Margarita Garcia

El escritor valduparense Luis Felipe Núñez Mestre, nueva voz de la literatura nacional.

“Traté de resolver el magnicidio del presidente de Haití con las pistas que me daba la literatura”: Felipe Núñez Mestre

por | Abr 15, 2025

Por Juan Sebastián Lozano

El libro de cuentos Todos somos islas, de Luis Felipe Núñez Mestre, ganó el prestigioso premio Casa de las Américas de Cuba en 2023. Se empezó a hablar entonces del talento del joven escritor, de su idea estoica del trabajo literario. La editorial Rey Naranjo acaba de lanzar la primera novela de Núñez, Querido muerto mío, inspirada en hechos reales. Entrevista con el autor a propósito de su primer larga duración. 

Luis Felipe Núñez Mestre (Valledupar, 1992) es un escritor fuera de lo común en esta época de ansiedad y exhibicionismo. No estaba en redes sociales –hace muy poco abrió Instagram–, no cayó en la tentación de la autopublicación o de pagar para ser publicado. Hizo un trabajo literario de hormiga –y también de pájaro, su prosa es voladora–: escribió, corrigió, volvió a hacerlo, envió sus textos a concursos y ganó uno muy importante, el Casa de las Américas, de Cuba. Su reciente novela, Querido muerto mío, fue finalista del Premio Clarín de Argentina. 

En la novela, una niña y un niño crecen en circunstancias difíciles en dos pueblos del caribe colombiano que no son nombrados. Lugares gótico-tropicales. Más adelante la historia se traslada a Haití, el sufrido país centroamericano. Elías, el protagonista del libro, podría ser un Tom Hardy en la película Los 400 golpes; intenta ser fuerte, prevalecer, en instituciones como la militar que quieren someterlo.

Parte de la novela está basada en la desafortunada participación de ex militares colombianos en el magnicidio de Jovenel Moïse, presidente de Haití, en 2021. Por el hecho, un exsoldado de nuestro país fue condenado a cadena perpetua por un tribunal de Florida el año pasado. Otros 17 están encarcelados en Puerto Príncipe a la espera de un juicio. 

En Querido muerto mío, el autor logra hacer poesía sobre el mundo militar, tan prosaico. Su estilo es de frases cortas como golpes, pero de hippie. La sobriedad de la prosa le da espacio a una potente imaginación.   

Juan Sebastián Lozano: ¿Cómo fueron tus inicios en la lectura y en la escritura?

Luis Felipe Núñez Mestre: Estudié Derecho. Al cabo de un año la carrera empezó a frustrarme. El gusto compulsivo por la literatura apareció como una alternativa a mis fantasías de persona deprimida por las leyes. La lectura y la escritura literaria fueron una forma de gobierno sobre mis propios intereses y sobre la manera en la que quería pensar el mundo. Hice poemas horribles, y de pronto, en las vacaciones de 2013, apareció la idea del cuento con el que gané el Premio Nacional de Cuento La Cueva.

J.S.L.: ¿Cómo surgió la idea de esta novela?

L.F.N.M.: Mi papá y mi hermano fueron militares. Fui testigo del retiro de ambos y eso me dio una perspectiva íntima de la vida de quienes salen del Ejército. En 2021, yo estaba estudiando las literaturas antillanas, sobre todo las francófonas y anglófonas, y entonces sucedió lo del asesinato del presidente de Haití. Mientras veía el cubrimiento de la noticia, tenía la sensación de que podía contar una historia de ficción que diera una versión de los hechos.

En Los crímenes de la calle Morgue, Edgar Allan Poe resuelve el homicidio de una mujer imaginando que el asesino es un orangután. Querido muerto mío es mi propio orangután; traté de resolver el magnicidio del presidente de Haití con las pistas que me daba la literatura.

Tu libro es sobre el mundo militar y tienes una firme disciplina en cuanto a la escritura. Cuéntanos sobre el proceso de escritura de la novela. 

Empecé a escribir el primer borrador de este libro el 29 de julio de 2023 y lo terminé el 24 de enero de 2024. Escribí todos los días durante ese periodo, cada vez que podía sentarme, cuando me despertaba en las noches, tomaba notas en el celular. El año pasado envié varias versiones del manuscrito a premios y cada deadline implicó una revisión del manuscrito entero, que en la versión inicial tenía cerca de 130.000 palabras. Para octubre del año pasado la novela tenía poco más de 50.000 palabras. El proceso de edición fue largo, intenso, e involucró a personas que quiero mucho: Alejandra Soriano, Christopher Tibble, Óscar Pantoja, Ludwing Cepeda y Alberto Domínguez. Rey Naranjo me acolitó todo y para diciembre de 2024 ya teníamos la primera versión final.

Portada de la novela de Núñez Mestre, publicada por Rey Naranjo.

En el libro aparece Haití, pero el lugar principal de la historia no está definido, aunque uno supone que está en el Caribe colombiano. ¿Qué nos dices sobre esta ubicación espacial indefinida, cuál fue la intención estética al respecto? 

