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Abelardo Carbonó nunca se consideró un pionero de la champeta en Colombia pero con sus experimentaciones musicales se adelantó por décadas a la apropiación de sonoridades africanas como el soukous en la música popular colombiana.

El talentoso músico cienaguero que creó desde música africana hasta rock & roll, en la voz de quienes lo conocieron.

Disciplinado, creativo, vanguardista, y encima, excelente ser humano. Con esas palabras podemos sintetizar al guitarrista, compositor y cantante costeño Abelardo Carbonó, fallecido este lunes 22 de noviembre a las 8:10 de la mañana en su residencia del barrio Villa del Carmen de Barranquilla, como consecuencia de las secuelas de la COVID-19. Tenía 73 años.

“Murió en mis brazos. Desde hacía casi ocho meses papá estaba afectado por una fibrosis pulmonar que lo obligó a estar con oxígeno en todo momento. A ello se sumó la profunda tristeza en la que lo sumió la muerte de mi madre Maritza, el 1º de abril, también por COVID. Lo golpeó muy duro, no lo superó”, dijo Carolina Carbonó Muñoz, segunda de los seis hijos del maestro.

Músicos, investigadores culturales y melómanos lo catalogaban como el precursor de la champeta, ese género musical criollo derivado de la música africana y fusionado con sonoridades del Caribe, del soukous y demás yerbas, que fue asimilado y solidificado en Cartagena. Sin embargo, Abelardo Carbonó aseguraba que él no era iniciador de nada. “Yo solo hago música a mi manera, y lo que toco no es música africana, sino música afrolatina”, aclaraba.

Fue un innovador y quizá, por su humildad, muchos no lo advirtieron. En Barranquilla frecuentaba la calle 72 por las noches y era confundido con uno de los tantos músicos que allí esperan ser contratados para una serenata.

“Antes de Anne Swing (Viviano Torres) y su legión de seguidores, Abelardo Carbonó había sorprendido a todos con su propuesta. Recuerdo que cuando yo trabajaba en Felito Records, por allá en la década de los 70, Humberto Cantillo, gerente de esa empresa discográfica barranquillera, trajo música de África. Entonces, Abelardo Carbonó, impresionado con el sabor de ese sonido excéntrico, exploró, mezcló e hizo sus experimentos. Por eso no dudo en afirmar que él fue pionero de la champeta”, recuerda el pianista Hugo Molinares.

Por su parte, el cantautor Miguel Fernando, quien durante varios años se desempeñó como productor de la extinta CBS, hoy Sony Music, recuerda: “tuve el atrevimiento de grabar al cartagenero José Valdez con su grupo de champeta para CBS. Ahí bauticé al grupo como Kaíne Sound Band, y Abelardo Carbonó fue decisivo con la guitarra y sus sugerencias, que fueron acatadas”.

Al igual que Andrés Paz Barros, autor de la inmortal ‘Cumbia cienaguera’, el carismático cantante Guillermo Buitrago, y el concertista Ramón Ropaín Elías, compositor de la alegre pieza ‘Currucuteando’, Abelardo Carbonó era oriundo de Ciénaga (Magdalena). Allí vio la primera luz el 18 de noviembre de 1948. Pronto se mudó con sus progenitores Fundación, municipio en el que su padre formó parte de la banda Los Tigrillos, interpretando porros y cumbias.

En 1958, antes de cumplir diez años, Abelardo fue llevado a Barranquilla por sus padres. En la capital del Atlántico aprendió a tocar la guitarra de manera empírica, pues no contaba con los recursos para estudiar en una escuela de música, como tampoco los tendría en el futuro para encarrilarse en la medicina, su gran vocación. Debió optar por la Policía Nacional, en la que comenzó en 1963, al tiempo que desarrollaba su actividad musical. Tras 15 años en la institución se retiró en 1978.

Abelardo Carbonó era un músico innovador, con sucundún único para producir todo tipo de música y para hacerse esencial en las agrupaciones en las que trabajó. En su obra hay una extensa variedad sonora que comprende música africana, son cubano, salsa, rock and roll, balada…

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Abelardo creó música africana, son cubano, salsa, rock and roll, y baladas. Sin importar el género, su música de caracteriza por un particular estilo personal.

“En 1975 grabé con la banda Abharca mi primera canción, una fusión llamada ‘Shallcarri’, todo un vacile cantado en wayuu. La compuse mientras militaba en la Policía, en un pueblo llamado Carrizal, en La Guajira”, me contó Abelardo Carbonó, en 2012, cuando yo le daba los últimos detalles a la biografía de Aníbal Velásquez, el diestro acordeonista para el cual Abelardo trabajaba como guitarrista en aquella época.

Reconocido con el remoquete de ‘El Mago del Acordeón’, Aníbal Velásquez expresaba así su particular visión de Abelardo Carbonó: “Cuando se hace alguna referencia sobre él, lo primero que suele escucharse es que fue el iniciador de la champeta, nada más, y él es más que eso: era un músico innovador, con sucundún único para producir todo tipo de música y para hacerse esencial en las agrupaciones en las que trabajó. En su obra hay una extensa variedad sonora que comprende música africana, son cubano, salsa, rock and roll, balada, mejor dicho, de todo un poco, como en botica”.  

Por varios años, Abelardo produjo música junto a sus hermanos Jafeth y Abel. Grabaron para Discos Machuca, del abogado Rafael Machuca Porto, ya fallecido, el que sería uno de los más grandes éxitos de su carrera: ‘A otro perro con ese hueso’, el cual salió a la luz, en 1979, bajo el crédito de Le Groupe d’ Abelard. “Quisimos ‘meter mono’ con ese nombre, y a fe que lo logramos, pues no fueron pocos los que creyeron que el nuestro era un grupo de Haití o de las Antillas”, me confesó en vida Carbonó.

Ciertamente, la propuesta de Abelardo estaba basada en la sonoridad de agrupaciones africanas como Super Negro Bantous, Víctor Uwaifo y Chief Oliver de Coque, entre otros.

Aunque se le considera visionario de la champeta, pues abrió la brecha que otros seguirían, Abelardo fue mucho más allá con su guitarra; sus exploraciones con sonidos psicodélicos no tuvieron límites.

Su carrera quedó sintetizada en la grabación de una veintena de discos de larga duración producidos por Codiscos, Sonolux, Ham Music, Palenque Records y los aludidos Felito Récords y Discos Machuca. Entre sus éxitos sobresalen ‘Carolina’, ‘Guana tangula’, ‘Guaguancó moderno’, ‘Muévela’, ‘Karina’, ‘El baile del indio’, ‘La negra culengue’, ‘Te acordarás de mí’, ‘Sí, sí, sí’ y ‘Alicia la campesina’ y los mencionados ‘Shallcarri’ y ‘A otro perro con ese hueso’.

¡Honores a este artista que construyó la psicodelia afrolatina y se convirtió en uno de los primeros músicos colombianos en apropiar con su guitarra las sonoridades africanas!

Cinco canciones para bailar al son de Abelardo Carbonó

Fausto Pérez Villarreal

Barranquilla (1965). Comunicador Social-Periodista, profesor de la Universidad Sergio Arboleda sedes Barranquilla y Santa Marta. Dos veces ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. En 2014 fue finalista del Premio Internacional de Puerto Rico, entregado en Madrid.