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Un Carnaval orgánico, descontaminado y poco capitalista, es el que propone la comparsa El desacato. Foto: Laura Hernandez.

Disidencia festiva de La puntica no má conformada por espíritus libres, esta comparsa con un profundo sentido ecológico y anti comercial aboga por otras formas de “hacer carnaval”.

Cuando llegó su turno de desfilar en el cumbiódromo de la Vía 40, ya había caído la noche, la calle estaba vacía, y los palcos desiertos. Solo quedaban los recicladores buscando latas, no se veía por ninguna esquina un policía y los organizadores no habían esperado para verlos pasar. Por la naturaleza de la comparsa, ‘alternativa’ y no comercial, siempre la organización los situaba al final del desfile, pero al salir ya no bailaban para nadie. La Vía 40 es ingrata”, sostiene Felipe Ginebra, director de arte de El desacato, una joven comparsa del Carnaval de Barranquilla que, su nombre lo indica, nació para romper la inercia de la rutina y adorar la creatividad. 

Creada por artistas visuales y diseñadores de distintos orígenes, El desacato surge durante la pandemia como una disidencia de otra popular comparsa: La puntica no má. Su idea, reunir a un grupo de espíritus libres que inspirados en pájaros deseaban salir volando y escapar. Así tomaron la decisión de no desfilar más en la Vía 40. Con un improvisado desfile por las calles del Barrio Abajo, la comparsa nació espontáneamente, de la misma manera en que sucedía en los carnavales de antaño.

La primera vez que los vieron desfilar en el Carnaval de la 44, los sorprendieron las reacciones del público: “¿De qué tribu son?”, preguntaban al verlos con sus tintes naturales y tocados de fibras orgánicas. Parecían venir de algún lugar remoto y exótico, seres carnavaleros ataviados con prendas y adornos creados con materias básicas como pedazos de escobas, canastos, esteras, fibras… 

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Del polvo vienes y al polvo volverás, la cita bíblica tiene, en el caso de El desacato, un significado ético, estético y ecológico. Foto izquierda: Nicolas Sastoque. Foto derecha: Juan Tapias.

Sobre el sentido del nombre de la comparsa, sus miembros explican: Es un desacato a nuestra propia vida cotidiana; aquí celebramos y nos unimos para crear, este es nuestro ritual creativo anual. Pensamos que no tiene sentido hoy en día delegar en la Inteligencia Artificial el acto creativo, crear es lo que te hace humano por excelencia. Somos humanos y todo lo que necesitamos está en la tierra… al polvo volvemos. Nuestra estética busca todo lo que provenga de la tierra, de la naturaleza. Lo nuestro es un desacato a todo lo contaminante, al plástico, la lentejuela… y también un desacato al sistema de la Vía 40. No todos tenemos que ir al mismo desfile, queremos vivir el carnaval más cerca de la gente, lejos de lo comercial y sin utilizar materiales contaminantes”.

La primera vez que los vieron desfilar en el Carnaval de la 44, los sorprendieron las reacciones del público: “¿De qué tribu son?”, preguntaban al verlos con sus tintes naturales y tocados de fibras orgánicas.

Más que una comparsa 

En 2023, en el segundo año de creación de la comparsa, la intención de la dirección artística fue sumergir a los integrantes en su historia y alimentarla para poder representar bien el personaje. Bajo el motivo “Encuentra tu propio ritmo”, fortalecieron el baile para presentar algo mejor organizado. Este 2024 el tema es “Terradentro”, motivo complementado con una exposición de arte y fotografía en la que se muestra el detrás de cámaras del desarrollo de los disfraces. Para promover sus actividades artísticas, crearon un taller para que cualquier persona comprenda el proceso creativo y pueda acercarse a ellos. Para El desacato el arte es un fenómeno colectivo.

Como grandes admiradores de la obra del fallecido artista caribeño Alfonso Suarez, reconocido por sus performances y a quien consideran su  Santo patrono”, los miembros de la comparsa desarrollan para sus seguidores una serie de talleres de creación de personajes. En estos espacios nos encargamos de que todos queden disfrazados según el lenguaje de la comparsa. Comprendemos que hay que tener cierta sensibilidad artística para crear un disfraz, y de eso nos encargamos nosotros. Es una manera de guiar a una persona que no tiene ningún conocimiento de arte o diseño para poder participar y encontrar el personaje con el que se identifican. Es una historia personal trabajada con el apoyo de profesionales que han estudiado teatro o danza y cuentan con técnicas para nutrir al personaje y llenarlo de significado. Lo importante no es tanto cómo el personaje se vea, sino cómo lo representes. Estos ejercicios nos permiten también crear comunidad y abrir espacios para que todos los miembros se conozcan mejor, ya que llegan con muy poco tiempo previo al Carnaval. Muchos son extranjeros o de otras partes del país. Ellos enriquecen con sus aportes porque traen otras visiones de lo festivo”. 

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Ataviado con materiales como paja, totumo, flores, fibras vegetales y pinturas hechas con barro rojo, uno de ‘los desacatadores’ posa ante la cámara. Foto: Nicolas Sastoque

La comparsa tiene un claro sentido ecológico: insisten en utilizar elementos biodegradables. Los tocados son reutilizados al año siguiente. A todo se le da nueva vida. Si utilizan algo plástico es porque ya ha sido reciclado. Igual con el maquillaje, se apartan de los tóxicos sintéticos y prefieren el barro del Volcán del Totumo, el óxido de Zinc, la cúrcuma, el achiote, la espirulina, el óxido de hierro, o el carbón activado. El año pasado utilizaron el huito, proveniente del Amazonas y común en la pintura corporal indígena. Próximamente planean ampliar el portafolio de maquillaje para explorar con la pintura corporal indígena que utiliza distintas plantas y semillas. 

Creemos que apoyar a los artesanos es importante. En vez de comprar los adornos en una papelería, vamos donde los artesanos locales y encontramos inspiración en sus trabajos. Un sombrero, por ejemplo, posee una técnica impresionante, es una pieza con cientos de años de desarrollo: es liviano, tiene estructura, evita que el sudor moleste, es toda una lección de ciencia y diseño”. 

Para este año, fieles a su filosofía, los materiales serán los que van dictando la estética y filosofía del grupo. Habrá otro tipo de inspiración como el oro, el petróleo, las piedras, el agua y todo lo que provenga de “Terradentro”. Mientras esto ocurre, Carnaval S.A. está en proceso de certificarse como empresa sostenible, una oportunidad para que grupos como El desacato, pioneros en esa iniciativa con sentido ecológico, siga enriqueciendo una de las fiestas folclóricas más tradicionales de Colombia.

En Instagram: @eldesacatocarnavalero 

Conversación con el equipo de dirección artística de El desacato:

Felipe Ginebra, dirección de arte para proyectos audiovisuales.

Ricky Salgado, AKA Ricurita, artista audiovisual.

Juan Jo Perez, artista musical y Dj, AKA Hoyo Negro.

Paola Cuellar, arquitecta.

Catalina Navia, diseño industrial e innovación.

Patricia Suarez, diseñadora de modas.

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Beatriz Toro P.

Antropóloga de la Universidad de los Andes. Magíster en Desarrollo Social de la Universidad del Norte.