Margarita Garcia

La escritora y experta literaria barranquillera Daniella Sánchez Russo asumió desde el pasado mes de febrero la dirección del Instituto Caro y Cuervo. Foto: Archivo particular.

“Queremos que las historias y lenguas de las regiones de Colombia sean parte central del relato cultural del país”: Daniella Sánchez Russo

por | Mar 5, 2025

Por Juan Sebastián Lozano y Alberto M. Coronado

Daniella Sánchez Russo es la primera mujer costeña en ser nombrada directora del Instituto Caro y Cuervo. Su juventud, amplia formación intelectual, y enfoques novedosos, avizoran desde ya un giro en la dirección de la tradicional institución. Entrevista de Contexto.

Daniella Sánchez Russo, escritora y gestora cultural (Barranquilla, 1987), es desde el pasado 8 de febrero la nueva directora del Instituto Caro y Cuervo. Sánchez, desde su experiencia académica y su sensibilidad literaria, se ha planteado retos importantes para fortalecer la labor de esta institución. La misión del Caro y Cuervo es salvaguardar el patrimonio lingüístico y literario de Colombia a través de la formación, la investigación y la apropiación social del conocimiento.

Sánchez Russo tiene sendas maestrías en Escrituras Creativas por la Universidad de Nueva York, y en Lenguas Romances, y es Doctora en Estudios Hispánicos por la Universidad de Pennsylvania. Su tesis de doctorado explora el fenómeno de la servidumbre doméstica en América Latina y su representación en la novela del siglo XX. En consonancia con las políticas del presidente Gustavo Petro, y del exministro de las culturas Juan David Correa cartera ahora en cabeza de la artista y gestora cultural Yannai Kadamani, Daniella le aportará una mirada decolonial y feminista a un instituto educativo que ya transita este sendero. 

Antes de su nombramiento, la barranquillera era la Directora de la sección de Libro y Literatura del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Desde allí impulsó iniciativas como la creación de la Escuela Nacional de Edición, la Escuela Nacional de Librerías, y la Escuela Nacional de Poesía que ha impactado en escuelas públicas del país; entre otros logros, participó en el amplio homenaje que se le hizo a la novela La Vorágine en su centenario.

Alberto M. Coronado: La labor del Instituto Caro y Cuervo abarca más de ocho décadas en campos como la lingüística, la filología y la literatura. Dada la diversidad cultural del país y su fragmentación territorial, ¿cómo piensas proyectar su labor a diversos rincones del país?  

Daniella Sánchez Russo: Desde su fundación, el Instituto Caro y Cuervo ha mantenido una marcada vocación territorial. Ejemplo de ello es el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia (1950-1982), cuya actualización digital avanza hoy con bases de datos, corpus y herramientas tecnológicas para su difusión en entornos escolares, académicos y culturales. También destacan sus aportes en la salvaguardia de lenguas nativas y en publicaciones clave como el Léxico documentado para la historia del negro en América y Tradiciones de la gente del Hacha.

En esta gestión, fortaleceremos esa presencia territorial mediante diversas iniciativas. En 2025, impulsaremos la documentación de lenguas en peligro de extinción, en colaboración con comunidades como los Mapeyerri, los Kankuamo y los Nasa yuwe. Además, desarrollaremos talleres de edición comunitaria en municipios seleccionados, promoviendo el acceso al oficio editorial y fomentando la co-construcción de relatos locales como ejercicio de memoria histórica y comprensión del presente.

Asimismo, trabajaremos en la creación de bibliotecas accesibles con obras de autores colombianos, disponibles en bibliotecas públicas y a precios asequibles, reconociendo el libro como bien cultural. Por último, en alianza con el Ministerio de las Culturas, impulsaremos programas de formación en escritura creativa en instituciones educativas oficiales, articulando la literatura con la formación artística en las escuelas.

Alberto M. Coronado: Vemos hoy en Colombia una pasmosa realidad educativa, los estudiantes siguen obteniendo bajos resultados en lectura, por debajo del promedio de otros países de la OCDE, en un proceso que resulta decisivo para la vida académica y profesional. ¿Cómo analizas este hecho y qué gestión en el ámbito educativo consideras que podría desarrollar el Instituto Caro y Cuervo para ayudar a transformar esta realidad?

Daniella Sánchez Russo: Uno de los grandes desafíos en la educación es la manera en que nos relacionamos con el lenguaje. La lectura y la escritura suelen enseñarse desvinculadas de su dimensión creativa, lo que limita su potencial como herramientas de imaginación, expresión y construcción de mundos. Desde el Instituto Caro y Cuervo, creemos que el arte puede abrir nuevas puertas para que los estudiantes experimenten la lengua desde una perspectiva creativa. 

