Ha surgido un sano debate sobre la conveniencia de que el gobierno haya ofrecido apoyo financiero a Avianca. Pocas empresas representan tanto para los barranquilleros como Avianca. Los cachacos en su mayoría ignoran que el origen de Avianca fue Scadta, una empresa de capital colombo-alemán muy innovadora que empezó a funcionar hace exactamente un siglo con sede en Barranquilla. (Yo lo sabía porque mi papa trabajó en Scadta a fines de los años 40). Las actividades de Scadta eran varias: transporte de pasajeros y carga, administración del servicio de correo aéreo y fotografía aérea. Esta última era la que más ganancias le generaba, y era también la que mayor talento técnico requería.

El gobierno ha justificado su decisión de apoyarla en el argumento de que sus servicios son esenciales para la recuperación económica. Pero podría haber argumentado exactamente lo contrario: que en este momento, dada la baja demanda de servicios de transporte, especialmente de pasajeros, es viable encontrar otros proveedores, tanto nacionales como extranjeros.

Es relevante recordar esta historia porque Avianca no es la sombra de lo que fue. Muchas veces ha explotado su posición dominante en el mercado para quebrar a sus competidores y para lograr favores del gobierno. Ni la innovación ni la calidad del servicio han sido sus rasgos más característicos. Y los malos manejos financieros y administrativos recientes la están exponiendo al riesgo de desaparecer.

El gobierno ha justificado su decisión de apoyarla en el argumento de que sus servicios son esenciales para la recuperación económica. Pero podría haber argumentado exactamente lo contrario: que en este momento, dada la baja demanda de servicios de transporte, especialmente de pasajeros, es viable encontrar otros proveedores, tanto nacionales como extranjeros. Si había un buen momento para acabar con la posición dominante de Avianca, era este.

Si Avianca quiebra no desaparecen los aviones, ni las oficinas, ni todo el conocimiento y experiencia que tiene su personal. Justamente, el objetivo de los procesos de quiebra en las cortes de Nueva York (bajo el Chapter Eleven) es evitar la destrucción de activos y garantizar el máximo cumplimiento posible de las obligaciones. Quizás la estrategia del gobierno consiste en conseguir una buena posición en ese proceso, que le puede ser beneficiosa. No lo sabemos.

Tampoco sabemos si el gobierno le impuso condiciones a Avianca. Por ejemplo, en materia laboral, de tarifas o de pago de impuestos (que actualmente puede eludir por el hecho de estar registrada en Panamá). Debería haberlo hecho, pero este gobierno no se caracteriza por adoptar posiciones firmes frente a los poderosos.

Toda crisis ofrece una gran oportunidad de cambio. Claro, si uno está dispuesto a cambiar.

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Eduardo Lora

Economista del London School of Economics e investigador asociado de Harvard y Eafit. Ha sido Economista Jefe del Banco Interamericano de Desarrollo y Director Ejecutivo de Fedesarrollo, Colombia.