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En Barranquilla se hace necesario que, a la par con el crecimiento económico, exista una política deliberada que fomente la inclusión productiva. Foto: Jairo Rendón.

De arenas movedizas a tierra firme: informalidad y vulnerabilidad en Barranquilla

por | Ene 26, 2023

Por Angela Granger Serrano y Jorge Orozco 

Del total de empleos formales en Barranquilla, solo el 20 % lo ocupan  personas en condición de pobreza o vulnerabilidad. Mientras, el 60 % de los empleos informales son ocupados por personas en una de esas dos clases sociales. ¿Qué pasa con la informalidad laboral en la capital del Atlántico?

El Carnaval de Barranquilla es, sin lugar a dudas, la fiesta más importante de esta ciudad. Esta celebración folclórica y cultural que cumple en el 2023 veinte años de haber recibido el reconocimiento como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad» refleja muy bien el espíritu alegre, empático y espontáneo de los barranquilleros. Los días de Carnaval son anhelados por los barranquilleros no solamente para disfrutar de la tradición, sino también por el dinamismo económico que representa para la ciudad a través del turismo, el comercio y el arte.

Con caretas y disfraces
las comparsas vienen ya
ese golpe de tambora
a la cumbia invita más
con la batalla de flores
el desorden se formó
las carrozas y las reinas
alegran el corazón”.

Adolfo Echeverría. ‘Las Cuatro fiestas’.

En esta época del año que se aproxima, llegan en promedio más de 500.000 visitantes a La Arenosa, y muchos de ellos quedan perplejos con el progreso de la ciudad. Usted seguramente habrá escuchado comentarios sobre el “milagro barranquillero”, “el éxito de la última década”, “la sorprendente recuperación de los espacios públicos” y “la transformación de la ciudad”. Estos comentarios, que además se respaldan por los altos niveles de favorabilidad que acompañan a alcaldes y gobernadores desde hace varios periodos, muestran que Barranquilla vive, quizás, una época dorada.

Estos vientos a favor no pueden nublar la visión de los gobernantes (o quienes aspiran a serlo) y desviarlos de priorizar algunos problemas que siguen siendo fundamentales en la ciudad. Uno de estos, es la alta vulnerabilidad social e informalidad laboral. Temas que suenan poco en el debate político local y que son de la mayor relevancia en la medida que representan un obstáculo para el desarrollo social y económico sostenible. 

Barranquilla A.M. (Área Metropolitana) fue una de las ciudades de Colombia que más redujo pobreza monetaria en la pasada década. En particular, la incidencia de pobreza monetaria en Barranquilla pasó del 32.8 % en 2013 al 25.6 % en 2019. Esta reducción permitió que subiera en el ranking de las 13 principales ciudades del país, pasando de ser la octava con menor índice a ser la cuarta con menor índice de pobreza monetaria justo antes de la pandemia. 

En un documento que está en proceso de publicación, los autores del presente texto realizan una descomposición del índice de pobreza monetaria en Barranquilla (siguiendo a Shorrocks – Kolenikov) que permite cuantificar y desagregar la contribución al cambio en pobreza de los efectos del crecimiento económico, la redistribución y la inflación. Allí se encuentra que, entre 2013 y el 2018, el principal vehículo reductor de la pobreza en la ciudad fue un crecimiento económico que benefició proporcionalmente más a los pobres, sobre todo en el periodo de 2013 a 2016 ¡Esto es un logro muy destacado!

 

Sin embargo, hay matices. Durante la pandemia de COVID-19 se hizo evidente la vulnerabilidad del milagro barranquillero. En 2020, Barranquilla A.M. fue la segunda ciudad en Colombia que más aumentó pobreza monetaria, alcanzando una cifra de 41.2 %, sin ser una de las ciudades más golpeadas en términos de crecimiento económico. 

El mal tiempo puso a prueba la estabilidad de las estrategias sociales implementadas en Barranquilla durante la última década. A pesar de haber logrado reducir la pobreza, un gran número de personas se conservaban en una situación de vulnerabilidad económica con ingresos entre $354.032 y $690.524. En 2021, el porcentaje de personas en esta condición en Barranquilla era el doble que en Bogotá. Esto es un gran número de personas se encuentran en un rango de ingresos que es lo suficientemente frágil para que ante cualquier choque caigan nuevamente en la pobreza.

 

En 2021 el 68.8 % de las personas mayores de 18 años se encontraba excluida productivamente en Barranquilla. Las mayores privaciones se encuentran en el empleo informal y el acceso a educación técnica y superior.

La otra cara de la moneda se observa con el Indice de Pobreza Multidimensional (IPM) de 2018, que no deja tan bien parada a Barranquilla. Entre las 13 principales ciudades y áreas metropolitanas es la quinta ciudad con mayor pobreza multidimensional. Un análisis de la desagregación por privaciones del Indice, muestra que la privación más común en Barranquilla es la relacionada con el trabajo informal. 

Esta Informalidad, que es el componente que contribuye al aumento del IPM, tiene una especial relación con las clases pobres y vulnerables. Del total de empleos formales en Barranquilla A.M., solo el 20 % está ocupado por personas en condición de pobreza o vulnerabilidad, mientras que el 60 % de los empleos informales lo ocupan personas en una de esas dos clases sociales.  

Inclusión SAS y la Oficina Coordinadora Residente de la ONU estimaron un índice multidimensional de inclusión productiva. Este índice mide el porcentaje de hogares que “han logrado salir de la pobreza monetaria y acceder a mercados laborales y fuentes de ingreso sostenibles y suficientes” (Roberto Angulo, 2019). En 2021, el resultado mostró que el 68.8 % de las personas mayores de 18 años se encuentra excluido productivamente en Barranquilla. Según los autores las mayores privaciones se encuentran en el empleo informal y el acceso a educación técnica y superior.

Esto muestra que, en los próximos años, uno de los principales desafíos en Barranquilla es llevar a las personas de arenas movedizas a tierra firme. Es decir, disminuir radicalmente el porcentaje de personas en situación de vulnerabilidad y consolidar una clase media. En el pasado, el crecimiento económico per se impulsó la reducción de la pobreza, sin embargo, las cifras muestran que ese combustible se ha ido agotando en el tiempo, y en estos años, además del crecimiento debe existir una política deliberada que fomente la inclusión productiva.

En cuanto a la inclusión productiva hay mucha tela por cortar. En Colombia, por ejemplo, ha hecho carrera la idea de que los micronegocios solo generan ingresos de subsistencia y por lo tanto se descartan en cualquier recomendación de política de empleo formal. Sin embargo, este tipo de fuente de empleo puede ser un vehículo eficaz para reducir pobreza. Las estimaciones de Inclusión SAS y la Oficina Coordinadora Residente de la ONU han proporcionado ideas sobre cómo medir la robustez de los micronegocios y enfocar recursos en aquellos que tienen el potencial de convertirse en fuentes de empleos de calidad. Hacia allá debe ir la discusión.

En suma, junto con el progreso de la ciudad necesitamos elevar la calidad y la profundidad del debate público en esta época electoral que viene. Es hora de escuchar los golpes de los tambores de la vulnerabilidad y la informalidad. Como dicen por aquí: “No es tanto ponerse el disfraz de marimonda, sino los brincos que hay que dar”. 

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Ángela Granger Serrano

Economista y magíster en economía por la Universidad del Norte, asistente de investigación de la misma universidad.

Jorge Orozco 

Economista de la Universidad del Norte y asistente de investigación del Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico en esta misma universidad.