El Banco, Guamal, y Plato, en el actual departamento del Magdalena, son solo algunos de los pueblos refundados durante la Colonia en el Caribe neogranadino.

Las reformas borbónicas de la segunda mitad del siglo XVIII, impulsaron la colonización de zonas escasamente pobladas en el Virreinato de la Nueva Granada. Esta política de refundación de pueblos fue uno de los esfuerzos de ordenamiento territorial y político más importantes durante la Colonia. Los gobernantes querían tener a la población concentrada y controlada; así mismo, que se convirtieran en mano de obra barata para los nuevos hacendados y someterlos al régimen tributario del Virreinato. También garantizar el suministro de alimentos a zonas urbanas como Cartagena de Indias.

Luego de fuertes campañas represivas contra los chimilas, se inició el proceso de refundación de pueblos en la provincia de Santa Marta. Esta campaña estuvo al mando del maestre de campo José Fernando de Mier y Guerra, en la que congregó veintidós pueblos entre El Banco (1744) y El Piñón (1770), destacándose además Guamal, Chimichagua y Plato, entre otros. Como proyectos estratégicos, De Mier y Guerra construyó dos caminos desde El Paso del Adelantado hasta Tenerife y Cerro de San Antonio, a orillas del rio Magdalena.

Por su parte, en la Misión de los Chimilas, las fundaciones fueron organizadas por Agustín de la Sierra, quien contó con el apoyo de los misioneros pertenecientes a la orden de los “Hermanos Menores Capuchinos”. Estos misioneros traían la experiencia de las refundaciones de pueblos de indios en la Sierra Nevada de Santa Marta desde la década de 1720, como San Pedro, San Antonio, San Miguel, Atánquez y El Rosario, entre otros. Estos “Pueblos de indios con iglesia” empezaron a contar con excedentes económicos a partir de la ganadería y elaboración de productos como panelas y mochilas. Los misioneros no solo ampliaron su área de evangelización, sino también la frontera agrícola hacia el territorio chimila, además de la Sierra Nevada, La Guajira, Serranía del Perijá y valles de los ríos Cesar y Ariguaní. Hacia 1750, el padre capuchino Silvestre Labata fundó San Sebastián de Rábago, actual Nabusímake, con la colaboración de De Mier y Guerra. En los “pueblos capuchinos” los misioneros tuvieron ganado de diferentes especies, además de sembrar una variedad de especies como caña de azúcar, trigo y probablemente café.

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Vista aérea de Plato, a orillas del río Magdalena.

Ante el fracaso de la colonización irlandesa en el Darién, el Virrey Caballero y Góngora ordenó adelantar una colonización con estos irlandeses en la vertiente occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta.

En 1776, don Agustín de la Sierra refundó en territorio chimila varios pueblos o sitios de doctrina como Garupal y Espíritu Santo (actual Codazzi). En total, los misioneros capuchinos y de la Sierra refundaron cerca de 20 pueblos de indios en la Sierra Nevada, Serranía de Perijá y territorio Chimila. Con estas incursiones militares y de repoblamiento, se despejaba una rica zona para desarrollar la ganadería.

De los 22 pueblos refundados por de Mier y Guerra, ninguno se localizó entre San Juan de la Ciénaga y Valencia de Jesús. En 1766, al abrirse el camino entre Santa Marta y Valle de Upar, se planteó la necesidad de reorganizar una población a mitad de camino. En efecto, ante el fracaso de la colonización irlandesa en el Darién, el Virrey Caballero y Góngora ordenó adelantar una colonización con estos irlandeses en la vertiente occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta, comisionando para el efecto al coronel Pascual Díaz Ganados. En marzo de 1789 fueron traídos a la “montaña” de Santa Marta 91 colonos, de los cuales cerca de 70 eran irlandeses, ingleses y franceses. A su turno, Díaz Granados comisionó al francés Pedro Cothinet para que escogiera el sitio del nuevo pueblo, que ubicó a medio camino entre San Juan de la Ciénaga y Valencia de Jesús, llamado San Carlos de San Sebastián o de la Fundación. Estas refundaciones en la provincia de Santa Marta fueron cerca de 40, con los cuales se facilitó la comunicaron entre las diferentes ciudades como Cartagena de Indias, Santa Marta, San Juan de la Ciénaga, Valencia de Jesús, Valle de Upar y las otras ubicadas en el Bajo Magdalena.

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Joaquín Viloria De la Hoz

Doctor en Historia de la Universidad Autónoma de Puebla, México. Desde 2010 es el Gerente del Centro Cultural del Banco de la República en Santa Marta. También se desempeña como profesor catedrático de Historia Económica de Colombia e Historia Económica del Caribe Colombiano en la Universidad del Magdalena.

 

 

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