Por ello, trabajamos con el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes en la inclusión de la literatura y la escritura creativa como ejes fundamentales dentro de su programa de formación artística en instituciones educativas oficiales. En articulación con este Ministerio y el Ministerio de Educación, en 2025 iniciaremos un programa piloto en literatura y escritura creativa en los centros de interés de las escuelas públicas, con el propósito de ofrecer a los estudiantes una experiencia del lenguaje que los estimule y empodere.

Además, con la reciente apertura de 1.153 plazas para docentes de aula en áreas artísticas, incluyendo literatura, dentro del programa Artes para la Construcción de Paz del Ministerio de las Culturas, diseñaremos un plan de formación para docentes, que les permita fortalecer la enseñanza de la lectura y la escritura, principalmente, desde la creación literaria.

Juan Sebastián Lozano: En una nota periodística se menciona que tu gestión busca integrar enfoques decoloniales y latinoamericanistas a los proyectos del instituto. ¿Puedes contarnos más sobre el objetivo de esta orientación?

Daniella Sánchez Russo: Esta orientación parte del reconocimiento de que el conocimiento, las lenguas y las formas de producción cultural en Colombia han estado históricamente mediadas por estructuras coloniales. En el ámbito editorial, descolonizar implica fortalecer la producción de saberes desde las comunidades, promoviendo proyectos de edición comunitaria que den espacio a las formas de narrar, pensar y construir conocimiento desde los territorios. Asimismo, buscamos desarrollar publicaciones que inviten a repensar nuestras narrativas desde perspectivas propias.

En el ámbito lingüístico, el Instituto ha trabajado tradicionalmente en la documentación y estudio del español en Colombia, pero este esfuerzo debe ampliarse para reconocer la diversidad lingüística del país. Por eso, impulsamos iniciativas de documentación de lenguas indígenas en estrecha colaboración con las comunidades, asegurando que los procesos no sean solo académicos, sino que respondan a sus necesidades y perspectivas.

En el ámbito educativo, descolonizar significa revisar los enfoques curriculares y pedagógicos para que las comunidades puedan aprender desde sus propios marcos de referencia. Actualmente, colaboramos con el Ministerio de las Culturas y con programas de formación docente para que la enseñanza del lenguaje y la literatura en instituciones educativas oficiales incorpore la diversidad lingüística y cultural del país.

Por último, en el ámbito institucional y político, descolonizar implica fortalecer los vínculos con otros espacios de producción de conocimiento en América Latina, rompiendo con la idea de que España es el único referente académico y lingüístico. En esta línea, trabajamos en la internacionalización de nuestros programas en alianza con instituciones en Brasil y otros países de la región, con el objetivo de consolidar redes de trabajo y producción intelectual que reflejen mejor la diversidad y complejidad de nuestra realidad.

Decolonizar el conocimiento y las formas de producción cultural en Colombia y promover la producción de saberes desde las comunidades y los territorios, es el gran objetivo del instituto bajo la dirección de Sánchez Russo. Foto: Archivo particular.

El conocimiento, las lenguas y las formas de producción cultural en Colombia han estado históricamente mediadas por estructuras coloniales. En el ámbito editorial, descolonizar implica fortalecer la producción de saberes desde las comunidades, promoviendo proyectos de edición comunitaria que den espacio a las formas de narrar, pensar y construir conocimiento desde los territorios.

A.M.C.: En tu gestión el Instituto Caro y Cuervo creará una Escuela Nacional de Edición Comunitaria. ¿Qué nos puedes contar de esta iniciativa?  

La edición comunitaria ha sido una de las grandes apuestas del Instituto Caro y Cuervo en los últimos años. Se trata de un modelo editorial que pone en el centro la voz de las comunidades, permitiéndoles apropiarse de las herramientas de producción y circulación del libro para narrar su propia historia y fortalecer su identidad.

La creación de la Escuela Nacional de Edición Comunitaria busca formalizar y expandir esta apuesta, proporcionando formación especializada en distintos territorios del país y fomentando procesos editoriales autónomos.

J.S.L.: ¿Cómo puede contribuir el Instituto a darle más visibilidad a las culturas indígenas de Colombia, a sus lenguas, sus relatos, la manera en que cuentan sus vidas?

