En sus años dorados, el edificio de Bellas Artes lucía su arquitectura republicana, siendo uno de los íconos del emblemático barrio El Prado.
Arquitectos coinciden en que la edificación, que hoy está en ruinas, puede ser repensada y construida combinando nuevas tecnologías para darle nuevos funcionamientos, sin que pierda su valor patrimonial.
En 1940 se alzó la edificación en la que funcionaría la Escuela de Bellas Artes. Una estructura de tipo republicana que en sus inicios congregó a 17 instituciones educativas para la enseñanza de todo tipo de expresiones artísticas. El edificio adornaba una esquina del emblemático barrio El Prado, creado veinte años atrás por los hermanos Karl y Roberto Parrish.
El edificio, a través de Ordenanzas Departamentales, pasó a ser una extensión de la Universidad del Atlántico y, en 1979, se convertiría en la Facultad de Bellas Artes de esa alma mater.
Espacio de formación para generaciones de artistas, el nuevo siglo le depararía a Bellas Artes un destino poco glorioso. Con los años el olvido, y el poco mantenimiento necesario para mantener la edificación en pie, hizo que la estructura se cayera a pedazos. Hoy en día solo quedan los vestigios de lo que en un momento fue considerada una de las instituciones de formación artística más representativas de Colombia.
Contexto hace un recuento del último lustro de la escuela de Bellas Artes, que hoy se encuentra en el centro de la polémica por la reciente acción pacífica de un ciudadano que se declaró en huelga de hambre para volcar la atención sobre el abandono de la edificación. Asimismo, consultó la opinión de cuatro arquitectos expertos acerca de qué tipo de modificaciones se podrían hacer a Bellas Artes con el fin de conservar su valor patrimonial y volver a ser el lugar de formación de artistas que durante décadas fue.
2017. ‘Música’ se viene a pique
En junio de 2017 diversos medios de la ciudad registraron el colapso el techo y varios muros de la edificación en la que funcionaba el programa de Licenciatura en Música. El incidente dejó inutilizables cuatro salones en donde los estudiantes tomaban clases de ensamble musical y percusión.
De inmediato, directivas de la Universidad del Atlántico y autoridades departamentales anunciaron un plan para la reconstrucción de las aulas y de una nueva edificación para Bellas Artes. Ese mismo año los estudiantes de la facultad debieron ser trasladados a otros espacios para continuar con el calendario académico.
2018. Se desploma el ‘Pedro Biava’. Urgencia manifiesta
En marzo de 2018 colapsó el techo del Salón Pedro Biava, ocasionando que más estudiantes se trasladaran a otras sedes para continuar con sus clases. Las autoridades anunciaban que los diseños para el nuevo edificio de la facultad ya presentaban un estado de avance del 70 %.
Como medida para acelerar la reconstrucción, el rector de entonces de la institución, Carlos Prasca, declaró una urgencia manifiesta. Al tiempo, los estudiantes, a través de plantones y expresiones artísticas, pedían que se culminaran las obras lo más pronto posible.
2019. Dos años del colapso y ningún avance real
Transcurridos dos años del colapso de gran parte de la estructura de Bellas Artes, no se evidenció ningún avance real en las obras de restauración de la edificación. Los diseños estaban estancados por las observaciones realizadas por el Consejo de Patrimonio Cultural del Distrito, quien debía dar el visto bueno para posteriormente ser presentado al Ministerio de Cultura, encargado de dar el aval para el inicio de las obras. Ese mismo año, en medio de las protestas de docentes y estudiantes, se dieron a conocer los renders de cómo sería la nueva edificación, que haría parte de un plan integral que tendría en cuenta todas las edificaciones de la facultad.
2020. La pandemia “frena” los avances
En 2020 todo siguió igual para Bellas Artes. Esta vez la pandemia de la COVID-19 “frenó” el avance de las obras que, según las autoridades, estaban a punto de iniciar, teniendo en cuenta que estaba en etapa final de los estudios técnicos de conservación integral y adecuación funcional de la edificación.
Los expertos aseguraron que la estructura sufría varias patologías que afectaban el conjunto y que se habían acumulado con el tiempo. Aunque la pandemia obligó a la virtualidad en la educación artística, los estudiantes se siguieron manifestando en redes sociales.
2021. Huelga de hambre en Bellas Artes
En días pasados el país volcó su mirada a Bellas Artes por la huelga de hambre que inició el joven Elías Lacouture y que duró una semana. Cansado de las prórrogas en el inicio de la construcción, el joven se instaló en el portal de la edificación para protestar pacíficamente por el estado de abandono y las reiteradas demoras en la reconstrucción del centro de estudios.
Lejos de un inicio definitivo de las obras, las autoridades de la institución anunciaron la existencia de nuevas “trabas” para que el proyecto se presentara ante el Ministerio de Cultura, ya que el contrato mediante el cual se adelantaban las fases de diseño había finalizado por demoras de la contratista.
