Margarita Garcia

“The Substance”, filme de la directora y guionista francesa Coralie Fargeat, explora el tema de la obsesión por belleza en las sociedades occidentales. Foto: Glamour México.

Ser mujer encarna fuerza y vulnerabilidad, deseo y resistencia, cuerpo y espíritu, pero en el cine de Hollywood esta complejidad sigue atrapada entre miradas ajenas que nos cuentan sin dejarnos narrar a nosotras mismas. Aunque cada vez más directoras y voces femeninas emergen en la industria, la Academia continúa premiando relatos sobre mujeres contados por hombres. La urgencia de transformar el discurso y dar espacio a narrativas que nos representen en toda nuestra profundidad es más evidente que nunca. Un recordatorio en la celebración de este 8M.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, y con el boom de los premios Oscar en la mirilla, resulta relevante analizar la representación femenina en el cine, particularmente en dos de las películas más comentadas: Anora de Sean Baker y The Substance de Coralie Fargeat. Si bien ambas abordan la feminidad desde ópticas diferentes, hay una brecha significativa entre la forma en que retratan a sus protagonistas y el peso simbólico que tienen dentro de la narrativa.

Sean Baker es reconocido por su interés en dar voz a personajes marginales y su última película, Anora, no es la excepción. Centrada en una trabajadora sexual que busca cambiar su destino tras involucrarse con el hijo de un poderoso oligarca ruso, a simple vista parece un retrato humanizado de un personaje recurrentemente estereotipado. Sin embargo, la película sigue atrapada en la fascinación masculina por la mujer joven y bella, sin realmente adentrarse en la complejidad de su subjetividad. Anora se presenta como un reflejo de un sueño fugaz, una mujer que transita su historia sin la profundidad psicológica que su realidad demandaría. Por más que la cámara la acompañe con una mirada empática, su construcción se siente incompleta, vacía, reafirmando una visión cosificadora en donde la belleza y la juventud siguen siendo sus rasgos más destacados.

En contraste, The Substance, el impresionante filme que narra las desventuras de una mujer que ofrenda su belleza madura a cambio de la “eterna” juventud, propone una exploración visceral sobre el cuerpo femenino, el envejecimiento y las presiones que la sociedad impone sobre la mujer. Demi Moore encarna magistralmente a un personaje complejo, lleno de luces y sombras, deseo y vulnerabilidad, fortaleza y desesperación. Fargeat, su directora, no teme mostrar la crudeza de lo que significa ser mujer en un mundo obsesionado con la juventud, y en ese sentido, su película tiene un valor político y simbólico, mucho más contundente que Anora. Aquí no hay complacencia en la mirada, sino una crítica afilada sobre las expectativas irreales que recaen sobre el cuerpo femenino.

Mientras Anora se queda atrapada en la fantasía masculina de la mujer joven y deseable, The Substance abre una conversación mucho más profunda sobre lo que significa existir en un cuerpo femenino y los costos de intentar encajar en un ideal imposible. No obstante, Hollywood sigue resistiéndose a ver a las mujeres fuera de los moldes que la mirada masculina ha impuesto durante décadas. De ahí todos los premios Oscar que recibió Anora hace pocos días; la industria aún parece aferrarse a representarnos como objetos de deseo, jóvenes, complacientes y sin verdadera profundidad psicológica, limitando nuestro potencial narrativo a lo que es conveniente dentro de un sistema falocéntrico. Pocas películas se atreven a desafiar estos cánones, y cuando lo hacen, suelen ser resistidas o etiquetadas como “provocadoras” o “incómodas”. La urgencia de cambiar esta dinámica es más evidente que nunca, y producciones como The Substance marcan un camino necesario hacia una representación más honesta y libre de la visión limitante de la mujer en el cine.

En “Anora”, Ani, interpretada por Mikey Madison, encarna a una prostituta que busca cambiar su vida al relacionarse con un oligarca ruso. Foto: 20 Minutos.

Mientras Anora se queda atrapada en la fantasía masculina de la mujer joven y deseable, The Substance abre una conversación mucho más profunda sobre lo que significa existir en un cuerpo femenino y los costos de intentar encajar en un ideal imposible.

En conclusión, en un día como hoy, en el que buscamos reivindicar la diversidad y complejidad de la experiencia femenina, es importante distinguir entre aquellas representaciones que nos devuelven una imagen bidimensional y aquellas que realmente nos desafían a mirarnos con una nueva perspectiva. Títulos como Portrait of a Lady on Fire de Céline Sciamma, The Lost Daughter de Maggie Gyllenhaal, Women Talking de Sarah Polley y Titane de Julia Ducournau presentan personajes femeninos con profundidad, explorando temas como la autonomía, el deseo, la maternidad y la resistencia frente a las estructuras patriarcales. Son películas que no solo desafían los estereotipos tradicionales, sino que también abren el camino para nuevas narrativas donde las mujeres pueden ser complejas, imperfectas y, sobre todo, humanas, auténticas y empoderadas.

Lina Hernández

Artista plástica del Instituto Departamental de Bellas Artes de Cali con una maestría en Bellas Artes con énfasis en educación artística de esa institución educativa.

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