ajonjoli-campesinos

A través de sus peinados, qué retoman una tradición africana de amplia simbología, Laetitia Ky expresa mensajes acerca de su identidad, su resistencia a los efectos de la colonización y su clara postura política.

Inspirada en los peinados tradicionales de las mujeres africanas, una artista nacida en Costa de Marfil encontró un medio para repensar temas como el aborto, la feminidad, la identidad, la raza, y el acoso sexual.

Últimamente hemos visto la reivindicación de la presencia afroamericana y afrocaribe en diversos ámbitos. La muñeca Barbie, que circula entre las manos de las niñas desde 1959, en días recientes presentó una nueva edición negra y feminista nada menos que bajo la figura de Ida B. Wells, periodista, sufragista y activista afroamericana por los derechos de la mujer y contra la segregación racial. Todo va de la mano de la tendencia políticamente correcta que reclama las negritudes en distintos entornos, tanto políticos como de la cultura y las artes. Es el mea culpa de Occidente.

En medio de este proceso de reivindicación social y político que busca dejar atrás siglos de opresión y racismo, resulta interesante el papel que en particular ha cobrado el cabello afro como un símbolo de resistencia.

En África el cabello cumplía una función cultural entre las sociedades precoloniales. Dependiendo de la etnia, el peinado servía para expresar la religión, la posición social, la edad, la tribu a la que se pertenecía, el estatus marital, o expresaba información acerca de la fertilidad y vitalidad de la persona, entre otros aspectos de la identidad.

En América, las trenzas tejidas en las cabezas de las mujeres eran claves con mapas para los esclavos; los peinados escondían semillas de plantas medicinales nativas que contenían la sabiduría de los mayores. Estas trenzas servían también para guardar trozos de oro escarbados en las minas durante la colonia, y que significaban la supervivencia en su viaje a la libertad. Los peinados con nombres como la malla, la línea, el caracol, la puerca parida, los pétalos, expresaban rutas de escape. En San Basilio de Palenque los peinados cambian según los momentos claves de la vida de una mujer: el nacimiento de un hijo, el matrimonio o el duelo. Igual que en sus ancestros africanos, en sus cabezas se plasma la identidad.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, en Norteamérica la población negra buscaba blanquearse la piel y alisarse el cabello, tendencia que se mantuvo hasta los años 50 y 60 con la aparición del “Black Pride” y la lucha por los Derechos Civiles. Por estos años se hizo popular el término “afro” para referirse al peinado, y hubo una mayor apreciación por la belleza africana y lo étnico. El afro pasó a ser casi una expresión política, con mayor popularidad en los años 70, y siendo personificada en famosos como Jimmy Hendrix, Miles Davis, y Aretha Franklin. Aunque el furor del afro disminuyó en los años 80, quedó el legado estético de algunos artistas como Lenny Kravitz y Lauren Hill, que aún lo lucen con orgullo.

 

protesta-colombia

Portada del libro de Laetitia Ky. Arte y activismo se unen en las creaciones casi performáticas de la creadora marfileña.

En América, las trenzas tejidas en las cabezas de las mujeres eran claves con mapas para los esclavos; los peinados escondían semillas de plantas medicinales nativas que contenían la sabiduría de los mayores. Estas trenzas servían también para guardar trozos de oro escarbados en las minas durante la colonia que significaban la supervivencia en su viaje a la libertad.

Laetitia Ky, arte e identidad

En los últimos años, una artista nacida en Costa de Marfil, Laetitia Ky, ha logrado difundir mundialmente su arte precisamente a través del lenguaje ancestral de los peinados. Así expresa mensajes acerca de su identidad, su resistencia a los efectos aún visibles de la colonización y su clara postura política.

Inspirada en los peinados tradicionales de las mujeres africanas, Ky encontró un medio para repensar temas como el aborto, la feminidad, la identidad, la raza, y el acoso sexual. La artista fue destacada en 2018 como una de las 35 personas jóvenes más influyentes de habla francesa (Prix Jeunesse Phrancophone) y en 2019 seleccionada entre las 100 personas más influyentes por la publicación Paper Magazine

 

protesta-colombia

Autoreconocimiento, identidad y empoderamiento son algunas de las máximas del «arte capilar» de Ky. Tras cada peinado está la reivindicación de una raza y unas costumbres desplazadas por la globalización y la homogeneidad de Occidente.

El proceso de apropiación de su afro fue el comienzo de la aceptación de muchas cosas que ella pensaba que debían ser diferentes: su cuerpo, el color de su piel –demasiado oscuro para los estándares de Costa de Marfil–, y su posición política. A pesar de haberse librado del yugo de la colonización, en su país se perciben los efectos expresados en los prejuicios sociales: tener la piel más clara, o hablar francés sin acento raizal, es considerado más “civilizado” o “sofisticado”, mientras que vestir con los textiles tradicionales, hablar en algún dialecto nativo, o comer lo que es autóctono es visto como rezagos de lo tribal, de lo salvaje.

Su proceso inició desde pequeña, luchando por alisarse el cabello y buscando maneras de aclarar su piel, como muchas niñas africanas lo hacen. Con la frustración de quedarse calva por el uso de tantos químicos, comenzó a investigar sobre los peinados africanos tradicionales y encontró que eran esculturas preciosas, decoradas y elaboradas. Así empezó a experimentar y a publicar sus peinados en redes sociales hasta encontrar un lenguaje propio para plasmar su pensamiento.

Su objetivo es inspirar a otras mujeres de raza negra a expresarse y a apreciarse bajo la premisa de que una vez te valoras estás menos dispuesta a aceptar las injusticias. Un proceso que comenzó por la aceptación del color de su piel y de la textura de su cabello natural, se convertiría en la exaltación de su identidad africana sin dejar de ser crítica hacia la posición de la mujer en la sociedad. En su libro, Love and Justice: A Journey of Empowerment, Activism, and Embracing Black Beauty expresa mensajes acerca de su identidad, su resistencia a los efectos aún visibles de la colonización y su clara postura política. Ky narra cómo aún se siente en África la presión para imitar todo lo proveniente de occidente, desde el lenguaje, la comida, y el vestuario, hasta la educación y la forma como se organizan. Hay una desvaloración latente por lo africano, relata Ky, algo que aún con el empuje del movimiento Black Lives Matter, no ha sido suficiente para recuperar la auotestima.

A Laetitia Ky no le importa si a veces sus manifiestos artísticos no son comprendidos por mujeres afroamericanas –donde cuenta con miles de seguidoras–, ya que su lucha es por la valoración de la identidad de la mujer en Africa y su interés es denunciar el constante sexismo y desprecio al cual son sometidas. Que sus seguidoras tengan en ocasiones reacciones adversas, es para Ky mejor que la indiferencia, ya que con sus peinados busca hacer visible lo que por mucho tiempo fue silenciado.

En un mundo donde la tecnología es cada vez más aplicada en el arte como medio de comunicación, Laetitia Ky logró posicionarse realzando tradiciones ancestrales para viralizar su propuesta vanguardista.

Beatriz Toro P.

Antropóloga de la Universidad de los Andes. Magíster en Desarrollo Social de la Universidad del Norte.