Banda Reina del Porro de Rabolargo.
“Al porro hay que seguir pensándolo a fondo, más allá de intereses particulares”: William Fortich
En tiempos de redes sociales y algoritmos controladores, en el municipio de San Pelayo, cuna de la variante del porro sinuano conocido como palitiao, la tradición manda. Viaje a las raíces de un ritmo con cuerda para rato.
Tiene maneras de predicador: magnético y convincente. En sus conferencias, el público lo escucha, atento. En efecto, algo de fervor religioso parece revestir a William Fortich Díaz cuando aborda temas como bandas musicales de viento e identidad cordobesa. El escritor, investigador e historiador nacido en San Pelayo, Córdoba, es una de las voces académicas más autorizadas en Colombia para hablar (o debatir) sobre el porro y sus variantes. Si el lector explora algunos de los numerosos artículos académicos alojados en la web sobre este ritmo del Caribe, en cada uno encontrará al menos cuatro o cinco referencias sobre Fortich Díaz. En sus libros Las bandas musicales de viento, origen, preservación y evolución; Los embrujos de la música en el Sinú y el popular Con bombos y Platillos, escudriña, desde la investigación documental, los orígenes y el desarrollo de esta música instrumental, popularizada especialmente por las bandas de viento de Córdoba y Sucre, si bien, como el mismo Fortich indica, es ritmo familiar a toda la Región Caribe.
La búsqueda del escritor pelayero no se detiene. Las distintas investigaciones han reconstruido un mapa histórico de esta música que apunta hacia un posible origen en las gaitas de pito de cera. Pero a Fortich no parece bastarle. Quiere hallar el átomo del porro.
Contexto conversó con Fortich Díaz, a propósito del reciente Festival Nacional del Porro, que se realizó en San Pelayo el pasado mes de julio.
Ricardo Rodríguez: ¿Tiene el porro una filosofía?
William Fortich: Sin duda la tiene, como todas las músicas que tienen una historia a sus espaldas. El porro es una construcción colectiva, acumulativa a través de los tiempos, por lo tanto, podría decirse que es la filosofía festiva de un pueblo que lo goza, lo siente suyo, y así lo expresa.
R.R.: El porro pelayero o palitiao, del Sinú, y el porro tapao o sabanero, de Sucre, son vertientes muy populares. ¿Dónde nace el porro?
W.F.: En el Caribe colombiano el porro podemos encontrarlo en Córdoba, Sucre, Bolívar, Atlántico, Magdalena. En Chocó. La música de gaitas indígenas proveniente de lo que hoy es el departamento de Bolívar se ha tomado como un referente ancestral antiguo del porro. Enrique Pérez Arbeláez, en A la música y los músicos (1953), indica que esta música nació en el departamento del Magdalena. El movimiento de las bandas de vientos después de la independencia de Colombia, durante el transcurso del siglo XIX, herederas de una tradición de banda de música europeas, fue fundamental para el desarrollo del porro. Esto, a su vez, coincidió con un movimiento de las bandas musicales en el mundo. En Córdoba, esas agrupaciones interpretaban valses, polkas, mazurkas, pasodobles, danzas, contradanzas. La fusión con las sonoridades criollas fue inevitable y además fue lo mejor que pudo haber pasado porque se enriquecieron.
William Fortich Díaz y su obra más afamada, ‘Con bombos y platillos’. Derecha: Acta de la primera edición del Festival Nacional del Porro de San Pelayo.
Rastreando el sonido de los clarinetes en la bozá me encontré que estos instrumentos recrean la musicalidad del sonido antiguo de la gaita indígena.
Y sobre la variante de porro sinuano, ¿tenemos un origen?
Nuestras investigaciones apuntan a que después de la Guerra de los Mil Días, a principios del siglo XX, nace el porro palitiao, que identifica el sonido del Sinú, con la banda Ribana de San Pelayo, en el año de 1902. La Ribana estaba integrada por Alejandro Ramírez Ayazo, Samuel Herrera, José de la Encarnación Lugo Espinosa y Pablo Garcés Pérez. La sección de la bozá o entretejido de clarinetes donde callan las trompetas es el aporte característico de este estilo pelayero.
