La mosca ‘soldado negra’ (Hermetia illucens) cuenta con altos niveles de fibra y son una fuente altísima de proteínas, aminoácidos esenciales, calcio, magnesio y hierro.
La Universidad del Norte adelanta una investigación con la que busca dar a conocer el valor nutricional de insectos que crecen en los bosques secos tropicales del departamento del Atlántico y cuyo consumo podría aliviar el problema de seguridad alimentaria de la región.
Comer insectos no es una práctica que haga parte de la cotidianidad de los pobladores de la región Caribe de Colombia; sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, asegura que estos animales hacen parte de la dieta de más de 2 mil millones de personas en el mundo y son catalogados como “la comida del futuro”.
Cientos de investigaciones alrededor del mundo buscan determinar si ciertos tipos de moscas, larvas, grillos y hormigas son aptas para el consumo humano, teniendo en cuenta su valor nutricional, así como los problemas de inseguridad alimentaria y las consecuencias del cambio climático y la ganadería extensiva.
Precisamente, en el marco de la feria gastronómica ‘Sabor Barranquilla’ que se llevó a cabo la semana pasada, su fundadora y directora, Patricia Maestre, señaló que la pandemia de la COVID-19 develó y agudizó todas las desigualdades. Entre ellas la falta de alimentos suficientes para millones de seres humanos.
Maestre, en su discurso de apertura del evento, indicó que según la FAO anualmente en América Latina y el Caribe más de 127 millones de toneladas de alimentos se pierden o se desperdician, un panorama preocupante si se tiene en cuenta que esto ocurre en una región en la que cerca de 47 millones de personas padecen subalimentación aguda, o, dicho en términos más coloquiales: física hambre.
La realidad local también da fe de esta problemática. Según cifras de Fundesarrollo, la inseguridad alimentaria afecta al 65 % de los hogares de la región Caribe y en el caso de Barranquilla, cómo ya lo ha informado Contexto en diversas entregas, el porcentaje de hogares que no comen tres veces al día también va en aumento.
Insectos contra la seguridad alimentaria
¿Cómo combatir este flagelo que viven niños, jóvenes y adultos del Caribe colombiano? Una investigación de la Universidad del Norte busca determinar si algunos insectos que crecen en los bosques secos tropicales del departamento del Atlántico podrían reemplazar, mediante la elaboración de diversos tipos de alimentos, el consumo de productos cárnicos y contribuir a la dieta de los habitantes de la región.
El biólogo evolutivo y líder de la investigación, Rafik Tarek Neme Garrido, durante su conferencia ¿Cómo reducir la inseguridad alimentaria en el Atlántico combinando genómica y biodiversidad?, en el marco de ‘Sabor Barranquilla’, explicó que la investigación busca encontrar formas más económicas de producir comida con un menor impacto sobre el medio ambiente.
El experto indicó que una de las razones por las cuales resultan preocupantes los altos índices de inseguridad alimentaria es que a futuro hay una gran probabilidad de que haya escasez de comida y existan más hambrunas en el mundo, toda vez que la producción agrícola, que depende de grandes extensiones de tierra, agua y otros factores, se haría cada vez más difícil.
“Estamos buscando sistemas biológicos que puedan llevarse a la producción de alimentos que dependan de muchas menos variables y estén mucho mejor adaptados a cambios climáticos. En ese sentido los insectos tienen muchas características favorables, son pequeños, tienen regulación térmica y muchos están adaptados a condiciones duras de agua y temperatura”, explicó Neme.
Un stand de comida en una tienda de cadena en España ofrece productos alimenticios hechos a base de insectos.
Hay más proteína en un gramo de insectos que un gramo de res. Las grasas que necesitamos para nuestra alimentación como las saturadas, insaturadas, polisaturadas también están presentes en estos organismos.
Moscas, altas en proteínas
El investigador Rafik Neme señaló que la recolección de insectos se está realizando en varios puntos de Barranquilla y el Atlántico como el Jardín Botánico, y los bosques secos de Piojó, Chorrera, Tubará y Puerto Colombia.
Dentro de la investigación han encontrado un insecto conocido como la mosca ‘soldado negra’ (Hermetia illucens) propia de la región Caribe y que crece en entornos naturales cercanos a las ciudades. Esta mosca cuenta con un alto potencial nutricional y es un insecto modelo para el reciclaje de materia orgánica y producción de biomasa como fuente alternativa de proteínas en la alimentación de animales y humanos.
“Hay más proteína en un gramo de insectos que en un gramo de res. Los elementos constitutivos no son muy distintos, estamos hablando de animales que están hechos de músculos. Las grasas que necesitamos para nuestra alimentación como las saturadas, insaturadas, polisaturadas también están presentes en estos organismos”, detalló el docente investigador, quien también afirma que nutricionalmente estos insectos cuentan con altos niveles de fibra y son una fuente altísima de proteínas, aminoácidos esenciales, calcio, magnesio y hierro.
¿Cómo cambiarle el chip a las personas?
Aunque en Colombia no es muy común que los insectos hagan parte de las mesas de los hogares –en países como México el llamado chapulín, preparado en diferentes presentaciones es cada vez más común–, Rafik Neme afirma que las moscas guardan relaciones evolutivas con otros animales como la langosta.
Para el experto es clave que “como sociedad empecemos a explorar estas fuentes de alimentación, pues opciones como la ganadería extensiva en Colombia no solamente está dejando a las poblaciones con cada vez menos alimentación, sino que también pueden ser una fuente de desigualdad”.
En este sentido, se hace necesario un trabajo mancomunado entre la academia, la industria y las autoridades locales y nacionales para realizar campañas pedagógicas en las que se resalten la importancia nutricional de los insectos que crecen en nuestro territorio. De igual forma, una vez concluyan las investigaciones, se hace necesario trabajar en productos llamativos para el consumidor como ya se hace en otros países en donde los insectos se comercializan en formas de harina, galletas, panes y otras presentaciones.
Eduardo Patiño M.
Periodista de las secciones Ciudad y País de Contexto.