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Ana Rosa Gaviria, abuela de la cineasta Catalina Villar, inspiró este documental sobre la psiquiatría colombiana de la primera mitad del siglo XX. Foto: Proimagenes Colombia.

Ana Rosa, un documental sobre los abusos psiquiátricos cometidos contra muchas mujeres colombianas

por | Feb 19, 2024

Por Juan Sebastián Lozano

El premiado documental de Catalina Villar explora el padecimiento de su abuela, sometida a una lobotomía en manos de psiquiatras. La película de la bogotana abre la puerta a una época de represión contra las mujeres colombianas en el siglo XX. 

La cineasta bogotana Catalina Villar encontró la tarjeta de identidad de su abuela, Ana Rosa Gaviria, en un cajón, esto abrió un mundo oculto para ella: el del sufrimiento de su antepasada, que también es el de las mujeres colombianas en un país conservador. Ana Rosa era pianista, estudiaba con disciplina, se separó de su esposo y probó suerte en Miami; no encajaba en la cárcel psicológica y familiar que se le imponía a las mujeres a mediados del siglo XX. Su nieta, que sabía poco de ella, decide indagar sobre el pasado, reconstruir la vida de su abuela y su condena en un documental. 

Villar reside en Francia. En su obra ha explorado el tema de la psiquiatría y el poder –en su familia hay y hubo psiquiatras–, y cómo esta ciencia médica también ha servido para excluir y castigar a los “distintos”, a los que se salen de la norma social. Sabía que a su abuela le habían hecho una lobotomía, conociendo la vida de esta confirmó que fue víctima de psiquiatras, otro conejillo de indias con el que experimentaron métodos extremos “de curación” que hoy se han dejado de utilizar. 

No había fotos de Ana Rosa en las casas de los hijos, tampoco se hablaba de ella, su historia estaba oculta bajo las alfombras de la educada familia bogotana. Algo común en Colombia: guardar las apariencias, que la ropa sucia se lave en casa. Catalina viaja a Mariquita, Tolima, a averiguar sobre la infancia de su abuela; no encuentra mucho, más bien ausencia de información, papeles perdidos, burocracia kafkiana que le impide obtener datos. Busca a su tío menor, repudiado por sus hermanos, excluido, quien al parecer era el preferido de Ana, su cómplice. Hay ídolos familiares que se derrumban, despreciados que se tornan hombres sensatos. 

Apoyada en el trabajo de María Ospina, doctora en antropología, para indagar sobre los tratamientos psiquiátricos en la primera mitad del siglo XX en el país, la cineasta entrevista a varios médicos, tampoco es demasiado lo que obtiene, el pasado de su abuela es opaco, no hay registros del tratamiento al que la sometieron. Ospina le cuenta que encerraban a mujeres que no se acomodaban a ser la esposa ejemplar, que asuntos hoy tan comunes como la depresión y la ansiedad eran motivo suficiente para declararlas anormales y aplicarles polémicos métodos de sanación. 

La lobotomía, que consiste en destruir vías nerviosas del cerebro sin extirpación, en Colombia era practicada sobre todo a mujeres. El objetivo era hacer dócil al paciente. El método fue inventado por Egas Moniz, Premio Nobel de Medicina en 1949. El estadounidense Walter Freeman lo popularizó al hacer la intervención ambulatoria. El doctor Mario Camacho Pinto importó la lobotomía al país y Ana Rosa fue una de sus pacientes.

Encerraban a mujeres que no se acomodaban a ser la esposa ejemplar,  asuntos hoy tan comunes como la depresión y la ansiedad eran motivo suficiente para declararlas anormales y aplicarles polémicos métodos de sanación. 

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Póster del documental de Catalina Villar. La cineasta bogotana explora con su obra una faceta desconocida en la historia médica de Colombia. Foto: Cinéma du Réel.

“Nunca tuve la oportunidad de conocer a mi abuela paterna. Cuando decidí hablar de ella, descubrí que su historia era el reflejo de muchas otras mujeres que han sido atormentadas por una psiquiatría un tanto maltratante, encasilladas por los hombres. El documental va más allá; espero que su historia cuente una parte importante de la historia de la psiquiatría colombiana”, afirmó Catalina Villar al diario El País de Cali.

La película, además de las necesarias entrevistas, muestra imágenes del Asilo de locas y otros manicomios de los años 50, en los que encerraban a mujeres. Hay algunas imágenes oníricas, como un caballo que recorre un viejo manicomio abandonado, que hacen un buen contraste con lo informativo. La obra es una producción de Perrenque Media Lab (Colombia), en coproducción con L’atelier Documentaire (Francia); tuvo el apoyo de Proimágenes Colombia, Minciencias y el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico. Ha ganado premios en festivales de Francia y Argentina, y en el Festival de Cine de Cali. 

Catalina Villar nació en Bogotá, vive en París desde 1984. Allí estudió Ciencias Sociales y Cine en La Femís. Ha dirigido los documentales Les Parrains de la drogue (1995), Diario en Medellín (1998), Patricio Guzmán, une histoire chilienne (2001), Bienvenidos a Colombia (2002), Invente-moi un pays (2005), y la ficción La Legende de la Mere Perdue (2005), entre otras películas. Es profesora y trabajó en la televisión francesa. 

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Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista colombiano. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.

 

 

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