Rastreando el sonido de los clarinetes en la bozá me encontré que estos instrumentos recrean la musicalidad del sonido antiguo de la gaita indígena. Establecidos los aportes europeos e indígenas, tenemos que los ritmos de origen africano como los bailes cantaos, fandangos de lengua y el bullerenge también son una parte esencial del porro del Sinú. Es, pues, música llena de complejidades, constituida por elementos africanos, europeos y americanos, pero creada para el disfrute en la plaza pública. La banda Ribana y la banda Bajera crearon el modelo de porros, fandangos y puyas populares de Córdoba.
¿Estas investigaciones académicas se discuten actualmente en el Festival Nacional del Porro de San Pelayo? Este evento se caracterizó por sus tertulias y conferencias sobre este tema.
Como creo que usted sabe, el Festival Nacional del Porro lo creamos un en 1977 un grupo de personas de San Pelayo con vocación de pensadores. Estábamos Edgardo Hernández, Vladimir Angulo, Francisco Espitia, Aldo Galván, mi persona. No podemos hablar del festival sin hablar de Guillermo Valencia Salgado y de Víctor Maussa Galván, Manuel Zapata Olivella y Delia Zapata Olivella. Este grupo de intelectuales organizaron el festival para el despliegue musical de las bandas, pero también para pensar el porro, la identidad cultural sinuana, el folclor. Lamentablemente nada de eso se hace en el presente. El festival fue concebido como un instrumento de participación democrática y cultural. Y ahora lo que tenemos es un festival con un manejo unidireccional desde la Alcaldía de San Pelayo que deja por fuera a la comunidad.
¿Qué propondrías para revitalizar esa participación más activa de la comunidad en el evento?
Debería crearse una organización del folclor autónoma, que no dependa de la alcaldía. Cuando organizamos el festival por primera vez la dirección estaba en manos de personas que estudiaban la cultura y el folclor. Estos eventos, cuando se mezclan con políticos, como ahora, no van por buen camino.
¿Cómo está la salud del porro en este momento? ¿Lo tradicional Vs. las nuevas propuestas musicales y la academia?
Uno de los más grandes problemas que se plantean, en especial al Festival, es ese concepto: música tradicional y música académica. El público que se formó con unos conceptos claros sobre preservación y patrimonio en un momento determinado chocó con las nuevas visiones de los egresados de los programas de música. Parte de un público sin formación no veía bien que en tarima el músico desplegara técnicas de conservatorio. Hay un conflicto todavía en ese sentido. Por ejemplo, la banda María Varilla de San Pelayo, tiene una orientación muy técnica del porro porque su director, Carlos Rubio Acosta, es músico académico; y eso no le ha gustado a muchas personas. Persiste aún una visión muy tradicional de cómo debe tocarse el porro en la tarima.
El nuevo porro sinuano
Entre los objetivos del Festival Nacional del Porro se cuenta alentar la creación de nuevos porros pelayeros, a través de su categoría ‘porro inédito’. Y es que el sello palitiao tiene sus cultores incluso fuera de la región, como el músico Jossie Andrés Rangel, director de la Gran Banda de Guamal (Magdalena), quien se complace en componer porros nuevos con el estilo antiguo. O la agrupación Sinú Sax Quartet, dirigida por el monteriano Julio Castillo, quien lleva el porro palitiao y los fandangos a fusionarse con el jazz, hasta rozar algunos toques de hard bop. El trabajo musical de Adriana Lucía, Porro hecho en Colombia, no solo recupera pretéritos sonidos pelayeros, sino que experimenta con el flamenco, tendiendo puentes con un viejo estilo de porro llamado jondo, como el cante jondo español. Entre otras propuestas cordobesas está la Banda María Varilla, dirigida por Carlos Rubio Acosta, músico de conservatorio. Finalmente, los franceses La Belle Image Fanfare también fueron seducidos por el estilo pelayero, y en su repertorio incluyen porros como ‘Tres Clarinetes’ y ‘Ayapel’.
Querido lector: nuestros contenidos son gratuitos, libres de publicidad y cookies. ¿Te gusta lo que lees? Apoya a Contexto y compártelos en redes sociales.
Ricardo Rodríguez Vives
Editor y periodista monteriano, Especialista en comunicación y periodismo digital de la Universidad Pontificia Bolivariana. Creador del proyecto de ilustración informativa cultural Tertoons. Instagram: @tertoon56.