Los soldados de mi novela han sido olvidados por el país al que juraron lealtad. La única gesta importante a la que son convocados en sus vidas es a cambiar la historia de Haití. Me parecía que ese desbalance debía estar presente también en los modos de nombrar los lugares. En Querido muerto mío, los mercenarios pasan de un pasado casi mitológico a instalar su nombre en la historia con hache mayúscula.

¿Por qué tu interés en el mundo militar?

Me obsesiona el cuerpo, los discursos que lo modifican, lo cosifican y lo alienan. El ejército toma los cuerpos y los perfecciona, pero en el afán de hacerlo los vuelve monstruosos. Me interesaban los paralelos entre la monstruosidad física y la monstruosidad moral, por ejemplo. Me interesaba mucho cuestionar, desde la novela, la ineficiencia del Estado para gestionar las capacidades bélicas que instala en los militares, una vez llegan al retiro. 

Hace poco el presidente Gustavo Petro pidió perdón en Haití por el magnicidio perpetrado por los ex soldados. En la novela humanizas a los soldados implicados, hablas de su dura realidad y motivaciones. ¿Qué piensas del papel del Estado colombiano, incluido el ejército, en este caso?

Hay una delgada línea entre entrenar a una persona para la guerra y entrenarla para el crimen. No es un secreto que Colombia es un Estado obsesionado con el reclutamiento militar, ansioso por convertir civiles en soldados. Los mercenarios que combaten en Ucrania y en Sudán son el ripio de una cadena productiva perversa. Uno de mis mantras personales en la escritura de Querido muerto mío fue el inicio del Sermón de Adviento de Antonio de Montesino: “¿Estos no son hombres? ¿Con éstos no se deben guardar y cumplir los preceptos de caridad y de justicia?”. No creo que la labor del escritor sea juzgar la petición de perdón por un fenómeno tan complejo. Como en el Sermón de Adviento, la literatura está para mostrar las ambivalencias del alma humana, para trasladar al lector ciertas preguntas sobre su propia naturaleza, para que sea él quien juzgue. 

El escritor Javier Cercas dice que la literatura nos ayuda a entender. La ficción literaria nos ha ayudado a entender, que no significa justificar, a los criminales. Tu novela ayuda a entender a los mencionados exsoldados.

En algunos casos, el crimen común está cimentado sobre desigualdades presentes en el entorno del victimario. Piensa en esto: ninguna persona privilegiada se entregaría al ejército para ser soldado; ningún soldado quiere quedar inválido, loco o preso, para que encima te echen del Ejército sin una pensión; ningún trabajador con prestaciones se habría ido a Haití en plena pandemia. En ciertas novelas sobre la guerra en Colombia, el personaje del soldado es presentado como un monstruo, y yo quería que mis monstruos fueran tiernos e implacables, como la criatura del doctor Frankenstein.

«Todos somos islas», el libro de cuentos con el que Núñez Mestre ganó el Premio Casa de las Américas.

En “Los crímenes de la calle Morgue”, Edgar Allan Poe resuelve el homicidio de una mujer imaginando que el asesino es un orangután. Querido muerto mío es mi propio orangután; traté de resolver el magnicidio del presidente de Haití con las pistas que me daba la literatura.

Eres un escritor fuera de lo común en esta época. No estabas en redes sociales, hace poco abriste una cuenta. Has tenido paciencia para publicar: no caíste en la autopublicación, enviaste tus manuscritos a concursos. Es un método de la vieja escuela. ¿Qué nos dices al respecto? 

Mi relación con las redes es una relación con mi propia ansiedad. La publicación a través de concursos es el resultado de muchos intentos y rechazos en editoriales y medios. He forjado mi carácter en la espera. Creo en las lecturas que ameritan paciencia, en las escrituras depuradas y trato de actuar en consecuencia. Soy inseguro, me horroriza la idea de firmar un texto que llegue a avergonzarme. No creo que existan obras literarias perfectas, pero escribo y corrijo hasta convencerme de que no podría salir nada mejor de mis manos.

¿Qué escritores te influenciaron para este libro?

Querido muerto mío es una colección de influencias. El título sale de Las troyanas de Eurípides, en la versión de Jean-Paul Sartre. El camino que recorre el protagonista es mi propia versión de la Anábasis de Jenofonte. Las cuatro partes del libro hacen alusión a los cuatro jinetes del Apocalipsis. Los fragmentos llevan títulos de Lovecraft, Esopo, Hesíodo, Ovidio, Bartolomé de las Casas y Borges. El bosque de sarna es una excusa para manosear a los iracundos del Purgatorio de Dante, los monólogos de Bailone parafrasean el curioso discurso de las armas y las letras de Don Quijote, mis mercenarios padecen los males de Ájax y Filoctetes. Las descripciones de los capítulos que transcurren en Haití son posibles gracias a las novelas de Maryse Condé, Jamaica Kincaid, Edwidge Danticat y Marie Vieux-Chauvet.

Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista cultural. Ha colaborado en El Espectador, El Malpensante, Bacánika, Cáñamo y otros medios. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.

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