear algo que le provoque al lector una reacción física, hay que pensar en la escena no como una guillotina, sino como el corte de un papel. O sea, un dolor que esté más cercano, que te lo puedas imaginar, porque la gente a la que le cortaron la cabeza no sobrevivió para contarlo. Cómo duele el corte de un papel, eso todos lo sabemos. Yo busco el efecto físico en el lector, pero ya no sé bien, técnicamente, cómo lo hago, es algo que tengo un poco incorporado. Recuerdo buscarlo un poco más sobre todo en Las cosas que perdimos en el fuego. En este último libro me dejé llevar un poco más, dije… a ver si eso sale solo sin tener que buscarlo tanto. 

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“El ‘body horror’ es una estética que me fascina; me fascinan los libros de anatomía, de medicina, y por supuesto el trabajo del cineasta David Cronenberg”, afirma la escritora argentina.

Eres una escritora reconocida, se puede decir que exitosa, tienes muchos lectores y fans. ¿Se puede vivir hoy de la literatura en Latinoamérica? 

La verdad creo que vivir de la literatura no solo para un autor latinoamericano, sino para un escritor en general, es difícil. Muchos de los escritores más conocidos en Estados Unidos, por ejemplo, tienen cátedras en universidades como segundo trabajo, y es un mercado muy grande. La literatura tiene la ventaja de que es una mercancía, está mercantilizada, pero de alguna manera no está del todo dentro del capitalismo. ¿Cómo se hace para emplear a un escritor? O sea, ¿quién le paga una mensualidad a un escritor para siempre?, ¿la editorial, el Estado, Patreon, los lectores? No se puede. 

A vos te pagan por tu libro, es un intercambio en ese momento, un contrato en ese momento, y a ese libro puede no irle bien, o sí, y puedes tener suerte con bastantes traducciones que te dejen dinero. Puede no vender nada, te pueden dar un anticipo muy bajo porque proyectan que va a vender muy poco, o puede vender mucho. Ganando un premio quizás puedas vivir por un tiempo, o no, depende de dónde viene el escritor… una cosa es ser un escritor de la alta burguesía, ya tienes un capital, otra cosa es arrancar de “cero”. 

Viviendo en Latinoamérica sí es bien difícil, muchos emigran, en este momento tenemos la suerte de que nos están mirando en el mundo como potencia literaria, eso no pasaba hace mucho tiempo. Vivir de la literatura es difícil en todas partes, por supuesto. 

Hablemos de literatura colombiana. Desde hace años algunos autores importantes en Latinoamérica despreciaron un poco la literatura de Gabriel García Márquez por distintas razones. ¿Cómo te va con García Márquez? También has dicho que te gusta Fernando Vallejo, qué otros autores colombianos destacas.  

El desprecio por García Márquez es igual al desprecio en Argentina por Julio Cortázar, o sea, son escritores que consiguieron convertirse en internacionales, que fueron muy leídos, eso a mucha gente le resulta cursi. En muchos casos se cuestiona su posición ideológica, son dos hombres que fueron de izquierda, García Márquez toda su vida, Cortazar al final de su vida. Son casos muy parecidos, literaturas que fueron muy acertadas y leídas por todo el mundo, entonces hay un pequeño “cliqué” de gente que decidió que era una literatura muy comercial, fácil. Esto es una tontería, claro. Fernando Vallejo me gusta muchísimo, primero porque me parece un escritor que hace cosas con la lengua, con el lenguaje, que son bellísimas y rabiosas; me gusta que sea como una especie de bala perdida, un incorrecto, furioso, un tipo al que no le importa nada. Me gusta mucho García Márquez, no todo, por supuesto, son muchos libros. Cómo no me va a gustar, es un escritor enorme. 

De los contemporáneos, me gustan mucho, por ejemplo, Margarita García Robayo, Giuseppe Caputo, Juan Gabriel Vásquez, Juan Cárdenas. También lo que hizo Andrés Caicedo, por supuesto.  

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Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.