Docentes que trabajan de la mano con buenos rectores, un verdadero gana-gana

Se cumplirán cinco meses de la administración Petro y aún no conocemos qué es lo que quiere hacer en forma específica en el sector educativo. Antes del arranque formal del Gobierno se presentó un programa orientado a todos los niveles educativos que no incluía prioridades, ni qué se haría en concreto, ni cuál sería su costo o cómo se ejecutarían los recursos. Un árbol de navidad donde todo se incluía. Todos los temas propuestos deben ser considerados, el problema es que hay muchos vacíos.

Desde mi perspectiva la situación es preocupante porque se están creando expectativas y desafortunadamente no hay suficientes recursos económicos para resolver todo. Por eso hay que ser cuidadoso y analizar qué es lo prioritario y lo que realmente se puede hacer en forma eficiente y efectiva. El futuro no parece ser muy prometedor, ya que recientemente se ha confirmado que continúan algunas políticas de dudosa efectividad para mejorar la calidad y la equidad de la educación, como el programa de financiar con recursos públicos a estudiantes universitarios de bajos ingresos, o el Programa de Alimentación Escolar, del cual no existe una evaluación rigurosa, o la expansión de la jornada educativa que tampoco se ha evaluado en forma rigurosa.

Hay algo conspicuo en lo que hasta ahora se ha escrito o dicho: la ausencia del rector de colegio. Para mí, el ‘actor’ más olvidado del sistema educativo. Parece que seguirá estando olvidado en este cuatrienio. Coincido con quienes piensan que una de las políticas educativas que mejora la calidad del docente, y por ende la de sus alumnos, es liderarlas con rectores de calidad. Los rectores ayudan a relacionar a los docentes con los alumnos, padres, comunidad y el sistema educativo en general. Los rectores pueden contribuir al éxito de los alumnos por medio del impacto que tengan en cómo la escuela se organiza, cuál es el ambiente escolar, y facilitando la relación entre docentes y enseñanza.

¿Qué sabemos de este tema basados en evidencia empírica rigurosa? Pregunta importante, puesto que los hallazgos deberían tener implicaciones para el diseño de futuras intervenciones educativas focalizadas en el apoyo a los rectores de colegios. En general se ha encontrado que los rectores construyen una comunidad profesional positiva y confiable, que fomentan el desarrollo y el crecimiento profesional, que son un factor crítico para explicar los resultados escolares. Además, se ha encontrado que las prácticas de gestión que se utilizan con los docentes, incluidas las actividades de desarrollo profesional, impulsan la eficacia del sector. Trabajos más recientes concluyen que el resultado de un rector de colegio efectivo es mucho mayor de lo que se había pensado, tanto en lograr mejores resultados a nivel de los estudiantes, como en mejorar la satisfacción de los docentes; retenerlos en la función de docentes;(especialmente a los docentes de buena calidad), y mejorar la asistencia de alumnos. En fin, se ha demostrado que el liderazgo escolar, al influenciar la motivación de los docentes, mejora el clima escolar y el desempeño académico de los alumnos transformando las organizaciones escolares en verdaderas organizaciones de aprendizaje que puedan impulsar el cambio escolar.

Con base en estos resultados se puede concluir que una buena política educativa es la que promueve un modelo donde el rector se apoya con desarrollo profesional, incentivos, y con asistencia técnica. A pesar de que estos aspectos parecen ser valorados por los profesionales, y son respaldados por la evidencia empírica existente, no se han implementado de manera significativa en la mayoría de países en desarrollo. Es hora de que en Colombia se le de una mirada seria a la función del rector y su eventual impacto en el mejoramiento de la calidad educativa.