Por su parte, la gobernadora Elsa Noguera anunció que en un plazo máximo de 3 meses se revisarían y entregarían los planos de la edificación. Mientras tanto, Bellas Artes continúa en ruinas, cerrada y sin claridad sobre cuándo se podrá restaurar este espacio en el que se han formado miles de artistas de la región Caribe. Una situación que guarda semejanza con espacios culturales como el Teatro Amira de la Rosa, cerrado desde 2016.
La edificación hoy en día está deteriorada, techos y muros se vinieron a pique, dejando un aspecto de abandono y ruina. Cortesía El Heraldo.
OPINAN LOS EXPERTOS
Andrés Oyaga Loewy.
“El problema de Bellas Artes es que es invisible para muchos y accesible para pocos”
Andrés Oyaga Loewy
Arquitecto – Máster en Arquitectura y Urbanismo del School of Constructed Environments de Parsons The Newschool for Design.
“El problema de Bellas Artes es que es invisible para muchos y accesible para pocos. Bellas Artes ha estado escondido tras muros y rejas por mucho tiempo y es difícil crear conciencia de su importancia en el público general si muchos ni se percatan de su existencia.
De hecho, el deterioro de Bellas Artes como edificación es muestra de un deterioro en el valor que como sociedad le hemos venido dando a la creación cultural y a este tipo de instituciones en la ciudad. Este incidente se debería ver más allá que la simple conservación de un bien patrimonial. Tomarse como una oportunidad para repensar Bellas Artes, tanto el complejo arquitectónico como su contenido, presencia y relevancia. Hay que dejar caer los muros que encierran a la institución para abrirse al público y recuperar su vigencia y relevancia. En vez de solo reconstruir, hay que pensar en darle más fuerza a la única institución de este tipo en la ciudad; generar nuevos y mejores espacios, espacios que den cara a la ciudad y que permita se enriquezca su producción cultural”.
Freddy González-Rubio.
“Se debe buscar cierta eficiencia en el proceso de restauración”.
Freddy González-Rubio
Arquitecto – Gerente de Insar S.A.S.
“A veces pienso que debemos ser un poco flexibles y con esto no me refiero a tumbarlo, ni mucho menos, pero todo al final se reduce a un tema económico. Se debería replantear un poco el tema para que se hagan, de cierta manera, edificios híbridos que permitan darle otro tipo de funciones y se permitan hacer ciertas modificaciones, teniendo claro realmente cuál es el valor y, dentro de cada edificación, qué tiene un valor patrimonial importante.
Debemos ver lo que pasa en México o en Europa. En Barcelona, por ejemplo, hay edificaciones que solo han conservado la fachada, pero en el interior han sido modificadas totalmente y ha dado muy buenos resultados. Podemos plantear nuevas estrategias y combinar sistemas constructivos modernos y sistemas constructivos antiguos, obviamente sosteniendo y manteniendo aquello que realmente tiene un valor patrimonial y buscando cierta eficiencia en el proceso de restauración”.
El deterioro de Bellas Artes como edificación es muestra de un deterioro en el valor que como sociedad le hemos venido dando a la creación cultural y a este tipo de instituciones en la ciudad. Este incidente se debería ver más allá que la simple conservación de un bien patrimonial. Tomarse como una oportunidad para repensar Bellas Artes, tanto el complejo arquitectónico como su contenido, presencia y relevancia.
Rodrigo Chain.
“Los edificios cambian con el tiempo y es una realidad que se debe aceptar”.
Rodrigo Chain
Arquitecto – Máster en Arquitectura y Urbanismo de la Architectural Association School of Architecture (Londres).
“Si bien es importante conservar la edificación, no soy de los que opina que simplemente se debe hacer en su estado original. El hecho de que en algún momento fuera un museo y después se convirtiera en la Facultad de Bellas Artes, demuestra que los edificios cambian con el tiempo.
La actualidad nos obliga a intervenirlo de manera más audaz. Creo que, si las cosas cambian, y, por ejemplo, aparece una extensión de esa casa con otros materiales completamente contemporáneos, se le estaría dando un valor arquitectónico y un nuevo uso a la edificación. Intervenir o adicionar nuevas piezas arquitectónicas en estos bienes no tiene porque ir en detrimento de la obra”.
Francisco Ricardo.
“Tenemos la manera de hacer una arquitectura patrimonial de la mano de nuevas tecnologías”.
Francisco Ricardo
Arquitecto – Founding Partner – CEO at Deb Consulting
“En este tipo de intervenciones es posible ser respetuoso con la arquitectura original. Obviamente utilizando todas las alternativas tecnológicas que tenemos a nuestra disposición como metalerías termoacústicas, maderas laminares. Si estuviéramos hablando de una ampliación sería interesante el uso de materiales traslucidos que no rivalicen con la arquitectura original.
Creo que estamos en un momento en el que tenemos todas las maneras de hacer una arquitectura patrimonial de la mano con las nuevas tecnologías, sin que ninguna de las dos compita. Pero yo mantendría la arquitectura original pensando en la historia cultural y artística que cuenta la edificación”.
Eduardo Patiño M.
Periodista de las secciones Ciudad y País de Contexto.