La manera en que el Instituto puede darle más visibilidad a las culturas indígenas, desde su misionalidad, es trabajando activamente con los pueblos tanto en la documentación de sus lenguas, como en la proyección creativa de estas lenguas a partir de áreas consolidadas del Instituto como el sello editorial, los programas de formación de educación superior, y el área de Investigación. Lo primero que estamos trabajando es la documentación de lenguas indígenas, que está acompañando por procesos de formación en documentación de lenguas en las comunidades con las que trabajamos. 

Mientras este proceso sucede, iremos entendiendo cómo se integran otras áreas como el sello editorial en la publicación de nuevos libros a partir de este trabajo. Actualmente, el sello está volviendo a entender qué parte de su acervo enfocado en lenguas nativas debe rescatarse o reeditarse. Entre esos proyectos está la reedición de Tradiciones de la gente del Hacha, mencionado anteriormente, y que recoge los relatos de la tradición simbólica andoque, a partir de relatos de sabedores del pueblo. 

A.M.C.: El Caribe colombiano es también un territorio de inmensa diversidad lingüística, de punta a punta y separados por un mismo mar están el creole del Archipiélago de San Andrés y Providencia, y el wayuunaiki, la lengua oficial del pueblo Wayúu. ¿Cómo fortalecer y proteger la transmisión de estas lenguas, muchas veces amenazadas por la transculturación y el conflicto armado?

Las lenguas deben fortalecerse a través de políticas públicas que articulen esfuerzos entre el Gobierno Nacional, los gobiernos locales y las comunidades. En este sentido, nuestro programa de documentación de lenguas se ciñe al Plan Decenal de Lenguas Nativas 2022-2032, que busca coordinar la acción institucional y propiciar la participación de los grupos étnicos en la protección y fortalecimiento de sus lenguas.

Para el Caribe, en particular, hemos priorizado la documentación del kankuamo, del pueblo Kankuamo en el Cesar, donde actualmente solo se reporta un hablante vivo. Buscamos comprender si, actuando en conjunto con la comunidad, podemos apoyar la salvaguardia de esta lengua y su apropiación por parte de las nuevas generaciones. Gradualmente, trabajaremos en la cobertura de más lenguas en el país, considerando que en Colombia hay 68 lenguas en peligro de extinción, incluyendo poblaciones indígenas, afro y rom.

J.S.L.: Eres una escritora nacida en el Caribe colombiano. ¿Qué crees que le puede aportar tu mirada y sensibilidad de escritora, de narradora, a la dirección del Caro y Cuervo?

Mi trayectoria como escritora me ha dado una sensibilidad particular para pensar la relación entre literatura y territorio, y en cómo el Instituto Caro y Cuervo puede contribuir a que las historias y lenguas del Caribe, la Amazonía, el Pacífico y otras regiones sean parte central del relato cultural del país. También me ha permitido entender el lenguaje como un territorio de memoria y resistencia, y en una institución como el ICC, esta mirada es clave para ampliar el alcance de nuestras investigaciones y proyectos.

Ser mujer y escritora me ha dado, además, una conciencia profunda sobre cómo ciertas voces, especialmente las de intelectuales, escritoras y gestoras culturales, han sido invisibilizadas en la historia del conocimiento. En el ICC, esta perspectiva es fundamental para revisar críticamente su archivo y sus proyectos, y para garantizar que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde en la construcción cultural del país. Sabemos, por ejemplo, que el archivo del Instituto conserva documentos de figuras como Soledad Acosta de Samper y Agripina Montes, pero hace falta un trabajo de rescate y difusión de estas voces. Si todo avanza como esperamos, en el segundo semestre de 2025 podremos revisitar parte de este archivo, tanto en formato digital como físico, con el apoyo de nuestro sello editorial.

Juan Sebastián Lozano

Escritor y periodista cultural. Ha colaborado en El Espectador, El Malpensante, Bacánika, Cáñamo y otros medios. Su libro de cuentos, La vida sin dioses, fue publicado en 2021 por Calixta Editores.

Alberto M. Coronado

Editor y periodista cultural egresado de la Pontificia Universidad Javeriana. Editó por más de un lustro las revistas Dominical y Latitud de El Heraldo de Barranquilla, diario donde adelantó una notable labor de periodismo cultural en el Caribe colombiano. Cuentos, crónicas literarias y entrevistas suyas han sido publicadas en revistas impresas y publicaciones web como El Magazín de El Espectador, revista Soho y La Silla Vacía. Ha trabajado con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –PNUD de la ONU y en proyectos museográficos y editoriales del Carnaval de Barranquilla. Desde 2020 es editor general de Contexto. IG: @albertom.coronado

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